#53

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Me lanzo desesperadamente sobre los labios de Stiles a la vez que le rodeo el cuello con los brazos. Sus manos buscan mi cintura con fuerza y atraen mi cuerpo hacia el suyo, aunque enseguida bajan por mis costados hasta mis muslos, acto que interpreto como una señal para saltar y rodearle el cuerpo con las piernas.

El beso es una combinación extraña de lenguas, dientes, labios y lágrimas, y todos juntos forman una especie de concierto que pide a los cuatro vientos que no separemos los rostros más de lo necesario.

Stiles me sostiene con firmeza mientras abre la boca con una urgencia innegable y me besa como si no hubiera mañana. Da unos pasos hacia delante, haciéndome chocar contra la pared y apoya un brazo contra la superficie lisa detrás de mí, haciendo presión con su cuerpo contra el mío para que no me caiga.

Sus besos pasan de mis labios por mi mandíbula a mi cuello, y yo tiro la cabeza hacia atrás para darle el máximo acceso posible a mi piel. Tengo la sensación de estar en una nube que no hace más que subir y subir, y a cada nueva caricia siento que mi corazón está más cerca de explotar. El hecho de que una mano de Stiles acabe por dentro de mi camiseta no ayuda mucho a controlar mi respiración.

Ágilmente, me deshago del agarre de Stiles y bajo los pies a tierra. Nos miramos a los ojos durante un segundo, y si él puede leer en los míos lo mismo que veo yo en los suyos, sé que esto no va a acabar aquí. Con decisión, me saco la camiseta por encima de la cabeza y desafío a Stiles con la mirada a que haga lo mismo, cosa que pasa, solo que él lo hace con una sonrisa de suficiencia surcándole el rostro. Sonrisa que no tardo en borrarle con mis propios labios.

Ahora soy yo la que toma el impulso y lo empuja hacia detrás; mis manos sobre sus mejillas y mis labios recorriéndole cada centímetro de su cara, no solo la boca. Chocamos contra algo -no sé ni lo que es- y Stiles introduce una mano por dentro de mi pantalón corto. Yo no puedo reprimir el gemido que sube por mi garganta y se escapa por mi boca cuando sus dedos alcanzan mi ropa interior, dejando de besarle automáticamente.

-S... Stiles... -gimo.

Antes de contestar, Stiles me vuelve a besar con fuerza y me muerde el labio, tirando mínimamente de él. Habla sin necesidad de soltármelo.

-Dime -repone con voz grave.

Sus manos recorren mi cuerpo como si fueran pinceles y mi piel, el lienzo.

-No... no pares -le pido, de nuevo haciendo un notorio esfuerzo por que me salga la voz.

Stiles no necesita más para volver a atacar mi boca y, al mismo tiempo, apartar con dos dedos mi ropa interior, dedos que al segundo siguiente están dentro de mí. Si pudiera, gritaría, pero todo sonido que emito queda ahogado en la boca de Stiles, que se los traga como si viviera para ello.

Lo siguiente que sé es que toda mi ropa de cintura para abajo está perdida en una esquina del baño y que ya no solo son dos dedos los que Stiles tiene jugando dentro de mí, sino tres. Entran y salen a una velocidad que hasta hoy no habría creído posible y que solo me hace sentir como si pudiera tocar el sol sin quemarme.

A falta de un lugar mejor para poner las manos -porque sinceramente, no sé dónde ponerlas- las enredo en el pelo de Stiles. Entierro mi cara en el hueco de su cuello por puro agotamiento, y eso que yo no he hecho nada más que dejarme llevar por sus manos y sus besos. Como siga haciendo lo que hace, no voy a poder mantener este ritmo.

Como si me escuchara los pensamientos y no quisiera dejarme descansar, Stiles echa la cabeza a un lado y busca mis labios con los suyos, obligándome a retirar mi cabeza de su cuello. Sin embargo, no me quejo cuando nuestras bocas vuelven a ser una sola y se pelean por ver cuál de las dos va a ganar esta pequeña batalla improvisada. Por supuesto, se trata de Stiles, ya que la fuerza que yo necesitaría para haber conseguido el poder se me ha escapado junto a mis gemidos hace un rato.

This is our summer || Stydia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora