El dios de las converse con alas viene a verme

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  Normalmente disfruto mucho de mis vuelos nocturnos, sobre todo cuando obtengo mi botín y termino con una salida que deja a todos con la boca abierta y al inspector Nakamori echando humos de la cabeza. Pero esta noche mi ala delta ha salido dañada, por lo que decido descansar y reparar las alas en la azotea de un edificio cercano. Ya he devuelto la joya porque por supuesto no es la que buscaba.

Me llamo Kaito Kuroba, soy estudiante, pero mi identidad secreta es la de Kaito Kid, el ladrón fantasma, el mago de la luna plateada, 1412, el que vuelve loco a la policía de Japón y al mocoso detective con gafas, el mago de fin de siglo. Creo que ya me he explicado bastante bien.

-Maldición inspector, ¿Tenía que abalanzarse sobre mi cuando estaba a punto de despegar?- digo en voz alta mientras intento reparar la parte del ala dañada.


-¡Vaya! parece que el grandioso Kaito Kid tiene problemas- dice una voz sarcástica a mi espalada.

Me giro rápidamente pero no hay nadie.

-¿Quién anda ahí?- pregunto sin mas

Una figura sale desde la oscuridad de la azotea, un hombre un poco mas alto que yo, con una sonrisa torcida, como de malicia, la típica que pone un niño cuando ha hecho una travesura, en su mano lleva una gran vara metálica con dos serpientes entrelazadas.

-¡Un momento!- pienso- yo he visto a este hombre antes ¿Pero dónde? ... abro los ojos como platos, la sorpresa que me he llevado hace que me sea imposible mantener mi cara de poker.


-¡Tu..Tú..eres..-intento modular.


-Veo que me haz reconocido Kuroba Kaito- responde el "hombre" - Igualmente me presento. Soy Hermes, el dios mensajero- Toma su caduceo con ambas manos y las serpientes entrelazadas comienzan a moverse y a hacer sonidos de víbora.

-Esto es un mal chiste- digo seriamente.

-No, no es ningún chiste, de hecho estoy aquí porque tengo una propuesta para ti, que sera difícil rechazar. Conozco tu identidad y he seguido tus andanzas, por lo que estoy seguro que eres el más indicado para este trabajo- Argumenta Hermes con esa sonrisita molesta.

Me vuelvo a poner en mi "personaje", siempre monstrandome poco impresionado, como si supiera todo lo que va a ocurrir.

-Bueno, ya que nos hemos presentado ¿Podría saber a que se debe este honor señor Hermes? ¿Cuál es la propuesta que tiene para el grandioso Kaito Kid?- pregunto con superioridad, tiene que saber aquí soy yo el de las mejores cartas.

Hermes ríe satisfecho y continua con su charla- Como ya te he dicho, he visto tus andanzas, se que andas en busca de Pandora, al ser también el dios de los ladrones, se lo difícil que puede ser encontrar algunas cosas para los mortales, pero, yo puedo abrirte el camino, puedo darte mi bendición para que tus sentidos se agudicen, es mas, puedo entregarte a la famosa Pandora a cambio de que tu cuides algo por mi.

Me he quedado pensativo, esto me trae muy mala espina, Si me está ofreciendo tanto es porque tiene preparado algo muy grande para mi. No me gustaría tener que cuidar algo que le haya robado a otro Dios del que apenas tengo conocimiento y que al final termine enfadándose conmigo por culpa de otro.


-¿Y que sería eso que tengo que cuidar por usted señor dios de los ladrones?- pregunto.


-Un de mis hijas se está quedando en Japón, yo debo volver a mis labores y no tengo quien cuide de ella, sería solo por un tiempo, hasta que este preparada- replica Hermes.


-¿Qué? ¿Su hija que? ¿Preparada para que? - digo curioso- pero a él parece no importarle mis dudas.


-Te daré una casa y todo lo que quieras, no les faltará nada, cuando vea que ya ha crecido lo suficiente ella y yo te dejaremos en paz y te daré el resto del botín prometido.

Vuelvo a perder mi cara de poker ¿Yo? ¿Cuidando de una de las niñas de un dios extraño al que ni siquiera alabo? no se cuidar ni las plantas de mi casa, además me traería muchos problemas, tanto en la vida de Kaito Kuroba y la de Kaito Kid, pero... ¿Tengo alguna otra opción? La oferta que me ha puesto sobre la mesa es demasiado buena como para rechazarla, es lo que he deseado todo este tiempo. No tengo mas remedio.

-Es un trato Hermes- suelto interesadamente mientras apretamos nuestras manos en señal de que estamos haciendo un trato y confiando el uno en el otro, aunque sigo sin confiarme mucho-Eso si, espero que no andes de chismoso revelando mi identidad secreta, eso arruinaría la magia- manifiesto seriamente y con voz firme.


-Perfecto Kaito Kid, te veré mañana a las 7 de la tarde en tu casa. Y no te preocupes, que tu secreto esta a salvo conmigo- dice Hermes con una última sonrisa pícara y se va volando con unas ¿converse con alas?

Sin nada más que hacer, me dirijo a casa.

Tiramisú, Kaito Kid y una hija de HermesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora