3. Querido príncipe Marcus:

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Mónaco-Ville. 1948


Querido príncipe Marcus:

Príncipe Marcus, no creerá lo que ha pasado. El sistema de correspondencia cometió un error y resultó que la carta que envié la semana pasada, llegó a manos de un chico poco educado y sobre todo poco gracioso. El muy sinvergüenza lo ha catalogado como un hombre poco confiable ¿puede creerlo? Hay gente en este mundo que no tiene algo mejor que hacer que burlarse de los demás e intentar arruinar relaciones. Me la pase riendo a carcajadas cada que leía lo que el chiquillo había escrito. Fue tan inmaduro al escribir infinidad de barbaridades. Aún así no debe de preocuparse, príncipe, pues estoy convencida de que nuestro amor es real y ni un muchacho inmaduro podrá cambiar eso.

Le prometí que le escribiría, y en realidad lo hice. Le escribí acerca de Duster y como su felicidad al jugar en el jardín me recordó a lo que yo sentía estando cerca de usted. Una sensación acogedora y cálida. Nunca antes me había sentido con la libertad de expresar tantos sentimientos y sensaciones distintas.

Quiero que este enterado de lo mucho que lo extraño, cada parte de usted. Su sonrisa parecida a un comercial de pasta dental, su cabello bien peinado y rubio, sus ojos claros adornados con unas pestañas prolongadas, sus músculos bien definidos y... y ahora creo estar escribiendo cosas no apropiadas, pero no puedo evitarlo. Es como usted me dijo durante su estadía ¿recuerda? "No puedo dejar de elogiarla de tal manera, porque es lo único que pasa por mi cabeza en cuanto la miro".

No olvide enviarme alguna postal de los lugares que visita. Mi familia se encuentra un poco estancada en el país y por esa misma razón el arte de viajar no se encuentra en nuestra agenda, Confío en que no me perderé de mucho si observo fotografías de sus lugares favoritos.

Como dato, he decidido rosear un poco de perfume (su favorito) sobre este insignificante pedazo de papel. Verá, anoche leía un libro y aprendí que un ser humano puede desencadenar recuerdos solo con oler alguna fragancia, se le conoce como memoria autobiográfica evocada con el olor. Lo hago con la finalidad de que pueda recordar la sensación de tenerme cerca.

Espero tener noticias prontas. Se despide, su enamoradiza princesa...


Aitana

Un príncipe sin título de noblezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora