Tras una dormitada que duró hasta el día siguiente, Allyson se percató que necesitaba aclarar unos detalles respecto al evento, ¿y qué mejor qué la fuente principal de información, traumas, desconfianza y la actitud pasiva-agresiva con la que se enfrenta al día a día?
—¡Allye! ¡Hace semanas que no hablamos! —escuchó la hija al otro lado de la linea, tras marcar el número de Colleen esa noche.
—Hola mamá.
—¿Qué tal la escuela? ¿Todo bien?
—Sí; pasé todas mis materias. Apenas pude con un par, pero ya sabía que algunas iban a ser más difíciles qué otras, y pude lograr superar todo eso sin necesidad de sobornos y/o ofrecimientos de sexo.
—Así nos pasa a muchas cielo...excepto por eso último de...no, no; en realidad creo que también llegamos a pensar eso en los viejos días. Cuándo yo estuve en la universidad por primera vez, también fue muy duro, pero siempre encontraba algo que me daba fuerzas para continuar.
Colleen Martin era quizás el epitome de la mujer independiente del día de hoy, pero no fue sencillo mostrarse casi como un ejemplo a seguir para millones de jovencitas allá afuera: un puesto en una de las pocas compañías de manufactura que no había sido tentada con la idea de cerrar todo y re-abrir la planta en algún país del tercer mundo (en parte porque, desesperados por empleo, muchos aceptan sueldos dignos del tercer mundo) como negrera (aunque creo que el termino oficial es “supervisora de personal”) y un sueldo más o menos digno. Pero todo eso no vino con facilidad; le costó tiempo, le costó dinero, le costó casi su dignidad tras un matrimonio fallido.
El que siguiera adelante, fue algo de Allyson admiraba con profundidad, si bien no lo hacía notar a menudo.
—¿Fuerza para continuar, mamá? ¿Así le llamaban al crack en aquellos días?
—No todo era malo, cariño: había algunas ventajas.
—¿El hecho que al menos vivir en el campus te daba la oportunidad de alejarte de la abuela?
—Sabes que una persona está mal cuándo le rechazan su solicitud de entrada al Ku Kux Klan porque la consideran “demasiado extremista”...Hitler estaría orgulloso que su legado viva...
—Oye...mamá —Allyson suspiró brevemente—. Creo que no hemos hablado de lo de...ya sabes...lo que ocurrirá pronto.
—Hija, es una boda: puedes decirlo con todas sus letras, no es como si se tratara de una orgía satánica dónde van a sacrificar gatos negros.
—¿Me creerías si te dijera que esa combinación se escucha más en el campus de lo qué esperaría?
—¿Oh, de verdad? ¡Veo que algunas cosas nunca cambian!
—Oye, en todo caso, volviendo a lo de...em...lo de la boda. ¿Todo bien con eso? ¿La planeación está..?
—Se pone complejo, pero no es nada del otro mundo linda; tampoco es la Boda Real. Sólo...dos cuarentones que se reencontraron.
—¿No querrás que te vaya ayudar con algo? Ya salí de clases, y el trabajo no me está quitando tanto tiempo ahora, así que podría pasarme por la casa y...no sé, hacer algo.
—Todo está bajo control cariño, gracias —Colleen replicó con un tono suave y conciliador—. Pero...creo que quizá si hay algo que podamos hacer.
—¿De verdad? ¿Qué cosa?
—Si puedes venir, sería maravilloso.
—Claro, no te preocupes; me pasaré mañana, al salir del trabajo, ¿vale?
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Casarse en Diciembre
ChickLitAllyson Martin es una estudiante de primer año de universidad que sobrevivió al reto más grande de su vida hasta ese momento: el primer semestre. Pero las vacaciones de invierno la llevaran a uno aún mayor: ayudar con la boda de su madre con un viej...