Capítulo 36

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Después de aquella noche logré convencer a los chicos de que estaba bien y que no escaparía de ellos en cuanto se dieran la vuelta (aunque siguiera pensando en hacerlo) pero aún así decidieron dejarme encerrada en la habitación del pánico hasta que mi pierna se recuperase completamente, claramente no estaba de acuerdo pero a ellos no parecía importarles mi opinión, golpeé la puerta por décima vez.

-Sacadme de aquí idiotas, o al menos bajadme la televisión-grité pero como las otras veces nadie respondió, me tiré en la cama, dispuesta a dormirme pero la puerta se abrió dejándome ver a ¿Martha?.

-¿Bobby?-pregunté en alto- Bobby creo que hay una fuga de gas.

-Alex, has crecido-dijo la supuestamente difunta esposa de Bobby- Recuerdo que tenías tan solo seis o siete años cuando te vi por última vez.

-Martha te dije que no bajases-se escuchó la voz de Bobby desde arriba.

-¿Y quien va a darle de comer? Tú no puedes bajar-me sonrió como solía hacerlo siempre y supe que había perdido la cabeza del todo.

-Martha me dejarás subir ¿Verdad?

-Claro cielo, no le hagas caso se ha vuelto un viejo quejica.-Sonreí y subí, esto, fuera lo que fuese parecía muy real.

-Bobby creo que me he vuelto loca- le dije

-Deja que te lo explique-me dijo haciendo que lo siguiera hasta su estudio. -Escucha, Martha ha aparecido esta mañana en casa y no recuerda nada, no recuerda haber sido poseída y no recuerda lo que le hice.

-¿Has comprobado que no es un demonio ni un metamórfico que nos matará mientras dormimos?

-Claro que lo he comprobado, no soy estúpido, es ella, no se porque ha vuelto pero no dejare que nada malo le pase y tu-me señalo amenazante- No le dirás nada de lo que pasó.

-Soy una tumba, además, ahora que lo pienso recuerdo que te pedí cierta información hace tiempo, sería una buena forma de mantenerme ocupada y que no se me escapase nada -Sonreí de lado y él me miro cabreado, bueno, como siempre.

-Aquí tienes-me dio una carpeta en la que había recogido la información de como abrir la jaula- Pero no podrás salir de casa hasta que te cures.-advirtió.

-De acuerdo.-rodé los ojos.

-Chicos-dijo Martha llamando nuestra atención- La comida esta lista.-sonrió de nuevo y cerró la puerta, esto era lo único bueno que había pasado en todo el mes pero no acaba de creermelo, era una sensación que me decía que estuviera alerta, guardé los folios en mi habitación de la planta de arriba y después bajé a comer uno de los deliciosos platos de Martha.

Subí a mi habitación nada más acabar y abrí la carpeta para ojear lo que tanto había estado esperando, todo eran malos augurios y jinetes del apocalipsis, lo necesario para abrir la jaula había estado colgando de mi cuello desde hacía más de un mes, hacían falta los cuatro y ya tenia dos, en cuanto me levantaran el arresto domiciliario podría acabar con esto, cazar a los jinetes restantes y poner a salvo a mi familia, me giré para salir de mi habitación y me topé con Martha mirándome fijamente, sin expresión alguna en su rostro.

-¿Martha?-pregunté mientras alargada mi mano hacia el arma de debajo de mi almohada.

-Perdona cariño, es que has crecido mucho y aún no puedo creer que fueras esa niñita con dos coletas-Sonreí, solté la pistola y salí de la habitación con ella, era increíble que estuviera de vuelta pero me alegraba.

El día paso bien, a pesar de que sentía que algo no iba bien, después de cenar y antes de ir a dormir Sam y Dean llegaron a casa de Bobby.

-Han resucitado todos los muertos de este pueblo.-empezó Dean.- Bobby se que sera difícil pero esto no esta bien, son Zombies y tarde o temprano acabarán matando a alguien, tienes que acabar con Martha.

All Monsters Are HumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora