Cosas de fandoms

Mamá

—Amberina— llamó René cuando en la cena su hija estaba más distraída de lo normal.

—¿Sí, mamá?— preguntó, sin apartar la vista del móvil. Connor acababa de mandarle un mensaje: «Te llamo por la noche», acompañado por un emoticono de beso.

—Amberina, deja el móvil, por favor.— Ella sonrió y lo dejó a un lado mientras miraba a su madre, quien sonrió—. ¿Dónde has comprado esta tarta? Está muy rica.

—La ha hecho Connor— contestó distraídamente.

—¿Connor es el chico que estuvo aquí el otro día?

Connor es el chico con el que veo Star Wars y Harry Potter. Connor es el chico que me preparó la fiesta sorpresa en mi cumpleaños. Connor es el chico que me regaló a Chewie. Connor es el chico con el que me he besado esta tarde.

—Connor ha venido más de un día— contestó en su lugar, más cortante de lo que pretendía.

—Amberina— murmuró René, dejando caer el tenedor—. No hace falta que me hables así. Lo siento.

Amber miró a su madre sorprendida.

—Sé que pasó mucho tiempo fuera de casa, trabajando, y que pasas mucho tiempo aquí sola. Ojalá pudiera cambiar eso. De verdad que lo siento.

La madre de la chica se pasó la mano por la frente y cerró los ojos. Amber la miró sorprendida y se acercó a ella, abrazándola cuando empezó a sollozar.

—No pasa nada, mamá— le dijo, sosteniéndola—. Sé que no es fácil desde que... mi padre se fue.

—Voy a intentar hacerlo bien, ¿vale Amber?— preguntó René, cogiéndole las manos a su hija—. Eres lo mejor que tengo. Debería cuidarte más. Y voy a empezar por ese chico, Connor— añadió, sorbiéndose los mocos—. ¿Te gusta?

—Sí— contestó Amber después de unos segundos.

—¿Y tú le gustas a él?

—Eso creo.

—Entonces, quiero que venga a cenar— comentó René, firmemente. Después, como si se le acabara de ocurrir, añadió—. Mañana.

—¿Mañana?— exclamó Amber, asustada—. Mamá, se va a asustar.

—Sin excusas— cortó su madre, con una voz que no admitía reproches.