Modeloca|| Edson Puch

Capítulo 2: "Los Guarda espaldas"

El segundo día en Estados Unidos ya que no había partido salimos a recorrer la ciudad, aunque ya la conocíamos siempre había algo que te falta por conocer supongo, aunque estuve todo el rato hablando con la Trini. Sobre las cosas que han estado pasando en Santiago y por supuesto también le conté lo que había pasado ayer, ella insistía en que debería abrirme un poco más a conocer a los futbolistas, pero no estoy ni ahí. Más encima en la sala común siempre están sudados. Nos lo iba a abrazar estando así. Cero glamour.

-Ya, maraca. Me tengo que ir, que estés bien gorda.

-Trini, Dios mio. Te he dicho que odies que me llames así.

-Ay amiga, si es con cariño. Además igual estuviste con Luis Pedro mientras pololeabas con el Borja. Te amo-. Y así sin más colgó. Odiaba que me recordara esas cosas. Eso pasó cuando tenía como 16 años y fue la primera vez que me curé. Y bueno, "paso algo" con Luis Pedro (entiéndase tener sexo :z jiji) pero fue sin intención. Si yo de verdad amaba al Borja. Por algo estuvimos juntos alrededor de 7 años hasta que un día me dijo que sentía algo por Lourdes. Si, mi hermana. Incluso con su actitud y su vocabulario. De hecho según sé eso es lo que más le llamaba la atención. En todo caso nunca ha pasado nada entre ellos, porque a Lourdes no le gusta, lo encuentra muy estirado. Igual me dio pena cuando me dijo porque de hecho aún lo amo. Más encima me cambia por mi hermana, fuimos el tema de conversación de todo el condominio por meses. Aunque agradezco que él me dijera, termino conmigo antes de hacer cualquier cosa. Eso solo hace que lo ame más.

Fuimos a almorzar a uno de los restaurant más lujosos del centro de la ciudad pese a los reclamos de mi hermano menor que insistía en pasar a un lugar "menos caro", dijo que se conformaba hasta con el Mcdonals, pero me rehusé totalmente a eso. Si ya estábamos acá por su culpa no iba a permitir que comiéramos esa comida basura que tanto le gustaba a ella. Eso solamente te hace engordar y no te aporta en nada. No podía entender como a la gente le gusta esas cosas.

Ahora por fin veníamos de vuelta al nuestro hotel.

-Oh mierda-. Escucho el grito de mi hermana y cuando me doy vuelta para reprenderla por el vocabulario veo lo que la hizo gritar, viene la selección Chilena en pleno caminando hacia nosotros. ¿Por qué a mí?

Alguno de ellos pasan directo al ascensor sin siquiera mirarnos, aunque con los gritos de Lourdes la gran mayoría le sonreía y le decía una que otra palabra, de hecho más de uno paró para hablar con ella y/o firmarle un autógrafo.

-Ya, princesita. ¿A nombre de quien querís el autógrafo?-.  Le preguntó uno de ellos, con toda la pinta de flaite. Si fuera caminando y derrepente de encuentro con alguien así cruzaría la calle sin pensárselo dos veces. ¿Será necesario esos cortes que se hacen los futbolistas? Se ven aún más picantes, como si con su lenguaje vulgar no fuera obvio.

-Lou, mi nombre es Lou... Ay, te amo-. Le volvió a decir mientras lo abraza. Ay, señor jesus. Mi hermana no tenía dignidad. Él se rio y la abrazo aunque bajó un poco su brazo, más cerca del trasero de mi hermano de lo necesario.

-Hey, no toques así a mi hermana, roto-. No me pude contener. Odiaba que los hombres se aprovechan así de las mujeres. Si Lourdes le estaba dando un abrazo normal y él enseguida se propasó con ella. Por eso odiaba tanto a los futbolistas.

-¿Y voh bonita quien erís?-. Me pregunto cuándo identificó quien le había hablado. Aunque aun no soltaba a Lourdes, y de hecho había bajado aún más su mano.

-Ay, ella es mi hermana. Ignora, es muy cuatica... ay, es que te amo.

-¿Ah sí? ¿Y cuál sería el nombre de la señorita?

-Gracia König-. Le digo con una sonrisa de superioridad, estoy segura que ni siquiera sabe cómo pronunciar mi apellido.

-Ahh, weena chora. Eduardo Vargas-. Dice mientras me ofrece la mano para saludarlo, dudo por un momento ¿Y si me contagia algo? ¿o me quiere drogar con esa cosa que se ponen en las manos los violadores ahora? Al final me decido por saludarlo, ya que mis papás siempre me enseñaron que es de roto no saludar.