Me encontraba cargando una no tan pesada caja.
Estaba en el elevador, esperando a llegar al piso correspondiente.
Mo vecina se encontraba a mi lado, de hecho yo le ayudaba a llevar sus cosas.
Jamás había estado tan nervioso.
Ella me gustaba pero jamás me había atrevido a hablarle lo suficiente.
Durante algún tiempo intenté impresionarla con mis músculos o alguna tierna mascota, intenté muchas cosas pero al parecer ella pasaba de mi.
Esta era la ocación perfecta para acercarme y por eso la ayudé con sus cosas.
-Es aquí- dijo sacándome de mi trance.
Estaba tan distraído que no había notado que el elevador se había detenido y ella ya estaba afuera.
Salí con torpeza y cuando iba cruzando la puerta, ésta se cerró aplastandome.
Ella reía divertida.
Yo me sonrojé.
Genial, de las pocas veces que le hablo y ya me estaba avergonzando a mi mismo.
Llegamos a su departamento, abrió la puerta y me invitó a pasar.
Deje sus cosas donde indicó.
La charla fue breve pues yo no dejaba de tartamudear o decir incoherencias.
-Nos vemos Steve- dijo en el marco de la puerta.
Me despedí y cruce el pasillo.
Me detuve un segundo a pensarlo.
Era ahora o nunca.
Volví a su puerta y toqué.
Me miró confundida.
-¿Te gustaría salir?- pregunté llendo al grano.
No sabía de donde había agarrado el valor.
Esperé nervioso su respuesta.
-Me encantaría- dijo con aquella sonrisa que tanto me gustaba.
-Perfecto, pasó por ti a las ocho.
Ella estaba de acuerdo.
Una vez mas nos despedimos.
Rápidamente entré a mi departamento y fui a ducharme.
Faltaban varias horas pero igual quería estar listo ya.
Estaba muy ansioso por ello.