— ¿A dónde vas? —pregunté desperezándome. Estaba durmiendo en el sofá, y al despertarme te había encontrado abriendo la puerta para salir.
—Vuelvo enseguida —dijiste hablando despacio. Cerraste la puerta a tus espaldas y volví a tumbarme en el sofá. Cuando me desperté horas mas tardes, vi que aún no habías llegado. Me levanté, me duché, me vestí, hice mis necesidades e hice dos cafés: uno para ti y otro para mí. Confié en que cuando llegaras el café aún estuviera caliente.
Entré a tu habitación. Estaba medianamente ordenada. Abrí las cortinas —las habías dejado cerradas— y aspiré el aroma de la habitación. Olía a tu perfume de vainilla y a cigarro, la misma combinación de olor que tenías tú. Me senté en tu cama y noté que en una esquina habían fotos. Me localicé a mi mismo en tres de ellas. Más abajo habían dibujos, probablemente tuyos, y en el centro estaba aquel que me habías robado en clase. Luego de eso nos castigaron. Reí recordándolo. La escuela me parecía algo lejano ahora. Unos minutos después sentí el ruido de la puerta abriéndose.
Oí el ruido de pisadas dirigiéndose a la cocina.
—Te hice un café, pero no sé si sigue caliente —dije.
—Está tibio. Gracias —dijiste.
Salí de tu habitación. En una silla da la cocina estaba tu abrigo y tu estabas sentada en la encimera, tomándote el café que te había preparado. Tenías el cabello recogido dentro de un gorro.
Te quitaste el gorro de un tirón.
—Dios mío —dije, observando tu cabeza—. Dios mío —repetí aún en shock—. Está... está muy azul.
Te encogiste de hombros y sonreíste. Te pasaste una mano por tu cabello corto que ahora estaba de color azul.
— ¿No te gusta? —preguntaste.
—No, no es eso. Digo, si, si me gusta, es solo que... no me esperaba verte así, digo, con el cabello, ya sabes, azul.
Soltaste una suave risa. Sacaste un encendedor y un cigarro. Aparté la mirada. Nunca me había gustado que fumaras.
— ¿Quieres? —preguntaste, tendiéndome el cigarro.
—No, no gracias —dije con un gesto.
—Vale —dijiste encogiendo los hombros. Hiciera lo que hiciera, desde botarte cada cajetilla de cigarros que comprara, tu seguías fumando. Era una costumbre que no había podido lograr que dejaras.
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¿Cómo te atreves a volver? | ✓
Novela Juvenil❝Es como si hubieras llegado y dicho «Hola, soy Summer... Y estoy aquí para cambiar tu vida»❞ capítulos todos los viernes☺︎