Daño{Shawn Mendes Fan Fiction}*

1. Bromas Hirientes

1. Bromas Hirientes

Caminaba a su lado por el centro comercial, era sábado y ambos decidimos reunirnos con nuestros amigos en algún restaurante y dar algunas vueltas en el lugar. En los tres años que llevábamos de relación, no me había tratado como ahora lo estaba haciendo. No estaba tomando mi mano y cada vez que tenía la oportunidad de acercarme a él simplemente se hacía a un lado.

Tratando de ignorar la gran culpa dentro de mí comencé a conversar con Autumn, la única de mis mejores amigas que sabía acerca del deterioro de mi relación.

—¿Sigue estando distante?

—No se que hacer, ya no es el mismo. 

—Tal vez solo necesita un estimulante. 

—¿De que hablas? 

—Una noche, tú en su cama con un conjunto sensual y con una caja de preservativos enfrente. La precaución siempre irá primero. —Al reir por su comentario Shawn me miró y se acercó a mi abrazándome posesivamente, besó mi cabello y me estrechó entre sus brazos haciendo que nos quedáramos algo atrás. 

—¿Pasa algo con Autumn? 

—No, solo me contaba sus ideas. Cumpliremos cuatro años en unas semanas. 

—Lo había olvidado. Compraré algo para ti pronto. 

—Con tenerte solo para mí basta. Nene, ¿Podríamos pasar a aquella tienda? Necesito un vestido para el evento de esta noche, Autumn ya compró el suyo y es precioso. Quiero uno parecido. 

—Necesitas una carpa de circo para ocultar tu estómago. Parece que tienes un embarazo de siete meses.

El rió por su broma de mal gusto haciendo que me limitara a solo bajar la mirada.

       ...

—Hey, ¿Y tu vestido nuevo? Era precioso. 

—No me agrado como se veía en mi cuerpo. 

—Te veías preciosa en la tienda. ¿Shawn te hizo algún comentario? 

—Lo usaré después, lo prometo. 

—Heather, no dejes que él... 

—Estoy bien, Autumn. Tengo que ver si Shawn no se ha emborrachado aún. 

—Heather, déjalo. Él ya no es un niño. Mejor vayámonos, él se las arreglará solo. 

—De acuerdo. —Autumn y yo nos levantamos de nuestros asientos y caminamos juntas a la puerta sosteniéndonos la una a la otra por el dolor que se hacía presente en nuestros pies por culpa de los zapatos altos. 

—Alto ahí, preciosa. ¿A dónde vas sin mí? 

—Ella se irá conmigo. 

—No lo creo. Es mi novia, y su deber es estar a mi lado. 

—No seas... 

—Autumn, vete. En un rato me iré con él, no te preocupes. 

—Llámame cuando estés en casa.-Le di un abrazo y me adentré al lugar nuevamente tomada del brazo de mi novio. 

—¿Es tu enorme barriga o tus piernas tan cortas las que no te permite seguir con la fiesta? —Dijo riendo.

       ...

—¿Que pasa, preciosa? ¿Porqué estás tan seria? 

—No me ha gustado que me dijeras todas esas cosas. 

—Solo juego contigo, no tiene porque molestarte. 

—Es Que... 

—Nada, solo es un juego. Sabes que te amo mucho. ¿Tu me amas? 

—Muchísimo. 

—Entonces no te molestes preciosa, mejor dame un pequeño beso y se olvida el asunto. —Shawn me sentó en sus piernas y tomó mi mandíbula gentilmente uniendo sus labios con los míos por unos minutos. —Levántate antes de que rompas mis piernas. 

—Shawn.

—Solo bromeo. —Me dijo ensanchando su sonrisa.

Las bromas hirientes son la primer escala en el violentometro, comienza con un simple comentario sarcástico y aumenta a bromas que llegan a ofender o bajar el autoestima.