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(♖)


Una vez dentro de la casa, Hyeri se encontraba acostada en su cama hecha un burrito entre las sábanas.

—¿Por qué te preocupas tanto por mi?— preguntó sorbiendo su nariz.

—Tengo mis razones.— el peliplata se encogió de hombros con una sonrisa juguetona.

—No vale.— Hyeri hizo un puchero y se incorporó en la cama. Chanyeol yacía sentado en la parte donde descansaban sus pies.

La chica estaba mirándolo aunque en su mente, no había nada. Su mente estaba en blanco, hasta que él acercó una mano a su mejilla, y la menor comenzó a llorar.

Típico estado de borrachera.

—L-lo lamento.— murmuró a lo que el mayor la miró confundido. —L-lamento haberme ido de casa y no hacerte caso...— su mirada estaba pegada al piso —Lamento también casi haber besado a aquel chico pelirrojo de la fiesta,— al instante, Chanyeol mostró una mirada de confusión ante aquello y su mano bajó de su mejilla. —aunque no lo hice, aún así te pido perdón...— sollozó silenciosamente y se aclaró la garganta. —Perdón por hacer tu vida dificil...

—Hye, tú no has hecho mi vida difícil.— dijo comprensivo volviendo su mano, está vez a su hombro cubierto por la blusa de la pillama. 

—Claro que si, si no ¿Por qué reaccionaste de esa forma en la tarde?— preguntó a lo que Chanyeol se quedó sin palabras. —Exacto, soy un desastre.— Hyeri se dejó caer en la cama cubriendo su rostro con sus manos.

Chanyeol no concebía sus palabras. Ella estaba siendo muy dura consigo misma, lo que lo hacía preocuparse. Se levantó de donde estaba y se acostó al lado de la chica, retirando las pequeñas manos de su rostro. Hyeri veía el techo evadiendo su mirada.

—No eres un desastre, eres lo más lindo que he tenido en toda mi difícil vida, tú fuiste mi escape de la realidad en la que vivía, y te debo la vida por ello.— sentenció él mirándola con una ligera sonrisa.

Hyeri jadeo por sus palabras y tras aquella declaración se acercó para abrazar al mayor. Chanyeol se sobresaltó por la sorpresiva muestra de afecto. Sus brazos, después, se cruzaron por su espalda respondiendo a su abrazo. Una vez que lo tenía en sus brazos, levantó la mirada para verlo fijamente. Grave error. Aquellos orbes estaban teñidos por un café tan dulce, tan hermoso. Irradiaba cariño y un amor cálido que le hacía sentirse en casa. Los de Hyeri eran de un color algo grisáceo lo que los hacía más interesantes.

Ambos, como si un imán los estuviera absorbiendo, comenzaron a acercarse lentamente con el simple pensamiento en la mente de que no se arrepentirían de lo que estaban por hacer.

Para Chanyeol, era su primera vez sintiendo aquel calor en su pecho, lo había sentido algunos meses antes con Unso, una chica de donde el venía, pero resultó ser igual a las demás ahí.

Quería seducirlo para después, hacerle algo malo.

Hasta que encontró a Hyeri y comenzó a aprender lo que realmente significaba amar. Todos aquellos pensamientos sobre su pasado se vieron interrumpidos cuando los labios de ella chocaron con los de él. Cerró los ojos ante el dulce impacto y tomó de las caderas a Hyeri disfrutando de la sensación. Un sólo movimiento de sus labios bastaron para que perdiera la noción del tiempo. Como si su alma abandonara su cuerpo. Los labios de ella tenían una exquisita textura, aunque, con un leve sabor a alcohol. Aún así, eso no lo detuvo.

Ambos se saborearon mutuamente como si no hubiese un mañana. Y la verdad, ésta era la parte favorita de Hyeri, los besos. No podía decir que éste era su primer beso, sin embargo, le cosquilleaba el estómago y le daba pequeños temblores a su cuerpo ante la sensación de tener unos labios pegados a los suyos, que la querían tanto como ella quería al contrario.

Una vez que se separaron, juntaron sus frentes escuchando las respiraciones irregulares del otro. Un último beso proveniente de él bastó para que ambos quedaran profundamente dormidos.



ESPECTRO ⚊ PARK CHANYEOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora