15.Ganaste

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-De modo que ChanYeol es un idiota, tal como habíamos pensado en un principio. Hizo un mal arreglo en el auto, salió algunas veces contigo y ahora resulta que ni siquiera la reparación sirvió para nada -comentó LuHan el lunes, durante el almuerzo en la cafetería-. Y tuvo el coraje de hacerlo todo en nombre de una apuesta. Increíble. -Partió una galleta y ofreció la mitad a BaekHyun. -No, gracias, no tengo hambre. -Estaba muy ocupado rompiendo su servilleta en finas tiritas. -Estoy tan rabioso que ni siquiera puedo comer. -No lo pienses más -le aconsejo-. Mejor dicho, no pienses en él. La mirada de BaekHyun se perdió en la cafetería. No veía a ChanYeol por ninguna parte. Por suerte. Aunque no servía de mucho para dejar de pensar en él. Durante toda la clase de castellano había tenido que fijar la vista en su anotador para evitar mirarlo, y además le habían reprobado un trabajo de francés por estar pensando en él. "Seguro que ese idiota habrá obtenido una calificación excelente en ese trabajo -pensó-. No tiene motivos para distraerse." Y eso era porque no tenía sentimientos. De lo contrario, las salidas y los besos compartidos habrían tenido otro significado para él; un significado más auténtico. No habrían formado parte de una estúpida apuesta que ya llevaba más de un mes de vigencia. Sin embargo, no se había detenido a considerar que él no formaba parte de esa apuesta. BaekHyun era real, un chico de carne y hueso. En consecuencia, un ser humano con sentimientos. Sentimientos que no merecían ser pisoteados. Sentimientos que no comprendía, ni le gustaba tener. "Me gustaba besar a ChanYeol -pensó-. Mucho." No habían nacido el uno para el otro. Pertenecían a mundo diferentes. Tampoco podían mantener la armonía por más de dos minutos... como máximo. No obstante, algo había sucedido entre ellos... ¿amor, tal vez? Al menos eso pensaba el pequeño. LuHan terminó de comer la galleta y bebió un sorbo de jugo. -Tal vez no sea necesario que te lo recuerde, Baek, pero sin pensar demasiado se me ocurren al menos diez o doce chicos dispuestos a tratarte mucho mejor. Te mereces algo más importante que ese idiota de ChanYeol. BaekHyun se encogió de hombros y apiló las tiritas que había hecho con la servilleta. -Debimos haber confiado en nuestros instintos desde un principio -continuó el chino-. ChanYeol nunca nos había caído bien... hasta que empezó a gustarte. -Sí, parecía un tipo honesto, decente. La verdad es que, nos divertíamos mucho juntos. -Pero resultó ser un estafador que te metió en problemas con tus padres. Y como si eso no le hubiera bastado... -LuHan se estremeció. -Cada vez que lo pienso me pongo tan furioso que quisiera tenerlo frente a frente para pegarle. BaekHyun suspiró. -Habría valido la pena ver semejante espectáculo. -Claro. Hasta podríamos convertirlo en un gran suceso, para recaudar fondos para el baile. Xiao contra Park, la última pelea. -LuHan hablaba con despreocupación. BaekHyun sonrió. Se alegraba de que el chino tratara de animarlo. Sabiendo que estaba a punto de contarle los últimos acontecimientos con su "amigo" SeHun, había preferido guardárselo y eso lo agradecía. Por un par de minutos olvidó a ChanYeol, lo mal que se sentía y lo furioso que estaba. -Anda. Vamos a la oficina del Herald antes de que termine la hora del almuerzo para ver qué está pasando -sugirió LuHan-. Eso te hará olvidar a ChanYeol. "Lo dudo -pensó BaekHyun mientras llevaba su bandeja hacia el mostrador-. Tal vez, si me mantengo ocupado y sigo adelante con mi vida, tal como era antes de conocer a ChanYeol, logre hacer de cuenta que toda esta situación humillante nunca sucedió." Pero no conseguía quitarse de la cabeza una pregunta: ¿Cómo había podido besarlo tan intensamente si eso no significaba nada para él? No podía olvidar sus ojos, su risa, el modo en que bailaba, la sensación que le producía su proximidad... ¿ChanYeol no sentía nada por él? . - ¿Qué está haciendo él aquí? -LuHan señaló uno de los reservados de Sandy's. BaekHyun estiró el cuello como una jirafa para poder ver mejor a ChanYeol. -Nunca viene aquí -agregó LuHan-. Bueno, salvo la otra noche, cuando estuvo aquí contigo. -Bueno, tal vez esté tratando de dar vuelta una página en su vida -comentó D.O. -Y también de adoptar una nueva personalidad -añadió LuHan. BaekHyun miró a KyungSoo y se encogió de hombros, aparentando total desinterés en ChanYeol o en los motivos que lo habían llevado a presentarse allí. A excepción de LuHan, nadie sabía lo que había sucedido entre ellos. Además no tenía ningún sentido divulgar la noticia en especial porque ya todo había terminado. Habían pasado dos días desde la discusión. BaekHyun no pudo evitar pensar que a lo mejor ChanYeol había ido a Sandy's con la esperanza de verlo. Pero, de ser así, jamás se acercaría a la mesa que compartía con cinco de sus mejores amigos. Tal vez quería disculparse. Decidió darle una oportunidad. Claro que no podía ir a su mesa; eso sería demasiado. No. Él tendría que venir a él, y así sabría definitivamente si había ido a ese lugar para verlo. - ¿Alguien desea algo? -Preguntó BaekHyun al grupo-. Voy a buscar más Kétchup. -Aquí tengo algunos paquetes -ofreció D.O. -Seguro que los vas a usar -respondió -. Ya vuelvo. -Fue hacia el mostrador donde estaban las servilletas, los condimentos y los cubiertos. Con lentitud, retiró un paquete de kétchup de un recipiente, y luego otro. -Eh -dijo ChanYeol, que de repente apareció detrás de él. Se había acercado en el momento en que BaekHyun evitaba mirarlo. - ¿Cómo van las cosas? El mayor se volvió y lo miró, esperando. ChanYeol se mordió el labio. - ¿Cómo van las cosas en el mundo de los rubios y famosos? -No lo sé -contestó él-, porque, como verás, no soy rubio. -Cierto. -ChanYeol se rió, muy nervioso. -Iré a almorzar con tía Margaret el domingo. Deséame buena suerte. Me aseguraré de decirle que has iniciado tu propia colección de muebles para casas de muñecas de la Primera Guerra Mundial. Se pondrá loca de contenta. BaekHyun suspiró. -ChanYeol, ¿tienes algo que decirme? Porque me gustaría volver a la mesa con mis amigos. -En realidad... sí, hay algo que quiero decirte. -Su expresión cambió un poco. "Bien. Por fin nos ponemos serios -pensó él-. Ya era hora." -Pienso pedir una hamburguesa con queso y necesito que me convenzas de lo contrario - dijo el alto. El mayor meneó la cabeza y miró hacia la puerta, hecho una furia. -ChanYeol, para empezar, me importa un rábano lo que comas. Jamás me ha interesado. Y para terminar, cuando estés dispuesto a hablar en serio conmigo, llámame o hazme saber de algún modo. Pero no te quedes allí haciendo bromas tontas y esperando que me ría, después de lo que me has hecho. - ¿Qué te he hecho? -preguntó ChanYeol. Parecía profundo. -Baek, sólo quería... -Me has pisoteado. Eso es lo que me has hecho. Para ti y para Kris todo fue un juego; en cambio yo puse mi vida en esto. Ahora, gracias a ti, sólo han quedado los despojos de una vida, pero por lo menos tú estás fuera de ella. Y ahora, si me disculpas, debo apurarme para regresar a casa pues, para tu información, me han castigado con un mes de encierro. Hasta luego. BaekHyun volvió a la mesa, con la frente bien alta, aunque por dentro sentía que se derrumbaba. Tomó su bolso con los libros. - ¿Te vas tan pronto? -Preguntó el chino-. Espera un segundo... No te irás con él, ¿verdad? -murmuró. BaekHyun se limitó a negar con la cabeza, porque no confiaba en su voz. -Bien... el viejo toque de queda de las cuatro y media -recordó LuHan-. Te llamaré esta noche, ¿de acuerdo? - ¡Adiós, Baekkie! El chico logró contestarles un "adiós" apretando los dientes y salió a toda prisa. Se alegró de ver que la destartalada camioneta de ChanYeol salía del estacionamiento. Se escondió durante un segundo junto a la puerta, porque no quería que lo viera. Después, cuando él desapareció, BaekHyun se volvió y fue caminando a su casa, aunque no llegó a hacer ni una cuadra cuando se puso a llorar desconsoladamente. Nunca se había sentido tan mal ni tan confundido en su vida. Y todo por Park ChanYeol, alguien a quien había conocido apenas unas semanas atrás. Y ahora, a un mes del encuentro, su vida se había convertido en un caos total. . -Tengo un par de ases -dijo ChanYeol-. ¿Y tú? -Una pierna. -Kris sonrió. -Míralas y llora. -Abrió sus naipes como un abanico sobre la mesa y luego atrajo la pila de fichas rojas y negras hacia sí. -Como quieras -repuso ChanYeol. -Estás perdiendo como en la guerra. -Kris señaló el pequeño montículo de fichas que el menor tenía frente a sí. - ¿Qué pasa? Siempre me ganas. ChanYeol deslizaba una ficha dorada, hacia atrás y hacia adelante, sobre la mesa que Kris tenía en el living. Su primo tenía razón: este siempre había ganado todos los partidos de póquer que jugaron juntos. Por otro lado, Kris no tenía cara para jugar póquer: si le venía mal, fruncía el entrecejo. ChanYeol hasta había llegado a sentir pena por despojarlo de su dinero con tanta facilidad, pero como las apuestas que hacían eran muy bajas, casi no importaba. Sin embargo, la apuesta de esa noche era muy fuerte. Jugaban para decidir, de una vez por todas, quién iría de viaje a Alaska con la tía Margaret. Pero a ChanYeol ya no le importaba si debía ir o quedarse: ni tampoco que estuviera desperdiciando la noche de un sábado jugando póquer con su primo, en lugar de haber ido al café con sus amigos. En lo único que podía pensar era en BaekHyun. "¿Qué pasa? -Pensó mientras miraba las cartas que tenía en la mano-. Nunca me he sentido tan..." No podía describir como se sentía; ni siquiera para sí. Lo único que sabía era que le producía la misma sensación que patinar sobre hielo. El descontrol total. Le vino otra mano funesta, pero logró igualar la apuesta de Kris. Cuanto antes terminara la pila de fichas, antes pondría punto final a la situación. -Dos, por favor. -Kris le dio dos cartas: un tres y un cinco. ChanYeol sentía deseos de reírse. Jamás había tenido cartas peores en su vida. Kris bajó sus cartas. -Full. ¿Puedes creerlo? -No, no puedo. -ChanYeol arrojó las cartas sobre la mesa y apoyó la cabeza sobre las manos. - ¿Qué tal si revoloteamos una moneda al aire y terminamos con esta angustia? -Anda, ya casi terminamos -dijo Kris-. Estimado primo, lamento darte esta mala noticia, pero me temo que estás por partir rumbo a Alaska. -Ya veo -contestó ChanYeol-. Demos por terminada la noche, ¿de acuerdo? Has ganado. Te lo cedo. - ¿Cuál es la prisa? -Preguntó-. ¿Tienes una cita y no me has dicho nada? A propósito, ¿Qué pasó con BaekHyun? Me pareció que se llevaban muy bien. -Yo también lo creí -repuso ChanYeol, con un suspiro. - ¿Entonces? ¿Cuál es el problema? -Tú -contestó ChanYeol-. Y yo. Por esa estúpida apuesta que hicimos, cree que me interesa sólo para ganar. -Que estupidez -comentó Kris-. ¿No le contaste que esta noche nos reuniríamos a jugar al póquer para decidir quién iba de viaje con tía Margaret? ChanYeol asintió con la cabeza. -Sí, pero no quiso escuchar. -Caramba. Está furioso contigo, ¿verdad? ChanYeol recordó la expresión de BaekHyun el día que habían reñido y lo irritado que parecía cuando él se le acercó en Sandy's. Entonces quiso decirle lo que sentía por él; que la apuesta no tenía nada que ver con ambos, con los sentimientos que habían despertado en él, sobre todo cuando se besaron. Pero en cambio se le había ocurrido ese comentario idiota sobre la comida. Estaba tan nervioso que no pudo hacer otra cosa que bromear. Y había echado todo a perder; el mejor momento. -Sí, claro que está furioso -le confesó, que le contaba metódicamente las fichas-. No quiso creerme cuando le dije que jugaríamos un partido de póquer para decidir lo del viaje. -Tal vez me crea a mí -sugirió Kris-. Lo llamaré en tu lugar. Tendrá que escucharme. - ¿De verdad? -Preguntó ChanYeol-. ¿Por qué? -Mira, BaekHyun y yo nos hemos hecho bastante amigos. Creerá en mi palabra. Además apoyo esta relación ¿Sabes? A pesar de que creí que solo era una farsa, enserio creo que eres gay en este momento. ChanYeol se encogió de hombros. -Vale la pena el intento. -No podía imaginarse que BaekHyun escuchara a Kris, y mucho menos que creyera en sus palabras, pero estaba desesperado. Tal vez si su primo reforzaba sus aseveraciones, él las creyera. -De acuerdo, llamémoslo. Pero tú hablarás primero. Si oye mi voz, podría cortar. -No hay problema. Yo lo convenceré. Luego tú hablarás con él y todo volverá a estar bien. -Kris tomó el teléfono que estaba en la mesa ratona. - ¿Cuál es el número? ChanYeol le dio el número y empezó a caminar de aquí para allá, mientras Kris esperaba que alguien lo atendiera. -Hola. ¿Podría hablar con BaekHyun, por favor? -Preguntó con amabilidad-. Ah... ¿No está en casa? De acuerdo. No... ningún mensaje. Gracias. -Cortó y se encogió de hombros. - Ha salido -comunicó al menor. -Pero... está castigado. Tiene que estar en su casa. ChanYeol golpeó el mazo de cartas sobre la mesa. ¿Ya estaría saliendo con otro? ¿Estaría divirtiéndose con sus amigos en Sandy's, mientras él se sentía tan deprimido? - ¿Por qué me habrá dicho que está castigado y luego no lo encuentro en su casa? -se preguntó en voz alta. -Tal vez fue a algún sitio con su padre -dijo Kris-. O se estaba duchando, o algo. No te deprimas. Podemos intentar mañana otra vez. Mientras tanto, debes preocuparte por una cosa y sólo una: empacar. -Kris echó a reír y ChanYeol se arrojó sobre el sofá, boca abajo. -Iré de vacaciones en un crucero por Alaska con la tía Margaret -masculló-. Qué plomo. -Luego se le ocurrió una idea; un camino para quedar en paz con su conciencia. Si no podía arreglar las cosas con BaekHyun, al menos podría intentar solucionarlas con sus padres. . - ¿Qué? -preguntó el pequeño, jadeando. Se secó la frente con la manga de la camiseta. Venía de correr una vuelta de ocho kilómetros, circundando el vecindario. -Vino para hablar con nosotros -dijo el señor Byun. -Ah. -Trató de disimular su desilusión, pero no pudo. ¿Por qué no habría ido a hablar con él? -Oye, ¿y esa camiseta? Nunca antes te la había visto puesta -preguntó el padre. BaekHyun miró la camiseta que su padre le había regalado luego de ir a ver el último recital de los Grateful Dead, unos pocos años atrás. -No querrás comprarme con eso, ¿verdad? -No. -Bueno, de todos modos está dando sus frutos. -Le sonrió. -Unas pocas semanas más y estaremos bien. BaekHyun le devolvió la sonrisa y se sentó en una silla, frente al sofá. Por lo menos, su padre le había vuelto a hablar. Casi no había intercambiado palabra con él en toda la semana. -Pensé en hacer algo que te hiciera pasar un poco la rabieta que llevaste por mi culpa. -Tengo la extraña sensación de que ChanYeol te ha ayudado a cambiar tu ideología. Tal vez no sea muy bueno reparando autos, pero sabe apreciar la buena música. En realidad, es bastante responsable. Se disculpó por el trabajo que hizo en el auto y se ofreció a pagar la nueva reparación. Tiene mucho a su favor ese jovencito. BaekHyun titubeó por un instante. Nunca antes había hablado con sus padres sobre algún chico. Pero lo cierto era que tampoco había existido nadie importante sobre quien hablar. -En realidad, ChanYeol y yo... bueno, terminamos -confesó BaekHyun-. Quiero decir... apenas habíamos empezado, pero terminamos de inmediato. Su madre advirtió la expresión de su rostro y se conmovió. -Es una pena. ¿A qué te refieres con eso que apenas habían empezado? -Es que... no lo sé -empezó BaekHyun-. Pensé que lo odiaba y luego empezó a gustarme. Es muy diferente de todos los chicos con los que he salido antes. Pensé que las cosas iban bien entre nosotros, y que quizás era la persona ideal para mí, pero luego... bueno, se comportó como un estúpido, mamá. Me refiero a que hizo algo muy grande. Grande y feo. -Ah. -El padre parecía incómodo. -No estarás enojado por él por lo que pasó con el auto, ¿verdad? No puedes responsabilizarlo del error que cometiste tú. -No -respondió BaekHyun-. Tal vez, en un principio, pero ahora no. No es eso. - ¿Entonces por qué? -preguntó el padre. El pequeño meneó la cabeza. -Es demasiado complicado. "Y doloroso", agregó para sí. -Iré arriba a tomar una ducha. -Se puso de pie. -Baek. ¿Has pensado en tratar de conversarlo con él? -Preguntó la señora-. Tal vez eso ayude. -Lo intenté -admitió él-. Pero él lo tomó a broma. -Dale otra oportunidad -sugirió la madre-. Quizás él no estaba preparado la última vez. -Quizás - se volvió y subió. Encendió la radio y fue cambiando de emisora hasta que por fin encontró una de rock clásico. -El siguiente tema, un clásico de uno de nuestros favoritos aquí en WMDL: Crosby, Stills y Nash -anunció el disc-jockey. "Es un síntoma" -prensó BaekHyun-. Apuesto que ChanYeol debe estar escuchándolo en este preciso momento. Tal vez él mismo lo pidió." Miró la lista de números telefónicos que había adjuntado a su boletín. Había garabateado el de ChanYeol cuando él le estaba arreglando el auto y le había pedido que lo llamara si necesitaba saber algo. -Hola, ¿se encuentra ChanYeol? -preguntó. La atendió una mujer. -No, lo siento. Ha salido -respondió la mujer con amabilidad. Debía de ser la madre de ChanYeol. -Está en casa de su primo. ¿Quieres dejarle un mensaje? -Sí. Dígale... "Dígale que nos desencontramos", pensó. -Ah, no importa. Olvídelo. Gracias. -Cortó y tomó su bata de la puerta del guardarropa. No quería escuchar música por la radio. No quería escuchar nada que le recordara al gigante. Tenía el corazón partido en dos, y todo por culpa de él.

El dia que me encontre con elDonde viven las historias. Descúbrelo ahora