Cosas de fandoms

Skywalker y Potter... ¡todos a la mesa!

—¡Sam!— exclamó Connor, mientras se pasaba un peine por el pelo castaño. Para una vez que se peinaba, iba a hacerlo bien—. ¿Has puesto la mesa?

—Sí— contestó ella, medio cansada del pesado de su hermano medio divertida por sus nervios—. Connor, todo va a salir bien.

En ese momento llamaron al timbre. Connor se apresuró a abrir la puerta y sonrió al ver a Amber.

—Hola— susurró, sin saber que decir. La chica llevaba el pelo en dos trenzas. Solo un par de segundos más tarde vio a su madre—. Buenas noches— saludó.

—Buenas noches— dijo la mujer, sonriendo—. He hecho una tarta de manzana.

Por suerte para la incomodidad de los tres, Esther apareció rápidamente y saludó a Amber y a René, llevándose a esta última al comedor.

—Eso ha sido incómodo— murmuró Amber.

—Esto va a ser incómodo— corrigió el chico, dándole un beso en el pelo—. Pero merece la pena.

—¡Amber!— exclamó Sam, apareciendo por detrás de su hermano y dándole un beso en la mejilla a la chica—. ¿Qué tal? ¿Has estado tan nerviosa como Connor?

—¡Sam!— chilló su hermano, dándole un empujón para que se callara.

—¿Ha estado nervioso?— preguntó Amber, sonriendo divertidamente.

—Nervioso es poco— murmuró Sam, cogiendo a la chica y entrelazando sus brazos—. Y me parece que hoy no va a dormir después de haberte visto con esta falda.

Con cada palabra que decía Sam, el rostro de Connor se coloreaba más. Incluso cuando las dos chicas se fueron y él se quedó sosteniendo la puerta, trataba de tranquilizarse y no entrar a matar a su hermana.

—Connor— oyó una voz dulce, mientras Amber le cogía la mano y se ponía delante para mirarle. Antes de que ninguno dijera algo más, se puso de puntillas y le dio un beso. Cuando se separaron, se acercó a su oído y le susurro—-. Yo también estaba nerviosa— confesó, soltando una risita que acabó con toda la incomodidad del chico.