Daño{Shawn Mendes Fan Fiction}*

14. Manosear

14. Manosear

—Tres de mis sobrinos se quedarán aquí el fin de semana.

—¿Trabajaras este fin de semana?

—No, por esa razón se quedarán con nosotros.

—¿Quienes se quedarán?

—Jacob y Alex vendrán esta noche, Alice llegará mañana por la mañana.

—Me hubieras dicho antes, podría haberles hecho algo especial.

—Todo lo que haces es especial.-Me dijo sonriente besándome la mejilla en el proceso. Paso mis manos por mi cintura y ocultó el rostro en mi cuello.—Acompáñame al súper, si no compro algo que los entretenga un rato terminaran rayando las paredes o quemando la casa.

—Acostúmbrate que así será cuando tengamos a nuestros hijos.-Sentí sus brazos tensarse a mi alrededor.

—No estas embarazada, ¿cierto?

—¿Estaría mal si lo estuviese?

—¡Claro que sí! Apenas paso tiempo contigo, quiero tenerte para mi por un tiempo antes de que un niño me quite ese derecho. Quiero enseñarte lo que no conoces, quiero que sostengas una maleta no un pañal lleno de mierda. No quiero niños.

—De acuerdo.

...

—¡Tía Heather!. —Llegó Jacob caminando torpemente a mi, tenia unas hermosas mejillas regordetas siendo totalmente adorable a sus cuatro años de edad.

—¿Cómo está mi preciosa bolita de algodón?

—Te extrañe mucho. Mi tío Shawn me ha dicho que puedo quedarme este fin de semana.

—Eso me parece una idea genial, mi amor. ¿Mientras llega tu primo me ayudarás a cocinar la merienda?

—¡Si!

—Entonces acompáñame pequeñito. —Caminé con él hacia la cocina.

Alex llegó unas horas más tarde junto a Shawn. Él apenas tenía dos años y sabía que daría algo de trabajo. Shawn y yo nos dedicamos a cuidar a los pequeños y al verlo involucrarse tanto con ellos me hizo pensar en que tan buen papá puede llegar a ser.

Después de un rato jugando con los pequeños me dirigí a la cocina para preparar macarrones con queso, sentí los pasos de alguien detrás. Me tensé al sentir el toque de sus manos en mi vientre y mi zona baja, sin embargo no era un toque conocido o sensual, era un toque sucio y algo mórbido.

—Shawn, suéltame.

—Hueles tan bien, no puedo esperar por que sea medianoche y los niños se queden dormidos. No sabes todo lo que estoy pensando al verte con ese pantalón tan corto, no puedo creer que ocultes ese trasero tan apetitoso en jeans viejos.—Me dijo mientras tocaba descaradamente mi trasero.

—¿Puedes dejar tus guarradas e ir con tus sobrinos?

—Vuelve a contestar de esa manera y juro que no podrás sentarte ni cerrar tus piernas por tres semanas.

¿Que diablos le ocurría? Él nunca me había faltado al respeto de esta manera, siempre había dejado esos asuntos en el lugar donde pertenecen. Regresé a la mesa del desayunador y dejé la olla con la cena y platos con cubiertos. Los cuatro ocupamos un lugar en la mesa y comenzó la cena. Ayudaba a Alex a comer sus macarrones y darle sorbos a su jugo de manzana y de repente sentí la mano de mi marido en mi muslo derecho.

—Aleja tu mano de ahí, tus sobrinos están frente a nosotros. Lo digo enserio Mendes.

—¿Sucede algo, tía Heather?

—No Jake. Tu tío acaba de patearme bajo la mesa por accidente.

...

—Los niños están dormidos en la habitación de invitados. —Me informó Shawn recostándose a mi lado, se arropó y por debajo de las sábanas comenzó a tocarme nuevamente.

—Tus sobrinos podrían entrar y tendrías que darles miles de explicaciones a tus primos.

—Valdrá la pena por unos minutos con mi ardiente esposa. —Comenzó a acariciar mi piel de una manera desesperada haciéndome sentir mal, conforme su toque subió de intensidad retiré sus manos algo enfadada.

—Respétame como lo prometiste en el altar. Sucio.

El llanto de Alex hizo que me levantara de la cama salvándome de la discusión a punto de estallar en la habitación, me dirigí a la habitación de invitados y tomé al pequeño en mis brazos.

—Tu tío llega a ser un pesado. —Le susurre al pequeño haciéndolo reír, cambié su pañal sucio y lo lleve a la habitación.

—¿Que hace aquí?

—Dormirá con nosotros. —Fue mi última palabra, acosté al pequeño en medio de ambos y finalmente me quedé profundamente dormida.

El abuso comienza a notarse a través de caricias sucias que hacen sentir incomodidad a la víctima.