Capítulo 21. No me dejes

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Disclamer Los personajes no son míos son de Stephenie Meyer, la historia si es mía.

Gracias a Vanessa, Eve y a Aryam que sin ellas estaría perdida.

Capítulo beteado por Eve Runner, Beta FFAD: www facebook com / groups / betasffaddiction

Capítulo 21: No me dejes.

Toda la noche tuve pesadillas. Edward entraba y salía de ellas. Unas veces me decía que estaba enfermo y que por mi culpa iba a morirse; en otras lo veía feliz con una mujer, Tony y sus hijos, y yo estaba sola; también lo veía cayéndose en un precipicio y yo no podía, o no quería darle la mano y se caía. Lo peor era que mientras caía gritaba ¡Bella, te amo!

La última pesadilla me quitó el sueño, veía a Tony caer junto con Edward; así que desde las cinco de la mañana estaba despierta haciendo el desayuno, lavando ropa y acomodándola.

A las siete de la mañana desperté a Tony, me acerqué y vi que apretaba contra su pecho una de las fotos donde salíamos Edward, él y yo.

Él quería su familia, eso me rompió el corazón.

—Tony, amor —dije quitándole la foto y regresándola a la mesa de noche—. Es hora de levantarse.

— ¿Ya? ¿Tan temprano?

—Sí, anda, ve a bañarte y yo tengo listo unos deliciosos roles de canela con glaseado para desayunar.

Tony se lamió los labios.

—Mmm... mamita, mis preferidos. —Se hincó en la cama—. ¿Puedo llamar a papito que venga a desayunar? —Esos ojitos de gato de Sherk podían conmigo.

—Anda, llámalo, si quiere venir es bienvenido. Dile... —aclaré mi garganta—. Que venga a desayunar con nosotros, que lo invito... que lo invitamos.

—Mamá, ¿me prestas tu teléfono? —preguntó Tony.

—Agárralo, está en la cama.

Tony corrió a mi recámara y yo caminé a la cocina. Era una cobarde, pero no quería escucharlo hablar con Edward.

Unos minutos después vi entrar a Tony con su carita triste.

—Dice que no puede pero que le guarde uno, que se lo come en el coche cuando venga por mí.

¿Cuando venga por mí? No dijo cuando venga por nosotros. ¡Cielos! Un sentimiento en el pecho me indicó que él había aceptado mis palabras y eso me dolía, aunque sabía que era mi decisión, me dolía.

Desayunamos y fui a terminar de arreglar a Tony, me dolía pero mientras arreglaba a Tony recordé la vez que no había comido en todo el día por tener que trabajar y estudiar; terminé desmayada y sin cobrar un día. Él no había vivido nada así, si realmente me hubiera querido buscar, pedirme perdón... él me habría buscado; ese pensamiento me ayudó a sentirme mejor. Terminé con Tony y seguí conmigo, me tocaría ir en metro y luego caminar cuatro grandes cuadras, pero no me importaba, no había nacido en auto, durante años me había movido en metro.

Al final el remordimiento me ganó y le puse dos roles de canela en un tupper (1) y se los di a Alice para que se los diera, puse otros para Alex, me cerré la chamarra y dejé a Alice con Tony. Y salí rumbo a mi trabajo.

El trayecto en el metro estuvo bien, aunque algo apretado. Caminaba rumbo a la escuela tarareando una canción que le gustaba a Tony, era de Queen; un auto pasó junto a mí y pocos metros adelante se detuvo, la cabeza rubia de Jane salió de la ventana del copiloto y me hizo señas que fuera con ella.

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