Algo hizo que pudiera reaccionar de lo que estaba haciendo y me quité de en cima, me senté en la silla de mi escritorio y lo miré detenidamente. Es más sexy que cualquier otro día, pero no me permitiré hacerle daño por solo un minuto de excitación.-Olvidemos lo que acaba de ocurrir por favor-.
-Trataré, no prometo nada- solo se dedica a mirarme con cara de ganador-.
Estábamos en mi pieza y ninguno de los dos podía olvidar lo ocurrido, se notaba por nuestras caras y por el largo e incomodo silencio. No nos miramos ni nos hablamos por un rato hasta que interrumpí al silencio, por fín.
-Iré a buscar algo para tomar. Espérame aquí-.
Bajé hacia la cocina para ver que había y encontré algo...
Se la creyeron, era mentira, no había nada. Solo botellas vacías y oxigeno. Algo de oxigeno también sirve pero no alimenta ni quita la sed.
Fui a la habitación para avisarle que me acompañara a comprar pero no estaba.
«¿A donde se habrá ido?»
De todos modos fui a comprar sola. Pero antes de salir me cambié de ropa. Salí con unas convers verdes con negro y blanco en los bordes, con unos pantalones negros rotos al alcance de la rodilla, con una polera negra con el diseño de la torre eiffel y con mi parca que me regaló mi mamá hace unos años. Cuando venía regresando ya con las bebidas y el alcohol me venían siguiendo unos tíos muy extraños, al doblar en una esquina me puse a correr y me escondí. Saben, la ventaja de usar siempre ropa negra es que no te logran ver en la oscuridad, así que logré despistar a los extraños. Seguí caminando hasta que llegué a mi casa y en eso encuentro a Samuel en mi pieza.
-Pensé que te habías ido-.
-Solo fui al baño. Te ves hermosa de negro como siempre-.
-No exageres, solo es la misma ropa de siempre. Ven, ya traje algo para tomar-.
Nos en cerramos en mi pieza ya que llegaron mis papás y siempre van a molestarme cuando estoy con alguien.
Le pasé una cerveza a Samuel.
La abrió.
Tomó un sorbo.
La saboreó.-No la habías probado nunca esta marca?-.
-No pero me gustó, es distinta al resto al igual que tu-.
-ya para con eso por favor. Nosotros no tendremos nada-.
-Lo sé, pero no puedes aceptar un cumplido de tu amigo?-.
-Perdón, no estoy acostumbrada a que me digan cosas así o que sean buenos conmigo-.
-Mereces que te traten bien. Mereces que alguien te ame y te cuide pero tu alejas a cualquiera que trata ayudarte-.
-Es mejor así, no crees?- abrió mi ventana, desde ahí se puede ver gran parte de la ciudad gracias a que estamos situados en una montaña- qué es lo que ves?-.
-A las personas. Corren de un lado a otro, siempre con prisa, nunca disfrutan de la vida. Otros la disfrutan demasiado y terminan echándolo a perder todo. También veo alegría, dolor, tristeza, belleza, todo eso reflejado en una chica que aleja a cualquiera que quiere ayudarla y ella cree que es mejor así-.
-Por favor detente, no lograrás mucho si sigues con lo mismo-.
-No pararé hasta saber que tu estarás mejor, no pararé hasta mirarte a los ojos y ver alegría, no tristeza ni dolor-.
Se acercó.
Tomó un sorbo de su bebida.
Me miró fijamente.
Y me repitió.-No me alejes, solo... Deja que te ayude, así de sencillo-.
No dije nada, solo me acerqué lo suficiente para sentir su respiración. Escuchaba su corazón latir rápido, creo que late mas rápido que el de una gacela. Lo miré hacía arriba, me estaba tentando de nuevo, pero esta vez me rendiré en sus brazos y dejaré de ser terca y orgullosa con el.
-Sólo tienes que pedirlo y lo tendrás- sujetó mi cara con su mano y me habló suavemente y cada vez mas cerca- pídelo Rachel.-
-Besame.
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Rachel.
Fiksi RemajaTenía una vida como todos, familia que la amaba, amigos, un amor de verdad. Pero no todo dura para siempre, ocurrió un accidente y con ello toda su vida se derrumbó llevándola hacer cosas que nunca hubiera hecho en su antigua vida. ¿Alguien podrá ay...