2. EL VESTIDO DE BODAS

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El sol entraba libremente por las ventanas de una casa, la cual parecía  apacible luego de que se fueran los invitados. La noche anterior los dejó a todos exhaustos y lo mejor que podían hacer era quedarse donde estaban, permanecer en familia.

Clarke estaba lista para levantarse mientras que su novio seguía durmiendo profundamente, como siempre pasaba. Por alguna razón Finn nunca podía despertarse antes que ella, y esa mañana no había nada diferente; excepto que estaba recostada en su antigua cama, y en la habitación contigua ya no dormía su madre con Jake, sino con Marcus.

Aún no era la boda, pero aun así el ambiente se sentía diferente. Clarke se sentía como una completa extraña en aquel lugar. Su hermano pasaba más tiempo con Lexa que con ella, y todos parecían conocer a su madre mejor de lo que Clarke podía. No era justo, pero aun así ella era la culpable ante los ojos de todos.

La rubia se levantó al fin de la cama, no sin antes plantarle un beso en la espalda desnuda a su novio. Con torpeza se movió por la habitación y tomó una bata para poder salir al baño que quedaba frente a su recámara. El agua fría le haría bien para aclarar sus ideas.

Cuando terminó de bañarse se volvió a poner la toalla y caminó de regreso a su habitación, decidida a despertar a su madre para que fueran a caminar como lo habían planeado. Apenas salió del baño, se encontró con un par de ojos verdes, probablemente recién levantados y no pudo evitar sonreír ante la bella imagen de una Lexa con resaca.

—Buenos días -fue todo lo que la castaña dijo.

—Buenos días.

— ¿Está libre?

—Sí, adelante—, dijo antes de pararse frente a la habitación principal y tocar. —Mamá—.

—Hey, creo que todavía duermen—, le susurró Lexa desde la puerta del baño. Clarke asintió con una sonrisa y Lexa hizo lo mismo antes de volver a su camino.

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Clarke dibujaba el paisaje a través de la ventana de su habitación, por donde podía ver a Lexa con su chaqueta café y su cabello suelto al fin, hablando con Abby y haciendo ademanes extraños con sus manos. La mujer mayor se acercó a ella y comenzaron a caminar juntas por el jardín. La rabia parecía moverse muy rápidamente por las venas de la chica tan solo de pensar que su madre caminara con esa desconocida cuando debería estar caminando con Clarke, tal y como ella misma lo prometió.

Minutos más tarde un toque en la puerta la hizo apartar la vista de su cuaderno de dibujo. Abby apareció en el umbral de la puerta con unos lentes de sol puestos.

—Hola. Deberíamos tomar esa caminata, hija.

Finn se levantó de la almohada, pero no abandonó su lugar en la cama. Acababa de despertar, ¿cómo podría levantarse tan pronto?

—Hola, Finn. Gracias por lo de ayer.

—Pensé que caminaríamos esta mañana—, dijo Clarke en un tono tan severo que las otras dos personas tuvieron que dejar de sonreír.

—Estás de mal humor—, declaró Abby ante lo que ya era evidente.

—No, no lo estoy—. Clarke se levantó de su lugar y se movió por la habitación, buscando algo que hacer para difuminar su ira.

—Pienso que sí lo estás. Finn, ¿está de mal humor o no?

Finn miró a Abby con gracia antes de responder. —Definitivamente—.

La rubia se puso a un lado de la cama y le dio un ligero golpecito en el hombro a su novio.

—Clarke se pone de mal humor cuando Clarke no consigue lo que Clarke quiere.

CON CADA LATIDO (Clexa fic) [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora