Tres son multitud

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Verifico que el hombre ya se ha ido y bajamos del árbol, meto las manos a los bolsillos y camino lentamente hacia alguna parada de autobús que nos lleve a casa. Kim camina detrás mio, no le dirijo la palabra, estoy molesto por lo que ocurrió, ya sé que no soy la persona mas indicada para opinar sobre sus malos actos pero al menos yo lo hago por una gran causa. Por suerte nunca ando por estos lugares, por lo que no debería volver a toparme con los dueños de las tiendas.

El autobús no tarda en llegar, nos subimos y tomamos asiento, me coloco al lado de la ventana y miro sin ganas hacia el exterior, pasan unos minutos y Kim me sacude el brazo.

-Kaito dale el asiento a ese hombre embarazado- dice Kim apuntando con el dedo a un hombre robusto.

-¿De qué estas hablando? los hombres no se embarazan- regaño a la chica ya que el hombre se ha dado cuenta y nos ha mirado con cara de pocos amigos.

-¿Cómo que no? -pregunta ella- ¿Y cómo tienen los hombres sus hijos?-vuelve a preguntar con su característico tono inocente.

No, no,no y ¡NO! No pienso tener ésta conversación con una chica, menos con una tan loca y desequilibrada como Kim.

-¿No sabes esas cosas pero si has aprendido a robar?- pregunto en tono sarcástico- No pienso responder a tu tonta pregunta.

-Hermes me contó una vez que los hijos de Atenea nacen del pensamiento, en cambio que los hombres si se embarazan- dice ella echándose dulces robados a la boca.

Creo que se a lo que quiere llegar, pero seguramente no entendió nada bien de lo que le ha contado su padre. Por suerte a llegado el momento de bajarnos, lo que me impide seguir con esta conversación. Marchamos con paso tranquilo a casa; al abrir la puerta, Tiramisú se lanza a los brazos de Kim y se acurruca como un bebé.

-¿Quieres un sándwich? Aunque supongo que después de todos los dulces que te has comido no debes tener mucha hambre- digo.

-Quiero un baño y luego un sándwich- responde Kim.

-Haz lo que quieras- le digo. Pero luego recuerdo el escándalo de ayer y...- ¡Oye! ¡Oye! espera, puedes darte un baño, pero por favor a lo que termines, cierra la llave de la ducha, es solo cosa de girar la manilla ¿A quedado claro?- Pregunto a Kim como pregunta una madre a su niño pequeño. Ella asiente y sube las escaleras, cuando escucho el sonido de la del agua correr comienzo a preparar los sándwiches.

Al cabo de un rato escucho el sonido del timbre, lo hacen sonar muchas veces.

-¡Ya voy!- grito cabreado. Me acerco hacia la puerta pero el piso está mojado y caigo de trasero al suelo. Kim se encuentra de pie mirando por la orilla de la puerta, con el pelo goteando y usando una toalla que le cubre hasta un poco mas abajo que las caderas. Cara de póker Kaito, sigue con cara de póker- me digo.

-Kaito hay una chica afuera- menciona Kim.

-¿Qué crees que haces? ¡No puedes pasearte así por mi casa y menos abrir la puerta en esa facha! ¡Ponte algo de ropa! - exclamo a la chica, aun con el trasero en el suelo.

Me pongo de pie rápidamente y abro la puerta. Aoko se encuentra de pie afuera con la cara colorada y con expresión de confusión. Su mirada se posa en mi y luego en Kim.

-Esto Aoko...Hola...ellas es...mi...-digo rascándome la cabeza mirando a ambas chicas. ¡Joder! aun no he inventado nada sobre que hace una hija de un dios griego en mi casa.

-Ella es Kim, familiar lejana de mi madre- explico rápidamente e invito a Aoko a pasar. Tomo de un brazo a Kim y me la llevo a la cocina.

-Tienes que seguirme la corriente, eres familiar de mi madre y te estás quedando aquí por un tiempo porque tus padres se fueron al extranjero, no menciones nada sobre Hermes ni de tus cosas raras ¿Quedo claro?- formulo. Kim asiente.

-Perfecto, ahora ve a ponerte algo de ropa o Aoko no creerá nada- finalizo y la chica sube las escaleras. Voy a la sala de estar a ver a Aoko, ella se encuentra jugando con Tiramisú.

-Kaito no me habías dicho que adoptaste un gato- Sonríe con el gato en brazos.

-No es mio, es de Kim- digo mirando al gato con odio- Por cierto, ella es familiar de mi madre, se quedará conmigo por un tiempo ya que sus padres se fueron al extranjero por temas de trabajo, asistirá a nuestra escuela. Ella no habla mucho y lo poco que dice son puras bobadas, así que supongo que se llevaran bien- aseguro a Aoko con una sonrisa burlesca. Ella me mira confundida pero luego me sonríe.

-Te traje la tarea y los apuntes de hoy. Toma- dice pasándome algunas hojas.

En eso baja Kim, se sienta en el sofá y enciende el televisor. Tiramisú salta a sus brazos y se acurruca en sus piernas. La hija de Hermes da vuelta su cabeza hacia mi y me pide palomitas.

-¡Ah que buena idea! ¡Y vemos una película! ¡Aoko quiere películas y palomitas! - exclama feliz mi amiga dando saltitos.

-Oigan ¿Quién creen que soy? ¿Su niñero? - digo aireado.

Ambas me miran con ojos diabólicos, lo que me hace sonreír con pánico. Se dicen algo al oído y ambas asienten al mismo tiempo. Aoko se para y va hacia la cocina, mientras que Kim comienza a hacer zapping. Desde la cocina se escuchan ruidos de vasos y puertas de muebles, voy a observar que sucede y me encuentro con Aoko moviéndose de un lado a otro, preparando platos con comida para picar y poniendo un paquete de palomitas en el microondas, iba a protestar por el desorden pero...

-Kaito están hablando de ti en la tele- grita Kim desde la sala de estar.

Por suerte Aoko estaba concentrada y no ha escuchado nada. Corro hacia la televisión en la que esta el viejo Jirokichi Suzuki lanzando un desafío a Kaito Kid. Intento poner atención pero el ruido de una explosión provoca que me sobresalte y que no escuche lo que dice el viejo.

-¡Kaito tu microondas explotó! - grita Aoko desesperada desde la cocina. Pero no me importa demasiado, necesito saber que es lo que esta diciendo el asesor del grupo financiero Suzuki. Subo las escaleras para verlo desde el televisor de mi habitación, pero cuando pongo mis pies en el segundo piso me percato de algo que ya me saco un dolor de cabeza anteriormente.

-¡KIM! ¡QUÉ TE DIJE DE LA LLAVE DE LA DUCHA! - suelto con un grito que debe haberse oído hasta la luna.


Me doy cuenta de que no podré ver el anuncio del desafío por la televisión. Tendré que llamar mi viejo amigo para que me ponga al tanto de la situación y a la vez comencemos a planear el robo que pronto tendré que efectuar.

Tiramisú, Kaito Kid y una hija de HermesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora