62. Aitana:

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Madrid, España. 1948


Aitana:

¿Quieres saber sobre las emociones reales? Bien, te contaré sobre ello.

Cada día me levanto, en mi habitación el sol se refleja justamente en mis ojos obligándome a despertar en el instante en que aparece de entre las montañas. Eso me hace sentir molesto y detesto el día en que me asignaron esta habitación.

Estoy obligado a acudir al desayuno, sentado en una mesa enorme con personas que dicen ser mi familia. Mi padre no está, porque cree que necesito estar con mamá y eso me hace sentir un tanto miserable.

Bien, después de eso acudo a la escuela porque bueno, tengo que hacerlo y probablemente nadie tenga la culpa de ello. Pero me aborrece y las personas que estudian ahí, se vuelven tan rutinarias y predecibles que me fastidian en exceso.

Vuelvo a casa, me encierro en mi "habitación" y de pronto estoy siendo molestado otra vez, porque la hora de comida se avecina. Quiero dormir un poco pero ellos no me lo permiten hasta que cumpla con el estúpido protocolo que mi madre y su esposo han especulado. Lo que me hace ser, ciertamente fastidioso.

Peleo con mi hermano porque piensa que puede darme órdenes y que yo voy a obedecerlas al pie de la letra, como si yo no pudiese decidir por mí mismo. Cree ser mejor que yo y sé que disfruta el hecho de tener más derechos y preferencias.

A él le tocó la vida fácil y es probable que no tenga la culpa.

Sin embargo, el ser un manipulador y mañoso chico, lo hace culpable de todo.

Esta rutina no se detiene y en ocasiones siento que voy a volverme loco y arrojaré todo por la ventana.

Estoy a punto de perder el control y gritarles a todos que me dejen tranquilo hasta que...

...hasta que veo tu carta llegar.

Entonces puedo llegar a pensar que hay otra persona, en una distancia un poco extensa, que entiende sobre esto de sentirse miserable, a pesar de que lo tiene prácticamente todo.

Perdóname si me equivoco princesa, pero estoy seguro de que ambos somos infelices.

Ahora yo te pregunto ¿Crees que yo realmente soy un príncipe?

Tengo dieciocho años y tengo sexo con la mitad de las mujeres de mi escuela. ¿Eso me hace ser un príncipe? ¿Un caballero?

¿Con cuántos chicos te has acostado, Aitana?

Sé, por supuesto, que tú eres una verdadera princesa.

Y no por tener precisamente un título de nobleza.

Lo eres por el simple hecho de ser como eres: diferente.

Eso te hace una princesa frente a mis ojos.


Tadeo

Un príncipe sin título de noblezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora