-El chico de las pesadillas-
Oscuro.
Como cada noche, se había perdido en sueños plagados de incertidumbre.
-Vamos, aun puedes salvarla -rezaba mi pensamiento. La habitación en que estaba era enorme, y pasó de ser un campo de fútbol a un lago de lava con pequeños islotes de chatarra. En su cabeza se formó un recuerdo, en que estaba acostado y una mujer lo abrazaba, le decía que lo quería aunque ella se fuera.
Saltaba entre islotes, hasta que logró encontrar una puertecita que lo llevaba hasta un raro pasillo. Un pasillo de lucidez que pasaba a un trance de perdición y se seguía en un viaje en auto.
Era el siguiente sueño.
El chico iba con su padre y su hermana, en un auto, mientras divisaban a la derecha un centro vacacional con personas felices y en traje de baño.
-¿Será aquí el concurso de matemáticas? -dijo el chico. Su padre iba estacionarse y juntos iban a caminar hasta dentro, donde muchas albercas nunca vistas en esa pesadilla podrían verse.
De un recuerdo de amores pasados, el chico logró ver un fragmento en su memoria, que parecía más real y en más dimensiones que cualquier foto de internet. Primero logró ver un chico mayor, con barba rala y rostro serio, que era el de la foto, con un fondo simple de lo que probablemente era su cuarto de dormir. Pero al mismo tiempo podía ver que una chica estaba dentro de la foto, si escarbaba más en sus recuerdos, una chica de vestido azul de florecitas y un suéter blanco, y su novio de traje negro y corbata escarlata, estaban en ese cuarto y un día los volvería a ver.
《¿Debería ir al concurso o mejor a mi casa?》 Pensó el chico. El sonido de un teléfono celular que en el sueño era uno de esos ladrillos antiguos, dio la respuesta.
-¿Bueno?
-Vamos, vamos, todos han desaparecido, yo volví y había nadie, no se que está pasando -se oían palabras entrecortadas, de alguien asustado que ya podría estar soltando una que otra lágrima. Era la madre del chico.Volvieron a su hogar, aunque antes de dejar el centro vacacional, una incomodidad surgió en el corazón del chico, porque una mujer estaba con un niño, y en lugar de entrar a las albercas, se veía que entrarían a nadar a un estanque afuera del lugar, rodeados de pinos. El trayecto a casa no se vio, era innecesario.
El chico creía que en verdad la gente de su pueblo se había ido, pero cuando misteriosamente ya estaba dentro de su hogar, una casa de dos pisos que era adyacente a ambos lados a los hogares de los hermanos de su madre, un aura negra no le dejaba ver más allá en los pasillos. Siguió y siguió y de pronto ya estaba fuera de su casa.
Corrió hasta la casa de uno de sus tíos y tanteó algunos objetos de su comedor, buscando a su familiar, que simplemente no apareció. Entonces salió y una extraña fuerza, que le hacia sentir y ver que se movía como camaleón y a la vez como un lobo feroz, lo invadió y le hizo poder dejar el miedo atrás. El encuentro con uno de sus tíos -no el del hogar al que entró- le hizo confirmar una certeza de que todo estaba bien.
-Que locuras haces -le dijo el tío al chico, al posarse sobre una pared y que el tío notara los extraños poderes de pesadilla que el chico tenía.
Eso fue la punta, en ese momento que pasó de un atardecer azul a una noche de luna, que confirmó la certeza de que su madre estaba bien.
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Pesadillas Aún No Planeadas
KorkuRecopilación de los momentos más escabrosos de una chica en un mundo extraño, del que prefiere huir. Aunque su problema es no saber que es el mundo real. Reunión de todos los momentos que han hecho que un chico deje de dormir, pues por la noche en v...