prólogo

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Aún recuerdo el primer día que te vi. Tenías siete años, al igual que yo, y éramos ajenos a todo lo que se avecinaba.

Tu estabas en aquella plaza del viejo sauce llorón, en los columpios. Tu cabello castaño con mechas claras se mecía de un lado hacia otro.

Fue ahí cuando apareció un perro rabioso que miraba en mi dirección. Yo comencé a correr, el terror me había invadido. No pensaba con claridad, lo único que sabía era que debía alejarme lo mas posible de aquel perro.

Tu me mirabas curiosa, con tu cabecita ladeada, y justo cuando el perro estaba en posición de ataque, listo para morderme, viniste corriendo y te interpusiste en el camino entre él y yo.

No gritaste cuando los dientes del perro se clavaron en tu pierna. Ni lloraste. Ni siquiera hiciste una mueca. Le asestaste una patada con tu pierna sana y le gritaste que se marchara.

Me acerqué corriendo a ti. La sangre me daba nauseas —ojo que no estoy diciendo que ya no—, pero me tuve que contener al ver la sangre que emanaba de tu piernecita.

Dijiste que estabas bien, que no era nada, pero yo insistí en llevarte a tu casa hasta que diste tu brazo a torcer. Ofrecí cargarte, pero rechazaste mi oferta con un gesto. Tal vez también notaste que yo no era tan fuerte como los tipos de las películas que veía mi mamá todas las tardes.

Aunque yo opinaba que no sería buena idea, terminamos yendo los dos a pie. A veces, cuando te miraba por el rabillo del ojo, te pillaba haciendo una mueca de dolor, pero ninguno dijo nada.

Llegamos a tu casa y tu madre dijo que te llevaría de inmediato al hospital. Cuando te acercaste cojeando al coche me armé de valor y te hablé por primera vez.

—Eres muy valiente. ¿Cómo te llamas?

—Summer, ¿y tu?

—Wesley.

Te despediste con un gesto y me regalaste una sonrisa a pesar de que la mordida te debía doler horrores.

Pensé que era irónico que tu nombre fuera Summer y que estuviéramos en pleno invierno, pero lo comenté en voz alta.

Ese día te cosieron la herida; fueron catorce puntos.

Y pensé que eras la mujer mas valiente del mundo.

Y hoy, once años después... Sigo creyendo lo mismo.

Les traigo una nueva propuesta, espero que les guste❤️

Charlotte

¿Cómo te atreves a volver? | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora