Vomité de nuevo. Siempre sucede luego de despertarme de golpe de ese sueño convulso y recurrente que he tenido los últimos días y podría decirse que he abrazado el inodoro más de lo que he abrazado a una persona en toda mi vida.
No puedo dejar de pensar y de releer ese diario de porquería que escribí en ese lugar. Y no lo leo porque quiera sino porque lo necesito. El no leerlo me da mucha ansiedad y preocupación. Es como si esa fuese la motivación para levantarme en las mañanas y entrenar todo lo que sea posible para poder ser miembro de Bratva, poder cumplir con las expectativas de Jabrek y, lo más importante, ver una manera en la cual sacar a Anika de allí también.
Suena mi teléfono del otro lado de la habitación.
Es Jabrek. Contesto al instante.
–¿Hola?
–Vaya, que rápido. Supongo que tus pesadillas no se han disipado ni un poco. –Por más serio que Jabrek pueda ser noto un deje de preocupación en su voz.
–No. Pero pensándolo bien, ¿quién necesita dormir? –respondo sin darle mucha importancia.
–Pero muchacho –ríe cansadamente–, si no te matas entrenando te matas de sueño. Estoy empezando a pensar que tienes un deseo suicida y piensas completarlo de la manera más idiota.
–Como mi tutor, cualquiera diría que tienes el deber de ayudarme con eso –bromeo.
–No sé qué tipo de cosas busques por internet en estos días pero yo no ofrezco ese tipo de ayudas.
Suelto una carcajada. Jabrek es todo un personaje. No importa que tanta mierda le tires o cuantas veces se hunda de problemas hasta la coronilla, nunca va a perder su buen humor. Aunque su contraparte es también muy fuerte. Cuando está muy serio o muy pensativo, uno podría llegar a asustarse y creer que con solo un pequeño movimiento sería capaz de levantarse y sacarte la vida por los ojos. Pero en general es un muy buen tipo.
–Bueno, Jabrek –continué–. Ya que no ofreces esa calidad de servicios, deber haber alguna otra razón por la cual sea necesario llamarme a estas horas.
Se aclaró la garganta.
–Tengo algo muy importante que hacer y necesito tu ayuda.
...
El sol brilla fuerte pero hay una brisa fresca en el ambiente, y esto hace ver a todo en la plaza principal de Calais muy tranquilo... Quizá demasiado. O simplemente me estoy volviendo muy paranoico.
Luego de hablar con Jabrek alisto mis cosas y me voy directo al aeropuerto a tomar un avión camino a Francia. Las órdenes son claras: solo quédate sentado y observa.
Aparentemente Jabrek había encontrado a una persona que siempre había sido muy cercana al papá de Anika pero que, tan pronto como John fue capturado, desapareció de la nada y nadie nunca supo nada más de él. Jab jura a pies puntillas que él sabe algo sobre John porque en su día él le servía como proveedor de armas. Jabrek me dio una foto de él para que lo analizase y estuviera pendiente. El tipo se llama André Sach, es caucásico, ojos azules y cabello negro. Ha de estar alrededor de los cuarenta o cuarenta y cinco y lo que lo hace amenazante al parecer es la enorme cicatriz en su mejilla derecha. Parece un tipo salido de la película Goodfellas. Era casi irreal verlo y no pensar que el tipo se veía así porque intentaba imitar esa apariencia de matón o porque le era innato ese estilo. Sea como sea, cumple su objetivo.
Ahora estoy sentado en la plaza cerca de la bahía admirando los barcos y yates que llegan a la orilla mientras tomo una soda. Últimamente gracias al entrenamiento que me está brindando Bratva, es como si mis sentidos se despertaran de repente y, con eso, la confianza en mi instinto. Puede ser en lo más mínimo como en cosas de gran importancia, según los miembros de Bratva, la intuición juega un papel demasiado importante. También la capacidad de seguir órdenes pero más que eso, saber cuándo es necesario aplicarlas.
–¿Nada raro hasta ahora? –Pregunta Jabrek en mi auricular.
–No. –Le doy un sorbo a mi bebida.– Por ahora todo muy tranquilo.
–Eso no me tranquiliza.
–Pues es lo que hay.
–Solo mantente alerta y no olvides avisarme del más mínimo movimiento que no sea fortuito.
–Hey, hey, capitán.
De cierta manera me pregunto si estoy preparado para este tipo de misiones o tareas. No tengo tanto entrenamiento en el campo como para poder tomar control de una situación que involucra a un ex miembro de Bratva o a sus conocidos.
De repente, por el rabillo del ojo noto un movimento fugaz a mi derecha, casi imperceptible. No lo habría notado si no tuviese mi sentido de la visión aguzado.
Giro mi cabeza rápidamente y lo veo. Lleva una gorra en la cabeza pero sé que es él, lo juro. Mi corazón se acelera pero en realidad este quiere paralizarse.
No puede ser. Han de ser las pesadillas y la falta de sueño. Ahora estoy delirando.
Él me observa impasible, y aún teniendo los ojos escondidos bajo la gorra puedo ver como le brillan al sonreírme y hacer el saludo militar para luego girarse y desaparecer entre la gente.
–Neo, es hora de irnos. Este no es el día donde el tipo aparecerá o donde algo medianamente interesante pasará. –dice Jabrek pero apenas si lo escucho.
–No.
–¿Qué?
–No puede ser.
–¿Qué no puede ser?
No respondo. Mi cabeza no procesa nada.
–Neo, ¡¿qué pasa?!
Era él.
Me reconoció.
Pero yo lo vi morir... Anika lo mató.
¿Como mierda puede Aaron estar vivo?

ESTÁS LEYENDO
Cordura
Mister / ThrillerLas pruebas por las que Anika debe pasar son fuertes, pero no sólo físicamente sino mentalmente. Escribir parece ser la única manera de salvar lo único que no puede ser herido: Su mente. Pero no está sola, y el no saber en qué confiar y en qué no...