Descubriendo a Papá

Capítulo 15. Besos

Disclamer: los personajes no son míos son de la señora Stephenie Meyer yo solo juego con ellos.

Gracias a Isa Mella Romo. Aunque no le guste que le de las gracias.

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Capítulo 15. Besos

El viernes no sé si fue mejor o fue peor. Fue un día lleno de todo.

Todo comenzó en la mañana cuando Edward pasó por Tony y por mí.

—Buenos días, Bella —. ¿Era mi imaginación o estaba demasiado contento?

—Buenos días, ¿amaneciste contento?

—Sí, la verdad sí, ya tengo todo listo para la llegada de Victoria. Y voy a decirle lo que Alice me pidió solo para que vea que Victoria no está conmigo por el dinero.

—Mmm, te deseo que todo salga para bien —. Rayos, por dentro me comían las ganas que lo dejara en el momento que le dijera lo de la herencia, pero por otro lado tampoco quería que Edward sufriera.

—Tony, ¿por qué tan callado?

—Porque tengo sueñito todavía —dijo bostezando.

—No quiso desayunar nada, ni leche. No te olvides darle algo temprano.

—No me voy a olvidar. Te traje un obsequio, espero no te moleste. Anoche que llegué al departamento vi que el paquete ya había llegado.

Edward me dio una caja de cartón sin envoltura, ni nada. Dentro había una funda para el iPad, una para la computadora y una bonita mochila rosa, especial para transportar computadoras.

—Yo... Cielos, gracias, en serio es genial, gracias —la sonrisa tonta se instaló en mi cara, negándose a desaparecer.

—Qué bueno que te gustó, las escogí y no sabía si te iban a gustar.

—Son hermosas, en serio gracias... No sé qué decir más que gracias otra vez.

—Mamita, déjame ver las cosas.

Tony sacó las cosas de la caja y me pidió el iPad para guardarlo en la funda, siguiendo con la computadora y luego metiendo todo a la mochila.

—Mamita, dale a papito un besito de gracias.

Sentí la sangre llegar a mi cara e instalarse ahí.

—Tony, yo creo que a tu papito no le va a gustar que le dé un besito.

—No, creo que quiero mi beso de gracias —dijo poniendo el cachete más cerca de mí.

Me acerqué y le di un pequeño beso en el cachete y casi me sentí en la gloria.

—No, así no se dan los besos de gracias —dijo Tony enojado y parando la boca.

— ¿No? ¿Y cómo se dan? —preguntó Edward.

—Fácil, en la boca —dijo como si fuera lo mas obvio del mundo—. Cuando mi tío Oso le da un regalo a mi tía Guapa, ella lo besa en la boca.

Edward y yo nos miramos.

—Corazón, pero eso es solo cuando son novios o esposos —le dije esperando acabar con esto.

—Ay, pero ustedes son papás y entonces sí pueden —dijo haciendo la voz grave.