Scott había venido a mi casa esta tarde.Teníamos nuestra típica noche de películas la cual hacíamos desde que éramos pequeños.
Cuando la "función" terminó sólo se sentó ahí sin decir nada.
Se veia triste y pensativo.
-¿Qué pasa Scotty?- pregunté mirando sus profundos ojos.
-¿Recuerdas lo que te conté de Alex?- preguntó mirando a la nada.
Asentí.
Yo me acordaba perfectamente de aquel día en el que me había confesado que su hermano era un mutante.
-En unos días vendrá y no quiero decepcionarlo porque yo no soy mutante- musitó, está vez sí me veía.
-Es tu hermano, jamás lo defraudarías- sobé su hombro.
Él agradeció mis palabras con su mirada.
En la escuela dos días después, Scott actuaba raro a la mitad de una clase.
Algún chico le había reclamado por ver a su novia pero el no tenía los ojos abiertos.
Interrumpió la clase para ir al baño.
Pocos minutos después el timbre tocó y corrí a buscarlo.
Fuera del baño de hombres oí un fuerte ruido y un grito de dolor.
Sin importar nada entré a buscarlo.
El lugar estaba destrozado.
Había un chico asustado en el suelo.
-¿Scotty?- pregunté acercandome.
-¡Alejate!- gritó asustado.
Cuando estuve frente a él noté que cerraba sus ojos con fuerza.
Me acerqué lo suficiente y me agaché a la altura de su cara.
-No voy a dejarte nunca- dije y tomé su rostro entre mis manos.
A pesar de que él no veia sabía que estábamos frente a frente.
-Lo sé- dijo más calmado y acercó sus labios a los míos.