PRÓLOGO

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Clarke Griffin nunca pensó que este día llegaría, nunca creyó que habría un hombre después de su padre en su vida y en la de su madre, y sin embargo la llamada que acababa de recibir cambiaba absolutamente todo. Colocó el teléfono sobre el buró, justo al lado de la cama y después se dio la vuelta en para contarle a Finn el motivo de la llamada. Él escuchó atento y se emocionó tanto que pareciera que quien se casaría sería su madre y no la de su novia. No es que ella no estuviera feliz; realmente lo estaba, el problema era ese desagradable nudo que se formaba en la boca de su estómago tan solo de pensar en la idea de tener que visitar su pueblo natal después de todo lo que había pasado.

Su novio, quien aún estaba tendido desnudo a su lado, sonrió de esa forma que sólo él podía y cerró el espacio que había entre ellos con un beso lo suficientemente apasionado para excitarlo, aunque en esta ocasión Clarke había tenido suficiente con la primer ronda.

¿Cómo podría continuar si ahora no podía sacarse a su padre de la cabeza?

Aun recordaba la última vez que lo vio, descansando en su cama de hospital. La habitación olía a enfermedad y flores, pero éstas no hacían sentir a nadie mejor. El cáncer había atacado de una manera muy drástica sobre su salud y en cuestión de meses lo arrastró hasta la tumba. Clarke no podía entender por qué su madre mantendría la situación en secreto por tanto tiempo y lo que aún le dolía era que nunca pudo estar con él de principio a fin. Jake Griffin era su persona favorita en todo el mundo. Su padre fue quien le enseñó a seguir sus sueños y a pelear por conseguirlos pero ahora todo lo que le quedaba de él era un simple reloj roto, igual que ella.

Abby Griffin vivió su duelo inmersa en su trabajo, aunque eso le costara el escaso tiempo que tenía con su hija. Clarke sabía que su madre no volvería a abandonar el hospital, intentando salvar tantas vidas para compensar la única que no pudo salvar. Sin embargo, Finn siempre estuvo a su lado. Finn, el chico con quien Jake no dejaba de bromear. Finn, el chico cuyo cabello nunca le agradó a Abby. Finn, la única persona que se quedó.

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Su día en la galería no fue tan diferente a los demás, excepto que hubo junta directiva y también sería la visita a su madre. Cualquiera que pensara que trabajar en una galería de arte era poca cosa, en definitiva debería intentar trabajar en una. Clarke no podía creer cómo era posible que aun existieran personas que menospreciaban lo que hacía; los inversionistas de la junta, por ejemplo. Afortunadamente Finn estuvo siempre a su lado esperando interceder en caso de que fuera necesario pues no hubo ningún momento que su estómago no se sintiera del tamaño de una canica y la llegada al aeropuerto solo pareció empeorar la situación. Último llamado para el vuelo 61168 de París a Estocolmo.

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-Pero está bien, supongo-. Lexa sostenía su vaso firmemente mientras Wells lo llenaba de champaña. -Hace a mi papá muy feliz-, dijo mientras bajaba la mirada para ver lo que el moreno acaba de servir. -Un poco más, por favor-.

-De acuerdo.

El chico llenó la copa y después se dio la media vuelta para poder observar lo mismo que veían los verdes ojos de la joven. Frente a ellos se encontraba una romántica escena donde los recién comprometidos eran los protagonistas.

El jacuzzi parecía agradable, al igual que el vino que estaban bebiendo y las miradas de miel que compartían Abby y Marcus. El tiempo parecía pasar tan lento observándolos que Wells casi tiró su copa cuando vio a Lexa sosteniendo su cámara, grabando.

-Wells...

-Espera-, dijo él mirando la pantalla de su celular.

-Di unas palabras que describan a Abby.

-Maldición-, el chico parecía angustiado así que Lexa bajó la cámara y lo miró con el ceño fruncido en preocupación.

- ¿Qué pasa?

-Son mi hermana y su novio... van a llegar tarde.

La joven intentó decepcionarse al igual que su futuro hermano, pero el hecho de que las dos personas que irían eran desconocidas para ella no ayudaba mucho. Sin embargo, al levantar la cabeza vio algo que no debía e inmediatamente el arrepentimiento se encargó de cualquier preocupación que sintiera anteriormente. -Oh, no, no, no-.

Wells volteó a ver qué pasaba y se arrepintió de igual manera, -Creo que tu papá es algo rápido-.

-Bueno, tu mamá no es una santa precisamente.

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-Me queda perfecto.

Clarke observó el anillo en sus dedos y después le regaló una sonrisa a medias a su novio, ahora prometido.

-Jamás me lo quitaré.

- ¿Lo prometes?-, preguntó Finn desde su asiento, justo al lado de la ventanilla porque le gustaba mucho admirar la ciudad antes de aterrizar.

Clarke sonrió más ampliamente y le plantó un romántico beso. -Por supuesto-, le susurró en los labios.

La ciudad de Estocolmo estaba plagada de movimiento, sin embargo ellos debían seguir su camino en taxi. Ya iban tarde, esperar el camión parecía un lujo que no podían permitirse. Finn estaba agotado por el vuelo mientras que Clarke seguía perdida en sus pensamientos, por lo que el taxi no sonaba tan mal después de todo.

*****

Bueno, si ya llegaron hasta aquí es un halago para mí. Los siguientes capítulos son más extensos, esto sólo fue una probadita. Si les gustó por favor comenten, agradecería mucho su opinión. Gracias por leer (:

PD: Agregué el trailer de la película como enlace externo para los que deseen echarle un vistazo.

PPD: *susurra* Mejor lean la historia antes de ver la película.

CON CADA LATIDO (Clexa fic) [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora