26. Falling Again.

117 15 0
                                    

Bobby se había ido para siempre hacía apenas 5 días y el silencio reinaba desde que habíamos llegado al hotel. Sam se había quedado de nuevo durmiendo, Dean se estaba dedicando a beber como un loco mientras veía la televisión, desde que los obligue a tomar las vacaciones procuraba hablarme lo menos posible y el silencio se me hacía cada vez más incómodo.

-voy a ir a por la cena- dije haciendo que el ojiverde me mirase.

-no tengo hambre

-¿y si compro tarta?

-no, no es como si tuviéramos algo que celebrar.-rodé los ojos y cogí mi chaqueta, estaba empezando a cabrearme y no quería decirle nada de lo que después me arrepentiría.

-te traeré algo.

Salí de la habitación suspirando para no volver y partirle la cara, no podía llorar a Bobby para parecer fuerte frente a los chicos, no podía vengarlo porque era un suicidio y no podía desahogar todos los sentimientos que había en mi interior porque eso demostraría que no podía controlarme. para cuando quise darme cuenta estaba apretando tanto mis puños que me estaba clavando las uñas en la palma de la mano, respire hondo y entre en el primer sitio de comida rápida que encontré, pedí lo suficiente para los tres y espere mientras lo hacían en la puerta del local, empecé a mirar a la gente que circulaba por la calle sin pensar en nada concreto hasta ver un rostro reconocido a lo lejos, tarde unos segundos en identificar de que me era familiar hasta que recordé el hospital, aquel tipo que se me había quedado mirando y al que yo había clasificado como una alucinación, estaba parado mirándome desde lejos, aparte la mirada como si no me hubiera percatado de su presencia y me dirigí al interior del establecimiento para después salir por la puerta de atrás sin ser vista por nadie, me escondí en el primer callejón que encontré y espere para ver si mis sospechas eran ciertas, puede que fuera algo paranoica al creer que me seguía a mí, pero era demasiada coincidencia encontrarlo en dos sitios seguidos, no paso demasiado cuando aquel tipo de no más de 30 apareció por la esquina mirando hacia todas partes.

-¿buscas a alguien?-pregunté haciendo que me mirase, al instante sonrió de lado.

-no decepcionas.- comento con una sonrisa mirándome con un brillo de maldad en sus ojos.- no voy a hacerte nada asique sigue con lo tuyo, estoy seguro de que ya está tu pedido.- solté una risa sarcástica y me acerque a él amenazadoramente.

-¿qué te parece si en lugar de eso tu respondes a mis preguntas y a cambio no te mato?-sonreí al final de la oración pero me duro poco ya que él se carcajeo en mi cara haciéndome arder en deseos de romperle el cuello.

-inténtalo-susurro con una voz macabra y cambiando sus ojos de color, era un demonio. ¿Qué querían los demonios de mi ahora? sin tiempo para darle más vueltas al asunto me lance sobre él golpeándolo, pero el solo retrocedió un par de pasos y se rio en mi cara de nuevo.

-me haces cosquillas, vamos sigue quiero ver de que eres capaz.- me animo enfureciéndome más si es que eso era posible, lo golpee de nuevo esta vez haciendo que su cuerpo chocara contra la pared y dándome unos segundos para sacar mi daga angelical, la puse contra su cuello sonriendo.

-¿te parece esto suficiente?

-hazlo, vamos. ¿Crees que me importa?

- puede que no te importe morir, pero ¿Qué tal si llamo a tu rey para que sepa que uno de sus asquerosos demonios me está molestando? - él se echó a reír de nuevo.

- es el quien me manda vigilarte, creía que eras más lista.

-asique Crowley me vigila- comente con suficiencia haciéndolo ver que se había delatado, su sonrisa desapareció en ese momento.-¿qué quiere de mí?-pregunte presionando más el filo contra su piel, el apretó los labios pero permaneció callado, aparte el cuchillo de su cuello y lo clave sobre su estómago, haciéndolo retorcerse de dolor, sus insultos hacia mí no tardaron en llegar pero no podía prestar atención a otra cosa que no fuera la sensación placentera que me recorría, era como si por fin librase mi cuerpo de todos esos sentimientos retenidos, la sensación era conocida pero a la vez totalmente nueva y como un adicto que vuelve a caer probando su droga favorita, sabía que estaba comprando un billete de solo ida hacia mi perdición, pero no me importaba, ya ni siquiera me importaba lo que tuviera que contarme o si aquel hombre de 30 años poseído seguía vivo dentro de ese cuerpo, solo quería sentirlo otra vez, y después de esa otra y otra más, hasta ver la vida abandonar sus ojos. Para cuando salí de mi trance el tipo estaba muerto en el suelo del callejón y mis manos estaban llenas de sangre, saqué varios pañuelos de papel de mi bolsillo y cubrí el cuchillo de modo que al guardarlo en mi chaqueta no la manchase y tire de las mangas de la misma, que por suerte no se había salpicado, para tapar mis ensangrentadas manos. Volví a entrar en el local por la puerta trasera y me fui directa al baño para limpiar todo lo que pudiera incriminarme, después salí del local con la cena y empecé a caminar al hotel de nuevo. ¿Debía decirles a los chicos lo que había pasado? "NO" grito al instante una voz en mi mente "¿no crees que ya están bastante mal como para que tú les eches tu mierda encima?" lo pensé apenas unos segundos antes de determinar que no les podía decir nada, no les haría esto, me había prometido ser su pilar, y no podía serlo si creían que estaba volviéndome loca, además no era nada malo, solo había cazado a un demonio, no era la primera y no iba a ser la última vez. 

All Monsters Are HumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora