Capítulo 08

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12 de Diciembre de 1910.

─Está todo listo señora Boyle─
─Si señor Barba, todo eso es el desayuno del día de hoy─
─Entendido, Richard y Arthur subir esto antes de que bajen─
─Claro señor Barba─
─Simple mente creo que fue un milagro que el pedido llegara a tiempo─
─No creo que fuera tanto el milagro señorita Boyle─
─Como dice eso señor Barba, no le parece a usted que fue un milagro que nos surtieran después de cerrar la tienda─
─Le repito que no fue tanto el milagro, más bien fue lo que...─
─Lo que señor Barba, dígalo no se quede callado─
─Es que no estoy autorizado a decir esto, pero debe prometerme que no se lo dirá a nadie─
─No señor Barba, no le diré nada a nadie, podría decirlo ya, no me gusta el suspenso que crea cada vez que se detiene, solo porque cree usted que nadie puede guardar secretos─
─Está bien se lo diré pero cálmese un poco, fue solo que me pidieron no decirlo y usted ya sabe cómo soy yo cuando me piden favores─
─Si señor Barba, lo va a decir sí o no, mire que tengo que hacer más cosas que solo la comida─
─Como decía, fue más bien lo que mi lord hizo para que surtieran ese pedido─
─Que quiere decir con lo que hizo mi lord─
─Es que él personalmente fue a la tienda a pedir que surtieran ese pedido para antes de que cerraran, el señor de la tienda se reusó pues dijo que antes del pedido había más pedidos, mi lord insistió y no tuvo más opción que darle un dinero extra─
─Es cierto lo que dicen señor Barba a mi lord lo cambio la pelea que tuvo con sir Alfred─
─Tonterías es solo que él no es un chico malo solo le gusta llamar la atención y él sabe que de esa forma lo consigue, siendo un patán, mal agradecido─
─Señor Barba, y ese vocabulario─
─No dije nada malo señorita Boyle, solo la verdad y todos lo sabemos─
─Si pero quién diría que usted criticaría a alguien de esta casa─
─Bueno supongo que de vez en cuando no está mal desahogarse de sus pensamientos─
─Debería de escribir un libro para desahogarse de sus pensamientos, ya que puede suceder que algún día lo escuchen por ahí─
─Tonterías yo no tengo tiempo ni para leer uno, como para escribirlo─
─Pero piénselo, podría escribir algo donde plasmara todos los secretos de esta castillo que usted guarda bajo su sombra─
─Le repito, son tonterías y será mejor que suba antes de que bajen─
─No se preocupe señor Barba, hace diez minutos que bajo mi lord y lady Sybill─
─Gracias Arthur, y la próxima vez sería mejor que me avises inmediatamente─
─Lo se señor Barba, pero lo vi tan feliz y entretenido que no lo quise molestar─
─Te lo agradezco Arthur pero no importa que esté haciendo interrúmpeme─

El señor Barba subió al comedor donde se encontraban, lady Sybill y lord Dylan y por la puerta apenas entraba sir Alfred el cual parecía un poco contento pues era su cumpleaños pero a él no le importaba pues no estaba su papá y él lo extrañaba mucho ya que era en su cumpleaños donde más lo consentía y le preparaba una gran reunión con los seres queridos más cercanos de Alfred.

─Buenos días hermanito─
─Hola Sybill, Dylan─
─Buenos días Alfred─
─Que más te da si son buenos o no para mi─
─No empiecen otra vez por favor─
─Ya viste quien es el que comienza todo─
─Feliz cumpleaños sir Alfred─
─Gracias Barba, seguro que no quieres poner una silla para sentarte, a nosotros no nos molesta que te sientes─
─Alfred, no entiendes que a Barba le ofende que trates de cambiar las reglas del servicio, y con esto no quiero decir que me moleste─
─Gracias mi lord─
─Tienes razón Dylan, soy un torpe al querer hacer sentir mejor al personal─
─Yo no dije eso, pero si tú lo dices─
─Dylan, Alfred, quieren parar ya de una vez que acaso no pueden dejar de pelear un día, y más tratando de un cumpleaños─
─Tienes razón Sybill, perdón Alfred por cuestionar tus opiniones sobre cómo hacer sentir mejor al personal, pero debes entender que hay reglas que el mismo personal hizo, no fueron los condes pasados quienes impusieron esas reglas, fueron los mismos del servicio─
─Bueno viéndola desde esa perspectiva, perdón Barba de nuevo, y perdón Dylan por decir lo que no dices─
─Ven que les cuesta llevarse bien─
─Bueno para cerrar este momento de alegría supongo que debo decir esto, feliz cumpleaños hermano... sabes que mejor hermanito─
─Gracias Dylan─
─Y es por esas cosas que los quiero mucho hermanos, y feliz cumpleaños─
─Gracias Sybill, ¿Mamá no bajara a desayunar con nosotros?─
─No me dijo Leech que te dijera que no iba a bajar y que te daría tu regalo durante el té─
─No sabes si vendrá la abuela a esa hora─
─Supongo que si diario lo hace, tu que dices Sybill─
─Bueno supongo que la abuela es libre de venir cuando quiera y no veo porque sea un problema─
─Ambos la quieren, pero yo no, ese es el problema─
─Y no veo porque no la quieres─
─Ese es otro problema, haber dime Alfred de quien crees que fue la magnífica idea de separarme de ustedes y de mis padres, durante mi adolescencia, esa etapa donde yo los necesitaba más que ninguna otra, esa estupenda ida de enviarme a un internado. Adivinen, si exacto fue de ella─
─Pero nuestros padres dijeron que fue por tu bien─
─Crees que estar separado de mi familia es mi bien, dime Sybill –contuvo las lágrimas─
─No, pero tranquilo hermanito, creo que aun estas a tiempo de conocernos bien─
─Lo dudo Sybill, si creo que los voy a conocer bien pero dudo que sea el tiempo─
─Pero el tiempo no importa, lo que importa en verdad es que nos conozcamos bien y no pelemos seguido─
─Como dije Alfred no cuestionaré más tus opiniones, pues en veces tienes unas que hasta yo mismo quisiera haber dicho eso─
─Pero ahora que lo pienso Dylan, creo que en algo si fue para bien que te enviaran a el internado─
─En que crees que si be sirvió Sybill─
─En que ahora eres un poquito más inteligente de lo que eras antes de ir al internado─
─Muy graciosa Sybill, oye Alfred y a quien tienes pensado invitar hoy a la cena─
─Bueno a invite a Alaska Cavendish y para que no te sientas solo me tome la libertad de invitar a Erika Herbert─
─Que hiciste que─
─Que invito a Erika, que acaso eres sordo Dylan─
─Bueno y ahora hablando de parejas y tu Sybill, no hemos escuchado que tengas algún pretendiente─
─Bueno no estoy tan apresurado como ustedes pero, por ahí hay alguien que me gusta, tal vez y algún día les doy la sorpresa─
─Bueno mientras no sea una sorpresa, como que te gusta alguien del servicio no hay problema─
─Bueno y si me gusta alguien del servicio qué harías─
─Yo apoyarte y supongo que Alfred también, pero mamá y la abuela supongo que te enviarían a un internado, ya que ellas piensan que con enviarte a un internado solucionan tus gustos─
─Gracias y deja de decir eso del internado, cada vez que hablamos de eso pienso en un lugar horrible donde pasaste mucho tiempo─
─Si mucho tiempo─

─Mi lord, por favor podrían salir del comedor, necesitamos arreglar todo para la comida─
─Si perdón Barba, creo que nunca habíamos hablado mucho y la pasamos tan bien que no recordamos que tenemos cosas que hacer─
─Bueno mi lord es libre de pedirme que me espere un rato más y dejarlos platicar─
─No Barba tranquilo ya nos vamos─

Los tres hermanos salieron del comedor, los tres estaban felices pues nunca habían pasado tanto tiempo juntos y platicando, sobre todo resolviendo sus problemas, se hacía un poco tarde así que Dylan se tuvo que despedir de ellos y salió hacía la mina donde tendría una sorpresa para la familia, Sybill y Alfred se fueron un rato a la biblioteca para después subir a cambiarse y bajar para ir a la mina donde se reunirían con Dylan, la madre de Dylan ya sospechaba para que Dylan los había citado en la mina, ella junto con la condesa viuda sabían muy bien que esa sorpresa seria que la mina de nuevo estaba abierta y que la esperanza de que el pueblo estuviera como antes se había ido pues ya lo estaría.

En la servidumbre...

─Señor Barba, ¿Cree usted que podremos ir a ver la sorpresa en la mina?─
─Me temo que no señorita Mason, si vamos no nos daría tiempo para regresar y nadie atendería a su señoría─
─Pero podríamos ir y venir inmediatamente, no creo que simplemente lo anuncie y ya─
─Creo que será mejor que le pregunte a mi lady si podremos ir─
─Bueno creo que tiene razón, ir y ver nomas el anuncio, creo que será mejor que nos quedemos y nos enteremos por los periódicos de mañana─
─Está bien señorita Mason, usted y las doncellas pueden ir─
─Y los lacayos, la señorita Boyle y Sarah también pueden ir─
─Me temo que no señorita Mason, los necesitare para cuando su señoría regrese─
─Bueno lo siento por la señorita Boyle ella también quería ir─
─Bueno pues yo también los siento pero tenemos cosas que hacer aquí, pero eso si señorita Mason los quiero a todos aquí antes de que sus señoría llegue─
─Si señor Barba─
─Ahora dígame si ya llego el señor Carson─
─No lo sé señor Barba, creo que iba a pasar primero por la condesa viuda─
─Señor Barba, dice mi lady que caminaran hasta el pueblo y que Carson los recogerá ahí después de dejar a la condesa viuda y a sir William en la mina─
─Y el señor Carson sabe de esto─
─Mi lady me dijo que sí que usted no se preocupara por eso─
─Está bien supongo─

La condesa viuda Alice, lady Sybill y sir Alfred fueron hacia al pueblo caminando, como había dicho lady Alice, ahí el señor Carson los esperaría con el auto para llevarlos a la mina donde Dylan los estaría esperando para hacer el anuncio a todo el pueblo. Los sirvientes con permiso corrieron prácticamente a la mina para no perderse del anuncio.

─Buenas tardes señores y señoras, me complace decirles que después de prácticamente menos de un mes, esto que está a mi espalda, esta preciosa mina que ha pertenecido a mi familia desde sus inicios como condes, esta mina que sirvió durante mucho y que por desgracia y mala adminis... malo mantenimiento, perdón, vuelve a abrir sus puertas no solo dando empleo a miles de hombres en este pueblo si no que ahora tenemos los avances de última generación en cuanto a la minería, la mina contara con nuevos soportes y nuevas vías, así como nuevos vagones de carga.

Quiero decirles que no todo son noticias buenas pues a pesar de que los mismos mineros de antes serán contratados no se resolverá sus problemas económicos aun, pues la familia ha pasado por un baje económico y no tenemos fondos suficientes para pagarles a todos, pero no se preocupen antes de que traten de matarme quiero decirles que en cuanto se extraiga material de la mina se les pagara lo que se les llegue a deber una vez comiencen a trabajar.

También quisiera decirles que decidí hacer el anuncio hoy ya que como todos sabrán es el cumpleaños de mi hermano menor Alfred y quisiera decirle que este es su regalo de cumpleaños, sé que no es el mejor regalo pero sé que esto es importante para la familia pero sobre todo para el abuelo que sé que está orgulloso de nosotros tres al vernos estar unidos, supongo que nuestro padre también y no creas que esto se me ocurrió a mí, en mi poder tengo un escrito que encontré en la caja que normalmente nosotros los Condes Snowdon tenemos para guardar todo aquello que es vital para conservar el título, esta caja es guardada por la condesa viuda o en caso de que la condesa viuda fallezca antes que el conde esta caja pasa a manos de la condesa que esté gobernando en la actualidad. Mi abuelo y mi padre rompieron esa regla al darme estas cajas ya que esto no puede ser leído ni abierto por nadie más que solo que esté en peligro el título.

Debidoa que se rompieron las reglas sobre estas cajas yo no tengo el derecho de teneruna caja puesto que en ambas puedo guardar los documentos solo que el siguienteen heredar no sabrá con exactitud cuál caja contiene todos los documentosimportantes de mi mandato y solo se puede tener una en su poder y lo repito enmi caso rompieron las reglas mis antecesores─
─Dylan que te sucede ¿Por qué dices eso ante todo el pueblo?─    

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