Capítulo 15

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Por la tarde habían organizado una pequeña ceremonia para recordar a su abuela y tío al igual que el hijo y antigua esposa de Barba, todo el servicio y la familia asistieron así como amigos cercanos que se habían enterado de la triste noticia. Dylan había pedido que se colocaran cuatro lapidas en el cementerio para recordarlos.

Al llegar de la ceremonia la familia había pasado a la biblioteca a tomar el té, los del servicio se pusieron a trabajar aunque aún había un sentimiento que les impedía enfocarse directamente a sus actividades.

Había llegado una carta y un regalo para Dylan, en un coche, el chofer tenía la misión de entregarle las cosas personalmente al mayordomo y no a otro empleado, a pesar de la que la señora Mason le explico la situación al chofer él se negó a entregárselo a ella.

─Señor debe de entender, él señor Barba acaba de pasar por una perdida y está descansando –dijo un poco molesta─
─Lo siento por él pero a mí me dieron ordenes claras que debía de ser entregado a él─
─Por lo menos me puede decir ¿Quién lo manda? ─
─Lady Alaska Cavendish─
─ ¿La hija de los duques de Devonshire? ─
─Así es─
─ ¿Qué sucede señora Mason? ─
─Señor Barba, no debía de estar descansando─
─Para nada, hay mucho trabajo que hacer─
─El señor trae un regalo para su señoría─
─ ¿Por qué no lo recoge señora Mason? ─
─Vera... –fue interrumpida por el chofer─
─Vera, lady Alaska me pidió que se lo entregara personalmente a usted y no a otra persona─
─Oh entiendo, bueno deme el regalo entonces─
─Permítame─

El chofer regreso al coche de donde saco una canasta donde venía un hermoso cachorro

─Oh mi lord, ¿Qué clase de regalo es este? ─
─Si vera lady Alaska también envía esta carta disculpándose de no poder asistir el día de hoy─
─Sabe usted si el cachorro está entrenado─
─No sabría decirle pero ella mismo lo escogió, bueno paso a retirarme─
─Gracias por la ayuda señor─

Barba metió al cachorro al comedor de los empleados y lo dejo en la mesa todos se sorprendieron y alegraron al verlo, era un cachorro bastante amigable y se dejaba acariciar por todos, Barba no sabía cómo darle la sorpresa a Dylan pues sabía que la familia pasaba por un momento difícil. Decidió que le daría primero la carta tal vez ahí venia escrita la sorpresa, así que subió a la biblioteca donde estaban todos.

─Mi lord, le llego esta carta─
─Barba no te hubieras molestado debes de descansar─
─Me siento bien mi lord gracias por estar al tanto de eso─
─Lo entendemos Barba, gracias a ti por estar al pendiente de todo aun con lo sucedido─
─De nada mi lady─
─Barba ¿Hay algo que debas de entregar con esta carta? ─
─Si lo hay mi lord─
─Y ¿Dónde está? ─
─Esta abajo mi lord─
─ ¿Por qué no pediste a alguien que lo subiera? ─
─Porque es peligroso subirlo mi lord─
─Entonces bajemos a verlo─

Toda la familia bajo a ver que era la sorpresa que tenía a todos desesperados por saber, al bajar vieron como todos los del servicio se encontraban alrededor de la mesa cuando hicieron un espacio para que Dylan viera el quedo maravillado con esa criatura tan hermosa.

─Es un perro─
─Es tan hermoso─
─Lo se Sybill─
─ ¿Tiene nombre? ─
─No sir Alfred─
─Entonces ¿Cómo lo llamaras Dylan? ─
─No lo sé─
─ ¿Qué te parece dogo? ─
─No Alfred no me convence─
─Am... y ¿Qué tal Gold? ─
─Suena agradable mamá─
─Entonces será Gold─
─Sí creo que si mamá, bueno lo llevare arriba─
─ ¿Esta seguro mi lord? Aún no sabemos si está entrenado─
─No importa él se viene conmigo─

Había llegado la noche y toda la familia estaba cenando, nadie dejaba de pensar en ningún momento en lo ocurrido, aún no habían pasado veinticuatro horas como para dejar a un lado eso y seguir con sus vidas normales, habían acordado que guardarían luto durante una semana incluso dos eso lo decidirían con el tiempo, Dylan sabía que pasarían cosas bastante problemáticas en cuestión a su familia pues su abuela era una barrera para que nadie criticara o esparciera chismes de la familia ella era muy manipuladora sobre todo si se trataba de su familia era dispuesta a darlo todo en una batalla de palabras.

Lo único que podían hacer de ahora en adelante era mantenerse bajo la sombra de la sociedad y no hacer polémicas peleas fuera de casa, a todo eso lady Alice anuncio que iría un par de días a Londres a visitar a su única hermana la cual vivía en París Francia, ella iba a estar de paso en la ciudad de Londres para después ir a un viaje por todo américa, a ella no le agradaba ir de visita al castillo pues creía que era muy aburrido y le daba tristeza ver algo tan grande y vacío a la vez.

Alfred le hizo segunda cuando anuncio su viaje pues él no quería quedarse solo en casa sabiendo que podrían pasar cosas horribles con Dylan sin la intervención de sus mamá. Lady Sybill en un principio también iba a ir pero después decidió mejor quedarse con la excusa de que se sentía mal por dejar a solo a Dylan. Todos terminaron la cena y lady Alice decidió irse a dormir pues estaba cansada y muy triste, Dylan fue un momento a su escritorio para recoger un libro que había dejado ahí. Lady Sybill también se iría a dormir Alfred la siguió, estando arriba en el pasillo que conecta con ambos cuartos Alfred la tomo del brazo en señal de que se detuviera.

─ ¿Qué haces Alfred? Suéltame─
─ ¿Cómo es eso de que no iras porque no quieres dejar solo a Dylan? ¿Desde cuándo te interesa si él está bien o no? ─
─Déjame yo siempre los eh querido a los dos por igual─
─Me estás diciendo que prefieres quedarte aquí en vez de ir a Londres donde─
─Si Alfred y si no te agrada lo que decida, deja de meterme en mi vida─
─Recuerda Sybill tenemos un pacto para derrocar a Dylan─
─Pero eso es lo que tú quieres no yo así que hazlo tú mismo─
─ ¿Qué te sucede? Siempre me apoyaste y ahora de repente me dejas solo─
─Entendí que debo apoyarlos a los dos pero no hacer cosas para alguien que solo habla de sí mismo─
─ ¿A caso Dylan no habla de sí mismo? ─
─Si Alfred pero si trataras de dejar tu egoísmo a un lado te darías cuenta que el ah cambiando mucho─
─ ¿Me llamaste egoísta a mí? ─
─Si Alfred, debes de dejar de ser un niñito y convertirte en un hombre que no solo compita con su hermano mayor al cual nunca le va a ganar─
─ ¿De qué hablas? ─
─Hay por favor Alfred, siempre has estado celoso de Dylan porque sabias que tú nunca tendrías lo que él tiene ahorita─
─Si hablas de el titulo eso ya no me importa─
─Siempre te ha importado, nunca te importo si Dylan estaba bien en ese internado, aprovechaste eso para abrirte paso entre mis papas para según tu vieran que tú eres mejor que él pero no lo conseguiste por eso ahora te molesta todo de él y haces que él se moleste contigo─
─Nunca pensé que eso vieras en mi─
─Siempre lo supe desde que a Dylan lo llevaron a el internado, jamás lloraste por él ni nunca preguntaste por el solo veías la manera de llamar la atención─
─Sera mejor que ya vaya a mi habitación─
─Si eso─

Ambos se fueron a sus cuartos, Dylan el cual estaba en una esquina escuchando todo simplemente continuo su camino hasta su habitación donde junto a la compañía de Wilton comenzó a llorar en su hombro.


Secretos de Woburn AbbeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora