Un gato, una niña extraña y muchos problemas

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  Mi jornada escolar había terminado, volvía a casa totalmente agotado debido a que la noche anterior no logre dormir mucho. Me quede pensando un montón de rato en mi encuentro con Hermes, aun sigo un poco nervioso, no se si pueda con esto.

Al llegar a casa tomo una ducha y me recuesto en mi habitación, faltan solo un par de horas para que mi tranquilidad se acabe. Cierro mis ojos pero de inmediato me interrumpe el sonido del timbre y unos golpes que llaman a mi puerta. Me pongo de pie de mala gana, me dirijo hacia la entrada y cuando abro la puerta me encuentro con Hermes y a su lado una niña de pelo castaño claro, con ojos pardos, ni parecidos al brillo que tienen los de su padre, es más, la chica tiene una mirada seria y vacía. En sus brazos trae un gato blanco que usa un sombrero de playa.

-Hola Kaito Kid- de la niña serenamente.

Miro a Hermes con los ojos entrecerrados - ¿No habíamos quedado en que guardarías mi secreto?- le pregunto en tono de reproche.

El sonríe y responde -Ella es mi hija Kim, Kim Narusawa, y él (dice señalando al gato) es Tiramisú.


-Ah, hola- saludo sin ganas- Hermes ¿No habíamos quedado en que la traerías a las 7?


-Si, tienes razón, me pase 10 minutos en la hora, lo siento señor puntual, había olvidado que siempre eres exacto con el tiempo- responde el dios.

Observo el reloj que está en el living, y tiene razón, estaba tan cansado que me había quedado dormido al cerrar los ojos. Dejo a mis dos invitados pasar, ellos miran mi casa muy curiosos, hablando de eso...

-Hermes, respecto a lo que me dijiste ayer, no necesito una nueva casa, con ésta estoy bien, vivo solo y estoy acostumbrado a mi barrio, mi madre esta de viaje y hay habitaciones desocupadas- comento.


-Está bien, pero voy a retocarla igualmente- dice el dios con una sonrisa torcida- Agita sus manos y su caduceo, el lugar empieza a cambiar por completo, las cortinas y adornos se vuelven más elegantes al igual que los muebles, la televisión se convierte en una de última generación, observo hacia la cocina, se ha hecho mas grande y la comida brota de todos lados. Siento ruido en el piso de arriba, me apresuro a subir las escaleras, todas las cosas se transforman en otras, me asomo, mi habitación se ha vuelto mucho más tecnológica, el cuarto de baño no se queda atrás, ahora es como una especie de spa muy oriental. Camino hacia el final del pasillo, donde está la habitación de mi madre, no ha cambiado mucho salvo por las cortinas y el cubrecamas. El ruido ha cesado y las cosas han dejado de moverse, Hermes y Kim entran al cuarto que está al lado del mío; la habitación solía estar llena de cajas y cosas que nadie usaba, pero ahora tiene una cama, muebles, repisas con peluches, un escritorio con un computador y un armario lleno de ropa, todo esto por supuesto, de chica.


-¿Te gusta tu habitación Kim?- pregunta el padre poniendo una de sus manos en el hombro de la niña.


-Sí, esta bonita- contesta ella sin ganas aun con el gato en brazos.

Me acerco lentamente a ellos- No necesito tanto lujo Hermes, con lo que tenía estaba bien- menciono al dios- pero debo admitir que no está mal.Bajamos las escaleras y a la vez, Hermes me empieza a explicar todo sobre su hija. Ella ya está matriculada en la misma escuela que yo, debo preocuparme de que duerma y coma lo suficiente, tiene prohibido andar sola por las calles ya que nunca lo ha hecho sola, puedo enseñarle trucos de magia que no pongan en riesgo la salud y por sobre todas las cosas, el gato no puede perderse. En resumen me convertiré en una verdadera niñera, de tan solo pensarlo me da escalofríos, paso mis manos por mi cabeza sin saber como reaccionar.

-Te he dejado dinero en la mesita de noche de tu habitación- comenta el dios- Si necesitas más, búscame en mi trabajo. Kim sabe donde encontrarme.


-Hermes ¿Cuándo va a volver mi hermano a buscarme?- pregunta Kim con su tono tranquilo.

Él le responde que aun no puede pero que pronto lo hará. Lo noto un poco nervioso, pero rápidamente se despide con una sonrisa y desaparece por la puerta. me quedo inmóvil y miro a Kim, ella tiene una mirada vacía clavada en mí y el gato en sus brazos me mira como si fuese un dulce.

-Eeehh...bueno, Kim ¿Tienes hambre? puedo prepararte algo para cenar ¿Qué te gustaría?- pregunto amablemente.

-Me gustaría un baño- dice ella con su característico tono sereno. Me quedo helado y a la vez noto como el calor sube a mis mejillas, no se si lo dice en broma o va en serio.

-Ah, eh pues, claro, ve tranquila y luego bajas a cenar- digo lo mas natural posible. Ella se da media vuelta y sube las escaleras, eso si, deja al gato en el suelo y éste se va a recostar al sofá. Permanezco inmóvil hasta que escucho el agua de la ducha correr, en ese momento me dispongo a hacer la cena. Como la comida sobra no me hago problemas, un delicioso arroz con curry nos vendrá bien a los dos.

Ha pasado ya bastante rato, la cena esta lista pero sigo escuchando el agua de la ducha correr- Que duchas mas largas se da esta muchacha- me digo a mi mismo, me entra la curiosidad, sirvo los platos en la mesa y me dirijo al segundo piso para ver si todo esta bien; cuando llego arriba mis pies se sienten húmedos, miro por el pasillo que ahora está hecho un río, corro al baño y ni me molesto en golpear, abro la puerta bruscamente, el lugar está hecho un desastre, la ducha está corriendo pero Kim no se encuentra dentro del baño. Noto que me tocan la espalda, me giro y allí esta ella mirando como si todo estuviese normal.

-¡¿Qué paso aquí?! ¡¿Por qué la ducha sigue encendida si ya no la estás ocupando?! ¡¿Y por qué traes puesto tu pijamas al revés?! ¡¿Qué edad tienes?! ¡¿Cinco años?! - grito muy exaltado mientras cierro la llave de la ducha.

-Tengo doce, cumpliré trece dentro de un mes- responde Kim mirándose el pijamas tranquila.

Mi cabeza tiene demasiados pensamientos para prestarle atención a lo que dice. Tengo que ir a buscar algo para secar el baño, bajo las escaleras con Kim y al llegar abajo la situación es aun peor. El gato esta arriba de la mesa comiéndose la cena que preparé. Grito con enojo y me arranco más de un pelo de la cabeza. Esto es una verdadera tortura.  

Tiramisú, Kaito Kid y una hija de HermesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora