El olor a perfume barato y alcohol te hace sentir inseguro, más por aquellas calles tan luminosas, luces de colores tan vivos y exagerados que parecen una burla. Un circo de mujeres con modales temporales, que una vez tienen los billetes, desaparecen dejando atrás un hilo de olor a perfume, cigarrito y látex. Los espectadores son robustos con alajas por su gordo cuerpo, con poco cabello y dientes de oro, llevan siempre un puro en la mano, que nunca he podido verlos fumar, extrañamente este se encontraba a medio camino de ser consumido, que al toparse con una mujer de ese lugar, era arrojado por un caballeroso hombre de negocios inmorales. Pasar por esta atracción de turismo cada noche me acostumbraba a ser de abajo, pensar en fechorías y sentirme libre. Cuando pisaba el sucio pavimento pensaba que llegando a casa debía lavar la suela de mis zapatos con todo tipo de jabon, cosa que nunca hago debido a la fatiga. Esta rutina siempre me tenía pensando en que tipo de persona tiene los escrúpulos de mezclarse en ese ambiente. Era un circo de mala muerte, recuerdo bien la ocasión en que un escupe fuego alcoholizado hasta las venas me enfrentó sin motivo alguno, como si fuera un obstaculo en su camino se aproximó hacia mi encolerizado señalandome y balbuseando cosas que ocurrían en su cabeza y no entendía, antes de llegar a toparme de frente tropezó torpemente reventadose la quijada. ¿Será a caso que este tipo de eventos son lo que vienen a entretener a la gente de mayor categoría?