Destino

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CAPÍTULO 8

Tenía la boca seca y el pulso acelerado, ahí estaba en frente del hombre que pensé nunca llegaría a mi vida, ahí estaba sin saber qué hacer, petrificada, incapaz de retenerlo con mis palabras, eso lo sabia así que salte sobre él y sin darle tiempo a rechazarme le abracé y me estire lo mas que pude sobre las puntas de mis pies hasta lograr unir mi boca a sus labios.

Por solo un instante pensé que me retiraría de él, por un momento sentí que la vida se me iba en el intento, pero no importaba, tenía que hacer lo que fuera por demostrarle aunque fuese mínimamente que estaba realmente interesada en él, necesitaba hacerle sentir y saber en ese beso todo lo que no pude con palabras.

Su reacción fue inmediata, me sujeto fuertemente entre sus brazos, no solo correspondió a mi beso sino que me beso con una ternura y una pasión inexplicable.

Nuestras lenguas jugueteaban entre ellas, el calor de su abrazo me hacia estremecer, nunca sentí algo semejante y por primera vez mi timidez se veía opacada por la seguridad que sentía y que me daba ese hombre, el mundo podía acabarse y en ese momento no me hubiese importado, me besaba como si la vida se le fuera en ese beso, mordía mi labio inferior, lo humedecía con su lengua, no sé cuanto duramos basándonos pero el tiempo se detuvo para nosotros como si fuese un aliado en estas cosas del amor.

_Luis Manuel que te deja el avión hijo!

Martín le decía con una sonrisa en la boca pues habían anunciado sin nosotros percatarnos de que era tiempo para dirigirse a la sala de abordar.

_Luisma vine porque quiero que sepas que me interesas, Vine porque quiero pedirte una oportunidad.

Dije con mi voz cortada y emocionada.

_Pequeña, no digas más por favor, gracias por regalarme este momento, no sabes lo feliz que me has hecho pero debemos seguir nuestro propio rumbo.

_Alejandra, se feliz hermosa, nunca te restes valor ante los ojos de nadie, mucho menos de un hombre...

Mis lagrimas se desbordaron, estaba perdiendo al amor de mi vida, nunca me sentí tan arrepentida de no haber sabido defender mi cuerpo de mi misma, nunca me sentí tan desgraciada por mis propias humillaciones, nunca me sentí tan rota, tan acabada, este hombre me estaba dando la lección mas dura de mi vida, y ahora lo comprendía a costa de mi verdadera felicidad, ahora comprendía que nunca valió la pena llamarme GORDA.

Que siempre fui una mujer llena de virtudes, defectos e imperfecciones, comprendía que nadie me daría el valor que merezco sin antes valorarme ante mis ojos...como era posible que alguien se quedara a mi lado escuchando constantemente mis quejas y fastidios?

Comprendía tantas cosas pero no entendía porque Luis Manuel sintiendo lo que sentía por mi me alejara de su lado.

Luis Manuel me abrazo fuertemente, me dio un beso en la mejilla y con un gesto muy sereno me regalo su mejor sonrisa y se despidió de mi.

Rápidamente saque el sobre que llevaba en bolsillo camine detrás de él y lo tome por el brazo, sabía que no quería irse, pero ese hombre me estaba dejando claro que no tenía tiempo para juegos.

Le ofrecí el sobre y me vio sorprendido, le rogué con la mirada lo aceptara, me sonrió nuevamente y abriendo rápidamente su maletín lo metió y cerro de nuevo.

Esta vez me vio y en su mirada había tristeza, confusión, desespero, había tantas emociones como en mi propio ser.

Lo vi subir las escaleras y esperando que nuestras miradas se cruzaran por última vez se fue perdiendo entre la gente hasta que desapareció de mi vista, me lleve mis dedos a mi boca y roce mis labios con sus yemas, suspire profundo y entre lagrimas me invadía una paz tranquilizante, limpie mis lagrimas y sonreí.

Maneje por horas sin rumbo por toda la ciudad hasta que una luz ámbar en el tablero del auto me hizo salir de la carretera y buscar una estación de servicio, en ese momento fue como regresar a la realidad.

—Lleno por favor.— murmure

Así sería mi estado y tendría el peor semblante que el empleado del lugar no paraba de mirarme hasta que se atrevió a preguntar si me encontraba bien.

La verdad que no lo estaba pero daba igual como me sintiera en ese momento.

—Srta. se encuentra bien?. Necesita algo mas que gasolina, no sé algo de tomar tal vez?— me pregunto

No supe que respondí pero cuando abrí los ojos estaba recostada en un sillón color chocolate y el empleado del lugar estaba al lado mío con una botella de alcohol y un algodoncillo en su mano...

Me incorporé inmediatamente y mire a mí al redor al tiempo que cuestionaba que había pasado y me enteraba que sufrí un desmayo y entonces me había traído hasta la oficina del lugar.

—Que pena, muchas gracias— susurre nerviosa

—No se preocupe, usted hubiera hecho lo mismo en esta situación, se siente mejor?— decía con un gesto amable

—Puede manejar?...mi turno termina en media hora, si quiere descanse y la llevo a su casa, mañana usted puede venir a levantar su auto.—

Diciendo eso sacaba de su cartera su identificación y me la mostraba.

—Por favor no tenga desconfianza, mi padre se ha quedado sin empleado para éste turno y le ayudo a cubrirlo hasta que aparezca un candidato—

—Mi nombre es Joel, mucho gusto— dijo extendiendo su mano

—Soy Alejandra— conteste amablemente. —mucho gusto y en verdad muchas gracias Joel, pero estoy bien y puedo manejar hasta casa, no tienes que molestarte— dije

Me levante del sillón y no pude sostenerme en pié, me senté nuevamente y acepte que me llevara a casa.

Espere por 30 minutos en la oficina mientras el cerraba el local, estaba en no sabía donde, a punto de que un extraño me llevara a casa porque no tenía el mejor de los estados en ese momento.

—Listo!— Dijo Joel, mientras sacaba de un armario una especie de casco protector.

Lo vi y me sonrió

—Conduces una motocicleta?— pregunté

— Ja ja ja—

—Siii, pero no tengas miedo por favor, soy muuuy buen conductor.— replicó y me guiño el ojo izquierdo mientras me daba el casco protector.

—A donde nos dirigimos Srta.?— me pregunto y a lo que respondí dando mi dirección

— Sta. Ana 375 por favor, sabes cómo llegar?— agregué

-—Conozco la ciudad como la palma de mi mano!!— dijo entusiasmado

Inesperadamente una sensación extraña invadió mi cuerpo, salimos por la puerta trasera que daba a una especie de mini estacionamiento privado, ahí estaba una flamante motocicleta azul rey con franjas plateadas, era realmente hermosa... (tiempo después supe que se trataba de una moto deportiva Ducati 1299,pero bueno a lo que estaba) no pude evitar sentir un poco de temor, en mi vida me había subido a una moto conducida por un completo desconocido.

—Lista?—Me pregunto muy atentamente a lo que respondí con una sonrisa.—Listísimas, vamos!!

Me asegure de cerrar el coche y me coloque el casco protector , cruce mi bolso por mis hombros y lo coloque en medio de mi estomago y su espalda, me sujete de su cintura y rece un padre nuestro y me encomendé a los mil santos y ángeles que se me ocurrieron en ese momento.

Aun con el casco podía sentir el aire que se colaba en mi rostro, me abrace de Joel y rápidamente las lagrimas cubrieron mis mejillas y rodaban por mi cuello.

Luis Manuel se había ido sabiendo que lo quería, eso me tranquilizaba pero a la vez me entristecía, no tenía nada más que hacer, solo esperar a que se decidiera a dejarme tener noticias suyas...

POR PRIMERA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora