Cap. 4

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- Bueno, es hora de irnos - asiento. Rebeca y yo cogemos nuestra respectiva maleta, salimos de la habitación, dándole una última mirada, cerramos la puerta y seguimos a Mario hasta el exterior del puticlub donde nos esperan dos coches negros.

- Hola de nuevo chicas - hago un saludo con la mano - cada una en un coche -

- ¿Porqué? - pregunto.

- Por que trabajareis en diferentes calles - niego - ¿no? -

- No. No nos va a separar ahora - saca una pistola de su espalda.

- ¿Decias? - trago duro - eso pensé - vuelve a esconder la pistola, se gira y se mete en el primer coche - la castaña se viene conmigo - abrazo a Rebeca y subo con el hombre al coche - muy bien guapa, antes de vender mercancia, tengo que probarla - el coche se pone en marcha - cuando lleguemos, te probaré - agarra uno de mis mechones y lo pasa por debajo de su nariz, oliéndolo - tengo tantas ganas - acaricia mi pierna suavemente, sube poco a poco su mano hasta mi entrepierna.

- Disculpe, pero este no es lugar para hacer algo - me alejo un poco de él.

- Tienes razón, mejor esperar - asiento. Me siento bien y miro como el paisaje pasa de prisa por la ventana *ojalá pudiera ser libre* pienso.

Tiempo después, el coche frena delante de una casa un poco vieja, el hombre y yo bajamos, comenzamos a andar, él delante mía y abre la puerta de la casa para que pueda entrar y él detrás mia.

- Bien muñeca, quiero probar la nueva mercancia - suelto la maleta y siento como me estampa contra la pared, haciendo que suelte un pequeño gemido de dolor. Me quita la ropa de un tirón y luego quita la suya de la misma manera, abre mis piernas y me penetra sin compasión, de una sola embestida. Me agarro a su cuello y dejo que me folle cuanto quiera.

Cuando llega al orgasmo, me suelta y por falta de fuerzas, caigo al suelo.

- Has estado genial, preciosa - asiento - ojalá pudiera seguir, pero tienes que empezar a trabajar en una hora - lo miro - arriba hay una habitación, donde tienes ropa para usar, ponte lo que quieras, esta casa es tuya para que puedas traer a los clientes, para que descanses y hagas tu vida diaria - asiento - pásalo bien - sale de la casa y cierra la puerta detrás de él. Me levanto a duras penas, me siento en el sofá y miro hacia la nada con un solo pensamiento "quiero ser libre". Cierro un poco los ojos y me dejo llevar por la oscuridad durante media horita.

Me despierto de golpe al sentir algo líquido muy frío sobre mi.

- ¿¡Pero que!? - grito histérica. Miro todo a mi alrededor y me encuentro a un hombre vestido con traje y una sonrisa en su rostro - ¿quién eres? - pregunto.

- Soy el que controla todo lo que haces -

- Entonces eres mi niñero - deja el vaso sobre la mesa.

- Podría decirse así - sonríe - ahora vístete, tienes que trabajar - asiento, me giro y subo las escaleras - no, no. Delante de mi -

- Tengo que ir a ... - tira de mala manera una bolsa de basura sobre el sofá - ¿qué es esto? -

- Ábrelo - agarro la bolsa y saco todo lo que hay dentro de ella: un vestido muy corto y ajustado, un poco de maquillaje y unos zapatos de tacón - póntelo - me mira desafiante. Empiezo a quitarme la ropa con su mirada sobre mi; una vez en ropa interior, me pongo el vestido y los zapatos, me meto en el baño con él detrás de mi, me maquillo y peino de una forma presentable, salgo del baño y él detrás de mi - bien, ahora nos vamos - me agarra de la mano y me lleva hasta el mismo coche que me trajo hasta aquí - súbete, y no quiero lloros - asiento. Subo al coche sin decir nada, él detrás de mi y el coche comienza a moverse.

- ¿A donde vamos? - pregunto con la mirada fija en el exterior.

- A tu nuevo puesto de trabajo - asiento. Minutos después, el coche aparca delante de un callejón - baja del coche. Obedezco y él baja detrás de mi - escúchame atentamente, cuando consigas un cliente, llamas a este número, dices tu nombre y te vendrán a buscar, si el cliente tiene coche propio, llévalo a la casa de antes, ¿entendido? - asiento - perfecto - saca algo del bolsillo de su chaqueta - esto, es por si el cliente intenta sobrepasarse - asiento y cojo el frasco - recuerda, cobras mil euros por noche - asiento - suerte - me giro y siento como azota mi culo, se mete de nuevo en el coche y me pongo donde están las demás.

- Tu debes de ser la nueva - asiento - perfecto, el siguiente cliente es para ti - agarra mi mano y tira de mi hasta llegar delante de un chico más o menos de unos 22 años, pelo castaño y ojos marrones, basntante atractivo.

- Hola hermosa - agarra mi mano, me mete en un coche y le indico por donde ir. Cuando llegamos, ambos bajamos del coche, abro la puerta de la casa y se adentra a ella a toda prisa - ¿cómo terminaste aquí? - miro a otro lugar que no sean sus ojos - dímelo -

- Yo ... - no me deja terminar ya que sus labios me interrumpen.

- La verdad, me da igual - empieza a desvertirme, rompiendo toda mi ropa, besa todo mi cuerpo y yo lo único que siento es asco y repulsión hacia él, se quita la ropa, me tira de cualquier forma en el suelo, me abre las piernas y se adentra en mi de una sola embestida, probocándome un dolor agudo en mi entrepierna, sigue embistiéndome hasta que se corre dentro de mi, sale de mi interior, se viste - ¿cuanto es? -

- Mil - asiente. Saca su cartera y me da los mil euros.

- Hasta la próxima - me guiña un ojo y se va, dejándome con las lágrimas a punto de salir de mis ojos.

Prostituta #1 [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora