Capitulo 9

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Lunes. Ocho treinta de la mañana. Clase de Matemáticas.

Definitivamente esto no iría bien. Se habría sentado con Gracie, pero ella no tenía matemáticas a esa hora. Y Beth se había estado besuqueando con Justin durante toda la hora, lo que hacía más difícil sacarle los ojos de encima y no sentir su sangre hervir. Pero, de todos modos, ella era la causante de eso. Si no le hubiera pedido a Justin que se fuera, el no estaría dándose besos con Beth. Simple, la ley de causa y efecto.

Respira, tranquila, respira…

Casi parecía que los dos se fueran a ahogar, estaban cómo en una batalla. Sus bocas chocaban y… bueno, repugnante pero cierto. Esto era más que un beso, era como si estuvieran a punto de tener sexo allí, en medio de la clase.

-¡Elizabeth y Justin, esto no es un motel, así que dejen de besuquearse o los mando directo a la oficina del director!-gritó la cuarentona de la profesora.

Beth se ruborizó y empezó a peinarse y se bajó un poco más la falda. Justin gruñó y se acomodó la camisa, esperaba con ansías el toque de la campana para largarse a casa… con Beth.

Sí, le dolía desde lo más profundo de su corazón que _____ estuviese allí, sola, sufriendo mientras lo veía con Beth, besándola, acariciándola como si fuera suya. Le dolía, pero las cosas eran difíciles para él. Pese a su dolor, el seguía conservando su orgullo, que era del tamaño del Empire State*

Pero cuándo besaba a Beth, imaginaba que estaba besando a _____ y no a ella. Además, ¿Quién sería tan estúpida cómo para perdonarlo? Beth.

Y se dio vuelta para mirar a _____.

Y ella agachó su mirada, avergonzada.

¿Dónde quedó el amor?

Se ha ido.

(…)

Habían tocado la última campana, lo que daba inicio al cierre de la jornada. Todos los adolescentes salieron disparados hacia las puertas, cómo una avalancha, cómo un tren que va muy rápido. Cuándo la multitud se dispersó, en medio del pasillo, sola, estaba _____. Tranquila, mirando al suelo, caminando lentamente hacia la puerta. Beth ya se había fugado del colegio horas antes… con Justin. Y ella se quedó allí, mirándolos desde la ventana de la sala de clases, con pena.

Escuchó a la profesora dar un grito y enojada, patear su escritorio y murmurar:

“Se han ido; otra vez no los he conseguido atrapar”

Y _____ se alarmó y se puso en cuclillas, y luego se puso a gatear como un animal. Rápidamente, se escabulló hacia la salida y escapó.

(…)

Las cosas se estaban subiendo de tono con Beth. Ella era fácil, una ramera y no había duda que tenía en su organismo más de cinco enfermedades venéreas. Con razón en segundo año le llamaban “La chica VIH” por acostarse con el equipo de Lacrosse del Instituto.

Justin no hacía más que besarla, y acariciarla. Tomaba de sus cabellos, de un color rubio platino, jalándolos lentamente hacia él para acercarla más.

Beth se separó de él y tomó una cerveza. 

Silencio incómodo. Demasiado, que Beth decidió romper.

-¿Terminaste con la zorrita de _____? 

Justin sintió nuevamente ese vacío en su interior y unas ganas de golpearla, de golpear a Beth, de golpearla porque ella tenía la culpa de todas las mierdas que le pasaban a él y a _____.

-Sí. Ella me dejó. Por… por tu culpa-exclamó, apretando la mandíbula y frunciendo el ceño-Tienes la culpa de todo.

Sabía que no podía golpearla. No, si quería ganarse muchos años tras las rejas no lo haría. Pero sabía la mejor manera de herirla… directo en su ego.

Le apuntó con su dedo y prosiguió, con coraje:

-Si tú no hubieras llegado a mi vida, hubiera sido feliz. Feliz, con _____, porque tu eres una basura, una escoria.

-Justin, no sabes lo que dices. Ven conmigo-exclamó Beth, desabrochándose el brassier.

-¡No! ¡Ya no más, Beth! ¡No soy tu juguete! ¡Tú… me hiciste dejar ir al amor de mi vida!

Y Beth se quedó callada. Quieta, cómo una momia.

-¡¿Ves que tengo razón?!-gritó Justin, haciendo una pausa para calmarse un poco-Beth, si no quieres ir a la cárcel durante el resto de tu vida por acoso hacia _____, déjame en paz… y déjala en paz a ella también.

Beth se puso a llorar, pero a Justin no le importó.

Sólo tomó su chaqueta y salió de allí.

(…)

¿Cuántas habían sido las horas en las que _____ se había pasado llorando? Perdió la cuenta. Apretaba su almohada contra su pecho con furia y dolor, mordiéndose el labio para evitar gritar de coraje. Las lágrimas salían rápidamente, como si fuera un río o una lluvia.

Siguió llorando y la puerta de su habitación se abrió de par en par.

Su padrastro, un borracho, tambaleándose hacia ella. Con una botella de licor en su mano, y con toda la fuerza que le quedaba, la rompió en la cabeza de _____.

-No… no por favor… no de nuevo… ¡No!

(…)

Justin corría en dirección a la casa de _____ a pedirle perdón. Con cada paso que daba, su adrenalina subía más y más. Subió por la ventana, ni necesitaba usar la puerta.

Observó a un hombre, gordo y borracho, con sangre en sus manos.

Y luego vio a _____, llorando en el piso. Ella se dio cuenta de su presencia y movió su cabeza, indicándole que tenía permiso para entrar.

Justin se abalanzó contra el borracho que había abusado de _____.

-¡Cierra tus ojos _____, no veas!

La castaña cerró sus ojos y cubrió sus oídos. Temblaba y seguía llorando. 

¿Por qué Justin siempre tenía que ser su héroe?

Y escuchó gritos, golpes, vidrios rompiéndose… y luego, nada.

Abrió los ojos lentamente y sintió la sangre correr. Y vio a su padrastro… quieto, demasiado quieto en el piso.

-Lo has matado.

AWKWARD. | j.b |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora