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POV. Romina
Mi madre no volvió a ser la misma conmigo. Estaba tan encerrada en ella misma, tan ajena a mí, que me dolía tanto su indiferencia. Ya no me importaban los últimos días en la escuela, sabía muy bien cómo serían: susurros, miradas que matan, insultos por doquier... Me había estado preparando para esto más de lo que alguna vez me podría haber imaginado.
El rumor se había esparcido tan rápido como las plagas. Unos decían que sólo me gustaba jugar con los hombres, otros decían que Gabriel estaba planeando una dolorosa venganza contra mí, y otros más decían la verdad.
Amanda y Carolina no me dejaron de hablar, pero tampoco me hablaban tanto. No las veía consolando a Gabriel, ni dándole un hombro para llorar... Todo estaba fuera de sus cabales. Todo estaba triste, todo color café: triste y marchito por donde viera.
El último día de clases me sentía libre, me volvía a sentir yo. Cuando regresé a casa me llevé una impactante sorpresa. Mi padre estaba sentado en el sillón de la sala de la que había sido nuestra casa por cuatro meses. Se encontraba al lado de una mujer esbelta, de cabello lacio y sedoso, entonces comprendí que ella era su esposa ahora.
-Te irás a vivir un tiempo con tu padre -dijo con esfuerzos mi madre, Miranda-. He platicado con él los últimos días, y también cree que este no es el tipo de vida que debes llevar. Tienes que estar en un lugar estable y... -rompió en llanto.
-¡Pero no quiero irme con él! -insistí.
Sabía que mi relación con mi madre estaba quebrada, en donde ella se encontraba del otro lado de la acera y lo que nos impedía reunirnos era un gran acantilado de memorias y sentimientos.
-Vamos cariño, tu madre no se siente bien por el momento -dijo mi padre, tratando de dejar el pasado en el pasado y retomar su papel de figura paterna en mi vida-, así que pasarás unas semanas conmigo.
Me desconecté. Me desconecté de la vida, de mi entorno, de todo... La última vez que le dije algo a mi madre fue ese día. La vi alejándose de mí, a pesar de que el carro era el que se movía conmigo adentro. Entonces comprendí que era lo mejor para ella, porque no sería nuevamente feliz conmigo a su lado.
Mi padre tenía otra hija. Una hija que fue concebida cuando aún estaba casado con mi madre. Tenía una media hermana un dos años menor que yo, se llama Estefanía.
Viví con ellos lo que quedaba de mi adolescencia. Me gradué con honores de mi carrera, y fue ahí cuando volví a ver a mi madre. En esa época de universidad también conocí a un joven espectacular, su nombre es Javier. Era mi profesor, y aunque no lo crean no es tan viejo a como creen, tiene tan sólo veintinueve años, y yo con veintidós... No está nada mal para mis gustos.
Un día cuando él llegaba de dar clases en la universidad en donde lo conocí, le di la grata sorpresa:
-Estoy embarazada, Javier.
Tuvimos un hijo, que se llama Miguel, y esta es su historia.
PRÓLOGO CONTADO DESDE EL POV DE ROMINA.
LA SECUELA SERÁ NARRADA EN PRIMERA PERSONA PERO AHORA SERÁ EL TURNO DE MIGUEL.
¿Quién está feliz de la secuela de COLORS?
Espero sus votos y comentarios, los amo #colorings <3
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DEEP COLORS
Short StoryMiguel es un chico lleno de entusiasmo, pero sobre toda esa alegría siente un hueco en lo profundo de su blanca y pura alma, y no sabe qué le falta. "Se dice que los ojos son la puerta del alma, pero también son la puerta a la tentación y disco...