Abro la puerta de mi casa con dificultad, no quiero mover mucho a Kim, se ha quejado bastante todo el camino y acaba de poner las manos sobre su estómago, me preocupa ya que no quiero que devuelva nada, menos encima de mí. Cuando por fin logramos entrar acuesto con cuidado a Kim en el sofá, Tiramisú se acerca y le lame la cara, ella responde con un corto gemido el cual al gato parece no gustarle, él me mira y me gruñe moviendo su pata en forma de arañazo.
-Yo no tengo la culpa, la chica solo hace tonterías-explico molesto.
Me quedo observando por unos segundos a Kim, ella sigue insistiendo en su dolor de cabeza y no para de agarrarse el estómago. Empiezo a ponerme nervioso, no sé cómo ayudarla, pienso en llamar a Aoko, pero ella no haría más que entrar en pánico y agrandar la situación.
Recuerdo que cuando era pequeño y me sentía enfermo, la mejor solución era dormir. Nuevamente tomo a Kim en brazos y la llevo a su habitación, esta vez no permitiré que duerma en el suelo. La ayudo a despojarse de sus ropas para dejarla solo en ropa interior y la meto dentro de la cama, el gato no para de darme arañazos mientras hago esto, es como si intentara decirme que saque mis manos de encima de ella. Vuelvo a mirarla por unos cortos segundos, ya no se queja y parece como si se hubiese quedado dormida, creo que es mejor dejarla descansar. Me separo lentamente de la cama para irme a mi cuarto, pero Kim me sujeta la mano.
-Kaito, quédate un rato-pide ella.
Me lo dice de una manera tan dulce que me causa lástima, todo esto debe ser difícil para ella, obligada a quedarse con un desconocido, alejada de toda su anterior vida. Me siento en la cama junto a ella y apoyo mi cabeza en la pared, Tiramisú gruñe pero lo callo con una mirada de odio.
Ha pasado un rato y Kim aun me sostiene la mano, ya no cabe duda que se ha quedado dormida, sus pequeños y femeninos ronquidos no demuestran lo contrario, yo la sigo observando a ratos. Pienso en Hermes y mi consciencia se pone un poco inquieta, ojalá no esté mirando desde el cielo la escena, si descubre que su hija está ebria, en ropa interior y que un adolescente está acostado a su lado seguro me mata y manda a todos los demás dioses a pisotear mi cadáver.
Los rayos de sol me golpean la cara, aunque eso no es lo que me ha hecho abrir los ojos, si no, los mordisqueos de un tonto gato en mis pies.
-¡Basta! ¡No soy un juguete! - grito y pateo al felino lejos.
Cuando logro espabilarme me doy cuenta de que aún sigo en la habitación de Kim, me estiro un poco, muevo mi cuello y separo nuestras manos que habían quedado juntas anoche. Observo el reloj que está sobre la mesita de noche, para nuestra suerte aún es temprano. Me pregunto si la niña se sentirá mejor, de todas maneras tengo que despertarla para que se prepare para la escuela.
-Kim, despierta – le digo y la sacudo un poco.
A ella le cuesta abrir los ojos y cuando lo hace se quedan fijos en mí.
-¿Cómo te sientes? Pregunto para romper la incómoda mirada que me ha dado, a pesar de no tener la misma chispa que los ojos de Hermes, su color es el mismo.
-Tengo sed- responde ella pestañeando.
Me río- eso se llama resaca, chica. Está bien, prepararé el desayuno, tú por mientras date una ducha y arréglate, te espero abajo- Digo parándome de la cama y caminando hacia la puerta- Ah y por favor Kim, cierra la llave de la ducha.
Bajo a la cocina y preparo jugo de frutas y cereales para ambos. Kim se sienta a tomar desayuno y yo me voy a arreglar. Milagrosamente el baño se encuentra en orden, ninguna gota de agua por el pasillo, tengo el presentimiento de que hoy será un buen día. Luego de hacer todo lo que se hace antes de salir de casa, nos dirigimos a la escuela.
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Tiramisú, Kaito Kid y una hija de Hermes
FanficEl ladrón de guante blanco de Japón, más conocido como Kaito Kid se dedica a robar joyas para encontrar a "Pandora", la más valiosa de todas, ya que ésta concederá la juventud eterna si se usa de la manera correcta. Una noche se posa en un edificio...