La verdad oculta

2.7K 26 1
                                    

CAPITULO 5

Pasaban ya las 2:00 de la madrugada y no podía dormir aun, las palabras de aquel hombre seguían retumbando en mi cabeza, cuánta razón tenía en decirlas, no podía negar que había estado en todo el derecho de hacerlo, a decir verdad las merecía, cómo era posible que ese hombre me defendiera de mi misma actitud tan negativa!!!??, pensaba tantas cosas y sentía otras cuantas, mi cabeza daba vueltas pero hasta cierto punto extrañamente estaba feliz.

No pude evitar llamar a Enriqueta, era tarde pero teníamos la confianza suficiente para llamarnos a cualquier hora y en cualquier situación.

_Te encuentras bien Alejandra?

_Sí, estoy bien, tranquila solo necesitaba contarte, puedo?

_Seguro, bienes o voy?

_Voy, prepara café. Por cierto como sigue Juan?

_Las copas no son lo mismo a los 40 que a los 50+ jaja, te espero y maneja con cuidado ok.

El tiempo voló entre tazas de café, no podía evitar llorar de impotencia y coraje al recordar todo lo que había sucedido, Enriqueta escuchaba atentamente sin reprochar nada en lo absoluto, después de un par de horas y terminando con mi historia le dije que aunque el pareciera tener la razón, yo no podía confiar sólo porque hablaba bonito, ya había yo sufrido mucho como para darme ese lujo.

_ No sabes cómo me gustaría que todo fuera tal como lo quiero, que Luis fuera ese hombre con el que tanto soñé, pero me da tanto miedo equivocarme nuevamente que no puedo, no puedo Enriqueta!!

Solté un suspiro profundo y me lleve las manos a la cara inclinándome a mi regazo, ella pasó su mano por mi cabeza acariciando mi cabello.

_Amiga, lo que voy a decirte nunca hubiera salido de mi boca sino te estuviera viendo en éste estado.

_Sabes que tengo plena confianza en ti pero antes de contarte la historia tienes que prometerme que bajo ninguna circunstancia Luis Manuel o Juan Antonio sabrán que hemos hablado de esto.

_Me asustas mujer, de que estás hablando?

_Te contare algo que paso hace mucho tiempo, mucho antes de conocernos y que te repito nunca sabrías de no ser por esta circunstancia y viendo que puede hacerte cambiar de parecer respecto a Luis.

_Luisma y Juan tienen una amistad muy estrecha, por lo tanto estoy enterada de muchas cosas referentes a él, te garantizo que es un hombre ejemplar, de unos sentimientos hermosos mas allá de lo bien parecido que es físicamente, y créeme que si ha puesto los ojos en ti es porque realmente le interesas.

Yo me quede sorprendida por lo que Enriqueta decía, no sabía que fueran amigos de hace tiempo, mucho menos que ella lo considerase una excelente persona, apenas sabía de su existencia debido a que ahora formaba parte del grupo de trabajo de Juan y sabia que Luisma era su mano derecha, pero nunca pensé que fueses amigos tan íntimos, en ninguna charla se había mencionado nunca nada de él.

Ahora la que escuchaba atenta era yo, tomábamos café con pastitas y las 5:00 am marcaban en el reloj de pared junto a la puerta de la cocina, Enriqueta me pidió que esperara un poco que tenía algo que mostrarme, se levanto y se dirigió a un armario en la sala de estar, uno de esos donde uno guarda hasta lo que no tiene.

Espere impaciente cuando pasados 10 minutos regresó con lo que parecía un álbum fotográfico un poco viejo.

- Bien, ahora sabrás porque te digo que Luisma no te está mintiendo cuando te ha dicho que le encantas y te ha pedido una oportunidad.

Me miro fijamente, suspiro y abrió el álbum mostrándome una a una cada foto en la que estuviera ese hombre tan maravilloso según mi amiga. Observaba detenidamente las fotografías donde se veía a un Luisma mucho más joven y sonriente, en muchas estanca Juan Antonio con él, en algunas también figuraba Enriqueta, y casi en la mayoría se veía a una mujer un poco mas gordita que yo abrazada de Luis Manuel, la felicidad se les notaba en la cara, era una mujer hermosa, cada foto tenía una historia y Enriqueta se encargo de contármelas todas.

No podía creer que esa mujer era la esposa de Luisma, mucho menos que en las últimas fotos aunque se veía mas delgada estuviera embarazada, quedaba más asombrada entre mas conocía la historia del hombre que unas horas atrás me había llamado cobarde de una manera muy sutil.

Ahora sabia que 18 años atrás Lucía y Luisma se conocieron en la Universidad, en ese entonces Luisma tendría 21 y Lucía 23. El estaba completamente enamorado de ella, pero Lucía era demasiado acomplejada por su figura, el se mostraba orgulloso con ella de la mano, salían siempre juntos al terminar las clases, pero Lucía no podía con todos los comentarios negativos sobre todo de las chicas "guapas" que aseguraban Luis Manuel terminaría dejándola cuando se armara de valor, porque lo que él sentía no era amor sino lastima de esa pobre gorda.

Lucía termino varias veces con él poniendo miles de excusas, le dijo que cuando ella fuera digna de él regresarían, pero siempre terminaba llorando en los brazos del hombre que amaba, y el tanto le pedía que no se dejara llevar por lo que la gente decía, que si él estaba con ella era porque no había mujer a la que el podía amar con esa locura sino era a ella. Finalmente se casaron 3 años después, y en su afán de proteger a su ahora esposa se mudaron de ciudad.

Ahí en Madrid conoció a el marido de Enriqueta cuando solicito empleo en la constructora ,era inexperto pero Juan se vio reflejado en ese muchacho unos años atrás cuando el recién terminaba sus estudios y casi nadie quería en su equipo de trabajo a un jovencito recién graduado, desde entonces se convirtió en su mano derecha y un muy buen e íntimo amigo.

Enriqueta me comentaba las tantas veces que salieron juntos, me hablaba maravillas de la pareja, tanto que llegue a sentir celos, trate de cuestionar el porque me contaba todo eso, que me estaba haciendo sentir peor, pero ella solo me pidió una vez más que la dejara terminar y ya entonces hablábamos al respecto.

Siguió unos minutos más con la historia hasta que culminó con un final que nunca hubiese imaginado, sus ojos se le llenaron de lagrimas y los míos estaban a punto.

Solo alcancé a tapar mi boca y a abrir mis ojos como platos cuando me entere de todo.

Sabiendo lo que sabía, ahora sin duda alguna quería aventarme en los brazos de Luis Manuel, pero posiblemente ya era demasiado tarde...

POR PRIMERA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora