→ #4; Involuntariamente.

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Escribí un capítulo relativamente largo, es un poco... em... solo léanlo. jaja :3 ya vendrán cosas mejores:o

...


***Narra Damon***


Era ella. Isabella.

Estaba tan seguro de que alguien estaba espiándome durante las últimas horas, que uno de mis tantos enemigos me había localizado y que me estuviera tendiendo una trampa, alguien que ha descubierto que soy tan débil como un niño.

Jamás se me pasó por la mente siquiera pensar que podría ser ella, hasta que estaba agarrando su suave cuerpo con mi brazo, oliendo el perfume de su cabello mientras sostenía una cuchilla a su garganta.

Y entonces encendí una luz y visto lo que ya había adivinado.

¡Increíble!

No la había reconocido.

Pensando que con el bajo voltaje alguien pudiera haber entrado a la mansión. Pero con mis sentidos degradados no pude decir quién estaba dentro, si es que alguien lo estaba.

Ninguna excusa podría cubrir los hechos. Había lastimado y asustado a Bella.

La lastimé, y juré no hacerlo... pero en vez de disculparme, intenté forzar la verdad fuera de ella para mis deseos egoístas.

Mis ojos fueron atraídos hacia la delgada línea de gotas rojas en la garganta de Isabella, donde el cuchillo la había cortado cuando se sacudió de miedo antes de colapsar junto a mí.

¿Se había desmayado? ¿Cómo?

Es más fuerte y rápida que yo, tiene mejores reflejos y no le teme a nada ni nadie.

Pero me seguía diciendo a mí mismo que no estaba asustado de ella, sino que era todo lo contrario. Ella me teme, la herí... y ahora es demasiado tarde para pedir disculpas.

Tan pronto como me di cuenta de la delgada línea, ella salió rápidamente de la habitación, y no me atreví a seguirla.

*

Después de haber estado tirado en la cama pensando, decidí que era mejor ir donde ella y saber si estaba bien.

Así que me levanté como pude, - aún sigo débil por no haber comido nada en horas – y aferrándome a las paredes fui en busca de Isabella.

La puerta de su habitación se encontraba abierta, y entré sin pedir permiso. Ahí se encontraba ella, sentada en la orilla de la cama dándome la espalda.

- Estaba nervioso. ¿Sabes cómo nosotros los humanos no podemos ver? – dije, sabiendo que no quería lastimarla, pero aun así sonaba indiferente e impenitente. – Es como estar envuelto en algodón todo el tiempo, Isabella. No puedo ver, no puedo oler. Mis reflejos son como los de una tortuga, y me estoy muriendo de hambre... Hace años que no me sentía tan... vivo. –

- ¿Entonces, por qué no pruebas mi sangre? – Preguntó Bella, sonando inesperadamente calmada. –

- No puedo. – Respondí, tratando de no mirar el delicado collar rubí fluyendo de la correa por la delgada y blanca garganta de Isabella. –

- Ya me corté. – Señaló. -

¿Se cortó por mí?

- Así que podríamos ver a qué te sabe la sangre de vampiro ahora. –

Inmortal; Bella&Damon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora