A falta de sonrisas vienen las lágrimas

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Habían pasado varias semanas desde el cumpleaños de Kim, por alguna razón la chica se había deprimido más que de costumbre, no teníamos noticias de Hermes y retomar el ritmo de mi vida como Kaito Kid era casi imposible. No por el hecho de estar pendiente de Kim y mis obligaciones escolares, sino porque a pesar de mis investigaciones no había ninguna joya importante que robar, pasaba tardes enteras en el Blue Parrot junto con Jii y aun así no encontraba nada, ni siquiera el viejo Jirokichi había puesto en vitrina algún botín. Nada, mis días se volvían cada vez más rutinarios.

Me encontraba mirando por la ventana del salón de clases, la hora avanzaba lentamente y al finalizar la clase ni Aoko me molestó con algún comentario tonto. Me dispuse a mirar por la puerta, esperando inútilmente la entrada de Kim, pero ya ni siquiera venía a visitarme en los recesos.

-Veo que tus días de gloria se acabaron- Escupe Hakuba.

Lo miro de forma aburrida y hago caso omiso a su comentario, Aoko se acerca a nosotros, pero me levanto perezosamente escusando mi ausencia.

-Voy al baño.

Camino con las manos en los bolsillos en dirección a los servicios sin antes dirigir mi mirada hacia el patio y mi curiosidad aumenta al ver a Kim y a un grupo de chicos reunidos junto a ella.

- ¿A sí que es por eso que ya no vienes a verme? - Me pregunto.

Es verdad que Kim no es una persona parlanchina y sociable, pero eso no le resta que sea "amigable" cuando habla con los demás. Una parte de mí quiere dejarla hacer su vida sin entrometerse, pero otra me tiene la curiosidad a flor de piel, así que para evitar una discusión interna voy directo al baño a mojarme la cara. Observo mi rostro en el espejo, casi no me reconozco, mi cara amargada me hace percatarme que la rutina me está deprimiendo poco a poco, así que tomo la decisión de hacer algo al respecto. Esa misma noche me pondría manos a la obra para retomar mi vida de Kaito Kid. Me doy unos golpecitos en la cara decidido a despertar de mi "sueño" y con paso firme vuelvo al salón de clases, pero antes de darme cuenta me encontraba en el patio, juste frente a Kim y al grupo de estudiante los cuales seguramente pertenecían a su misma clase.

Me detengo unos segundos dudando de si debía o no acercarme así sin más. Y mis instintos me advierten que me oculte un poco para oír la conversación.

-Entiendo que seas extranjera pero acá no está muy bien visto lo que haces- dice una chica con tono tranquilo pero molesto.

- ¿Y por qué vives con él? Entiendo que tus padres estén muertos pero ¿Acaso es familiar tuyo?-Pregunta otra. - ¿Piensas vivir para siempre con él?

-No. Mi hermano vendrá a buscarme pronto- Responde Kim como lo hace normalmente.

-Eso lo dices desde que llegaste aquí -Afirma otro chico.

-Ellos tienen razón Kim, no es correcto. Respetamos que no te hayas criado aquí, pero ¿Vivir sola con un chico? Yo no podría salir con una chica que ha pasado viviendo con otros hombres toda su vida.

Noto como me hierbe la sangre, ninguno ha usado un tono desafiante pero no hay que ser un genio para darse cuenta de que esos comentarios están fuera de lugar, y que lo dicen seguramente porque ella no entiende que la están molestando ¿Cómo pueden ser tan crueles? Me niego a permitir que la traten de ese modo.

Me acerco a ellos con paso firme y exclamo directamente -¡Hey! ¿Cuál es tu problema?

Un chico se para frente a mí, a pesar de ser menor tiene mayor estatura que yo y al observarlo bien me doy cuenta de que es uno de los integrantes del equipo de baloncesto.

Tiramisú, Kaito Kid y una hija de HermesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora