Amor de Alma

100 3 0
                                    

-El chico de las pesadillas-

Una chica, que más de una vez merodeó por mi vida. Es curioso que más de una vez los humanos se encuentren, pero nada sea igual. Están esos días en los que comparten más tiempo por diversas razones, en los que, y sólo en ellos, deben demostrar quiénes son. A veces no hay otra oportunidad.

-¿Qué te pasa Alan?, ¿algo con tu chica? -susurró ella en un asiento tras de mí. Aunque no estaba triste, solo cansado, me recordó lo pasado el día anterior.

-Ayer terminó su relación -respondió un chico sentado atrás.

-¡Me voy un día y me salen con sus cosas! -dijo ella. Al salir al receso, ella me dio un abrazo.

《Podrán haber tantas personas falsas, las que creas que son para tí, que quizá te rompan el corazón, pero con ellas estarás listo para conocer a la única, ella que merodeara al igual que tu en ella y pocas veces se encontrarán antes de ser algo eterno》.

Exactamente, un mes atrás, ella me dijo algo que hasta apenas he entendido.

-Oye, ¿te gusta ésta cantante? -dijo, mostrándome la portada de un álbum, con una mujer en gafillas de sol.

-No la conozco -dije. Y platicamos un poco de su música. Unas pocas veces más, y nunca volvimos a hablar.

Una vez me topé con una foto, de un fondo silvestre, lleno de bosque y a lo lejos pastizales. Alguien con una túnica oscura, con el gorro cubriendo su rostro, permanecía en medio de la imagen.

Continué merodeando esas fotos, en cierta aplicación donde se trata de subirlas, y me encontré otra foto.

Un tentáculo oscuro y brilloso, la foto de una amiga haciendo muecas junto a un chico, y la foto de ella, de esa chica que admito era hermosa, con quien no aproveché las múltiples ocasiones; besaba a un chico, no era la primera vez, no era de poco tiempo, ya llevaban mucho tiempo juntos, algo poco usual en ella, lo cuál me causaba alegría.

《Eso es amor. Si así puede este ser llamarle》.

Recuerdo que ella siempre se reía y opinaba abiertamente, era la viva imagen de una persona enérgica. Ella era simplemente alguien excepcional. Era ruda, tierna, alegre, melancólica, independiente -sin presumirlo-, aunque también era algo sensible a las emociones, cometía bastantes errores...

Cada rasgo es parte del recuerdo. Esa imagen que vive en mi cabeza, de la misma manera que alguna caricatura o serie de la infancia, de las que es mejor no conocer sus oscuros secretos, para no arruinar esa benévola imagen.

En la eterna rueda conocí a varias personas tan distintas, libres de los estereotipos, y si eran esclavos de ellos, lo eran de una manera agradable, una forma grotesca y una situación bizarra.

Luego llegó el día de la fiesta de graduación. No era preciso, ya que no ibamos en la misma escuela, pero tres días después de ésta -hubo un baile a la altura de los más vistosos de salón, cada quién con su mejor prenda, relucientes zapatos y maquinados perfectos en sus sedas y sombreros, donde brindamos por la vida que falta por recorrer, y porque la eterna rueda de la vida cumpliera con su curso. No nos molestamos en evitar las situaciones más embarazosas, horribles, sorprendentes, elogiantes y tristes. Tras un breve descanso de un o dos días, lo raro vino-, hubo una reunión de compañeros antiguos, motivo del compleaños de una amiga, de hace mucho tiempo.

Esa chica estaba ahí de nuevo, con el novio a su lado -vestido de traje, negro y plata-, pretendiendo romper mi hermoso recuerdo de ella.

-Lo mejor que puedo decir, es que los deseos son impulsados por recuerdos que apenas y logran sobrevivir al tiempo -dije a la persona que estaba a un lado.

Pesadillas Aún No PlaneadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora