Capítulo 26. Los que se van... los que se quedan

1K 45 1
                                    


Disclaimer Los personajes no son míos son de Stephenie Meyer, la historia si es mía.

Millones de gracias a Vane y a Eve por betear el capitulo que sería de mi sin su ayuda.

Capítulo beteado por Eve Runner, Beta FFAD: www facebook com / groups / betasffaddiction


Capítulo 26. Los que se van ... los que se quedan


Había pasado una semana desde que Alex y yo habíamos quedado para hablar, y hoy era el día.

Esme y Alice se iban a quedar con los niños mientras Alex y yo hablábamos.

Nos vimos en la cafetería donde hablamos por primera vez y aunque íbamos juntos, íbamos en un silencio tenso y denso.

Cuando por fin nos sentamos suspiré y lo miré a los ojos.

—Alex, yo... creo que lo nuestro no va a funcionar...

—Besé a Sophie —me interrumpió—, sé que no debí hacerlo pero mientras la cuidaba solo podía pensar en eso. Ella escapó corriendo y se cayó, por eso se lastimó el brazo de nuevo.

Lo miré y sonreí.

—Yo besé a Edward y me sentía culpable.

—¿Y... dormiste con él?

—Pero solo dormimos, solamente eso.

—Yo casi hago el amor con Sophie hace unos días, somos unos tontos.

—Bueno, yo igual con Edward. ¿Qué vamos a hacer?

—Ordenar —nos dijo la camarera que nos miraba muy atenta.

—Un café capuchino y un pastel de queso con zarzamora —respondí en automático.

—Lo mismo —contestó Alex.

La camarera se alejó y Alex y yo reímos.

— En semanas... Creo que es la primera vez que rio de esta manera.

—Bella, no quiero perder tu amistad, en serio, mis hijos te adoran y yo mismo te considero una gran amiga.

—Yo tampoco quiero perder tu amistad, creo que podemos seguir como amigos. Podemos pensar que lo que pasó entre nosotros fue una especie de... exorcismo.

La tarde siguió entre pequeñas bromas y demás, hasta que el teléfono de Alex sonó, miró quien llamaba y contestó.

—Sí, señora Ramsey, ¿qué? ¿A dónde? ¿Alaska? ¡Diablos! No la deje ir. ¿Cómo?

Colgó y me miró angustiado.

—Bella, Sophie se va a Alaska en unas horas, piensa que tú y yo estamos solucionando nuestros problemas, al parecer habló a tu casa y alguien le dijo que habíamos salido a reconciliarnos. Le acaba de pedir a la vecina que le cuide al gato por un año. Se me va Bella, se me va.

—No —le dije enfática—, vamos al departamento, al aeropuerto, a Alaska. Anda —le grité mientras dejaba veinte dólares en la mesa.

Alex se paró como tonto, tirando todo lo que estaba encima de la mesa. Me miró e hizo un gesto de desesperación y dejó otro billete. Salimos de la cafetería, literalmente, corriendo.

Subimos al auto y llegamos al departamento de Sophie, donde la vecina informó que hacía diez minutos que Sophie había salido hacia el aeropuerto, mientras acariciaba un gato negro.

Descubriendo a PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora