Diciembre de 1910.
Eran las vísperas de navidad, todos estaban contentos pues era una temporada de amor y paz, desde hace mucho todo era tranquilidad en el castillo lo sucedido con Dylan y Alfred se había solucionado con una disculpa que Dylan ofreció a la familia tres noches después. Todos han estado apoyando un poco más a Dylan desde que oficialmente la empresa que se encargara de la mina comenzó a repararla para abrir sus puertas lo más pronto posible.
El tío de Dylan, se fue unos meses a Francia donde esperaba que su problema de alcoholismo se resolviera, la abuela por su parte acepto la oferta de Dylan, hablo de la casa que Dylan les compro y amueblo actualmente vive ahí con su propio mayordomo y doncella personal.
Por su parte Sybill sigue enamorada de Richard el primer lacayo y no piensa renunciar a su amor por él, digan lo que diga su familia y amigos. Alfred ha estado tomando clases de francés e italiano pues no duda que algún día se mude a vivir en alguno de esos dos países, el piensa en crear una empresa de algo que sea muy demandado por la sociedad en algún futuro.
La vida de Dylan no ha cambiado en absoluto y no piensa cambiar la forma en la que piensa en relación a todo, su autoestima a estado mejorando un poco pues todos en el pueblo volvieron a creer en la familia y la familia le agradece a Dylan por eso, él se encuentra demasiado ocupado con la mina pues si no entiendo mal él quiere que este abierta para el doce de diciembre el día que cumple años Alfred, sería como una especie de regalo para el aparte de que piensa cambiarle el nombre a la mina y ponerle el nombre de Alfred o apellido para que en un futuro llegara a suceder algo trágico y la mina este en su funcionamiento Alfred pueda gestionarla y vender los objetos, para así poder mantener a los Monroe. Nadie de la familia sabe que la mina esta pronta a abrir.
Por el lado de la servidumbre todos sigue tal cual, cada quien ocupándose de sus asuntos, en sus momentos Richard busca la forma de pasar el tiempo con Sybill, ya sea que bajen al pueblo o Sybill lo llame y le pida un favor. Siempre se envían cartas, aunque parezca extraño que se envíen cartas viviendo ambos en la misma casa, pues no lo es ya que Elizabeth la doncella de lady Sybill es su mensajera, siempre que ella sube para atender a Sybill baja con una carta de ella y viceversa siempre que ella tiene que subir le sube una carta de Richard y se la entrega personalmente. En esas cartas se dicen lo tanto que se quieren y que no pueden vivir un minuto más a solas, o en el caso de las cartas de la mañana donde Richard le dice lo hermosa que se veía anoche en la cena.
Por el momento la persona que tiene más problemas que todos los del servicio juntos es Barba puesto que tuvo que enviarlo todo lo que tenía ahorrado a su ex Mary para así pagarle una gran parte de lo que gasto ella para criar a su hijo, nadie del servicio ni siquiera la señorita Mason saben sobre el hijo de Barba pues no cree conveniente que alguien lo sepa, cada que puede Barba le envía un dinero, actualmente el sobrevive con lo poco que deja para él, todo parece como si él estuviera normal en cuanto a su economía pero no es así por más que quiere no puede gastar nada ya que si no se quedaría sin dinero.
─Buenos días señorita Boyle─
─Buenos días señorita Mason, ¿Qué la trae por aquí?─
─Bueno quería preguntarle ¿cómo va con la comida? para la fiesta de sir Alfred─
─Supongo que bien, eso sin contar que aún no me llega el pedido y que lady Alice me pidió que cambiara el desayuno ya más de cinco veces para ese día─
─Supongo que lady Alice solo quiere ayudar─
─Pues no lo hace, créame─
─Y cuál es el desayuno que tiene ahorita─
─Ninguno, porque lady Alice está pensando cual desayuno será el definitivo─
─Bueno eso está bien así usted sabrá que preparara para el desayuno─
─Pero no entiende señorita Mason, si no decide hoy cual desayuno será, no tendré tiempo para realizar el pedido y que llegue a tiempo─
─Entienda que mi lady lo sabe y no creo que quiera perjudicarla a usted─
─Que dios la oiga, y que lo decida antes de que sea demasiado tarde─
─No se preocupe señorita Boyle, ya lo eh decidido─
─Oh mi lady─
─Supongo que usted está muy preocupada por el tiempo, y la entiendo hasta yo sé que no es fácil preparar un desayuno, comida y cena para un cumpleaños─
─Si mi lady, no es nada fácil, si tan solo hiciéramos las cenas para las ocasiones especiales, tal vez sería más fácil─
─Lo siento señorita Boyle pero en esta familia se hacen las tres comidas especiales para los cumpleaños, y si no le gusta puede entregarle su renuncia a la señorita Mason─
─No mi lady a lo que me refería era que sería más fácil pero es mejor hacer las tres comidas en los cumpleaños así el festejado se siente más feliz─
─Veo que lo entiende señorita Boyle, ahora si me disculpa iré arriba a esperar que Leech suba mi desayuno, señorita Mason podría decirle a Anna que la espero arriba─
─Claro mi lady enseguida─
─A y por cierto señorita Boyle no quise sonar mal agradecida por su servicio cuando le dije lo de la renuncia─
─No se preocupe mi lady no lo interprete así─
─Por supuesto eso pensé –subió las escaleras──Vio eso señorita Mason─
─Claro que lo vi, desde cuando mi lady se porta groseramente con nosotros─
─Yo creo que solo se levantó de malas─
─Por dios Sarah, mi lady nunca es grosera ni cuando se levanta de malas─
─Yo solo decía, señorita Boyle─
─No digas nada y ponte a trabajar─
─Claro señorita Boyle─
─Y usted que dice señorita Mason─
─Que no puedo decir nada sobre el comportamiento de mi lady pues ella es la jefa─
─Por dios hoy todos se levantaron mal o es mi impresión─
─Ahora si me permite iré a avisarle a Anna que le suba el desayuno a mi lady─
─Si claro vaya, o será reprimida como yo──Señorita Leech, mi lady desea que le suba el desayuno─
─Pero aún no ha pedido el servicio─
─Ella personalmente bajo a pedirlo─
─Se sentirá bien, si ella nunca baja en pijama ni a la biblioteca─
─Bueno supongo que no esperara a que ella baje a por la bandeja─
─Pues si ya bajo hace rato ¿Por qué no se la llevo de una vez?─
─Anna que comportamiento es ese─
─Lo siento señorita Mason, creo que me pase un poco─
─Espero y el señor Barba no se entere de esto o será usted el hazme reír de todos cuando la regañen por su comportamiento─
─De que me debo de enterar señorita Mason─
─De que... De... De que Anna aun no le sube el desayuno a mi lady─
─Y que espera Anna─
─Nada señor Barba, solo estaba pensando si me hacía falta algo para vestir a mi lady─
─Bueno supongo que no le será molestia volver a bajar por lo que le falte no cree─
─Tiene razón señor Barba──Señorita Mason podría venir a mi despacho un momento─
─Claro señor Barba que se le ofrece─
─Qué me preste otra cantidad de dinero que la vez pasada─
─ ¿Qué? Claro que no señor Barba─
─Por favor esta será la última vez─
─No señor Barba, tan siquiera dígame para que lo quiere, con esta vez ya van tres veces que me pide dinero─
─Pero no le puedo decir señorita Mason─
─Entonces yo no le puedo dar dinero─
─Está bien es una sorpresa para el sir Alfred, es un regalo que le compre y no lo eh terminado de pagar─
─Señor Barba ambos sabemos que no sabe mentir─
─Entienda señorita Mason no puedo decirle la verdad─
─Entonces creo que tendré que ir con mi lord y decirle que usted me ha pedido dinero y no me quiere decir para que, dudo mucho que a él le mienta─
─No señorita Mason, no podría ver la cara de devastación que tendría mi lord al escuchar la verdad─
─es tan grave el problema─
─Debe prometer que no se lo dirá a nadie─
─Seré como una tumba con su secreto─
─Antes de entrar al servicio yo tenía una novia llamada Mary Murray, ella no quería que yo entrara al servicio y quería que trabajara en la granja junto a su padre, yo le dije que no, que mi sueño era ser el mayordomo, con anterioridad ella y yo habíamos estado en la cama y parece ser que quedó embarazada, hace poco ella estaba en el pueblo, se acuerda que fui a visitarla, ahí me dijo que había estado embarazada y me amenazó con demandarme si no le pagaba todo lo que gasto en criar al niño─
─Por dios señor Barba, jamás lo pensé de usted, usted que es una persona fuerte, estricta, tener un hijo –se carcajeo─
─Ahora seré el hazme reír de esta casa─
─No señor Barba mientras el secreto este conmigo nadie se burlara de usted─
─Gracias señorita Mason, ahora si me prestara el dinero─
─Me temo que no puedo señor Barba ya que yo si le compre un regalo a sir Alfred─
─Y de sus ahorros─
─Me temo que tampoco pues me propuse una cosa en la vida y es no sacar nada mis ahorros y dejarlos para la jubilación eso si no muero antes─
─Bueno supongo que tendré que ver cómo le hago─
─Y a todo esto qué edad tiene el niño─
─Bueno ya no es tan niño que digamos tiene 21 años y al parecer trabaja en la granja con su abuelo─
─ ¿Por qué no se lo trae aquí a trabajar?─
─Si señorita Mason yo sé que sería mejor que trabajara aquí pero su madre no quiere─
─Pero hay un problema que su hijo ya tiene la mayoría de edad, entonces no le debe porque reclamar ningún dinero─
─Pero amenazó con demandarme─
─Pero ya no es tiempo de demandas señor Barba, eso lo tuvo que hacer cuando el niño aun no tenía la mayoría de edad─
─Ahora que lo pienso bien, tiene usted razón señorita Mason─
─Creo que alguien ha sido estafado todo este tiempo─
─Pero está segura de que no me puede demandar─
─Muy segura no señor Barba, pero para salir de dudas ¿Por qué mejor no le pregunta a mi lord?─
─No nada de eso, no podría seguir trabajando en esta casa después de saber que abandone a mi hijo y que ahora ente la sociedad es un bastardo─
─Señor Barba yo sé que mi lord lo entenderá─
─Mire que horas son, tengo que anunciar el desayuno─
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Secretos de Woburn Abbey
Ficção HistóricaConoce los secretos de esta familia aristócrata del siglo XIX, al igual que los secretos de los sirvientes del castillo. Ve como la vida le pone obstáculos a Dylan Monroe los cuales puede que afrente junto a todos o lo dejen solo en la vida. Por...