Capítulo 4

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Cerré mi casillero de golpe y suspire, ya estábamos a la mitad del día, Charlie todavía no fastidiaba, había hecho molestar a un maestro, otro me felicito, mi día estaba un sesenta por ciento bien.

Me dirigí al comedor y me formé en la fila, alguien que estaba atrás de mí tapó mis ojos y preguntó "¿Quién soy?"

—No sé quien seas, y no quiero saberlo— Dije mientras quitaba las manos de mis ojos.

Miré hacia atrás y vi a Charlie Franklin sonriendome, lo ignoré y seguí en la fila para tomar la comida.

Cuando tocó mi turno tomé la comida y busqué un lugar, había una mesa sola así que opté por sentarme ahí, y como me lo esperaba... Charlie se sentó en la misma mesa que yo.

Sin decir nada seguí con mi comida, como me ya había dicho West, si Charlie me hablaba yo no.

—La comida esta muy rica— Dijo él mientras probaba el puré de papas que nos habían servido. No mencioné nada. —¿Podrías no ignorarme?— Preguntó mientras pasaba una de sus manos en frente de mi cara, seguí sin decir nada y seguir con mi comida.

Como Charlie vio que no le iba a hacer caso y que lo iba a seguir ignorando, se retiró y buscó otra mesa, sonreí y seguí comiendo, al cabo de unos minutos una chica se sentó en frente de mí, yo frunci el ceño extrañada ¿Quién la había invitado?

La chica me miró a los ojos y levantó las cejas.

—Me llamo Alice, voy en tu salón— Dijo para después darle una mordida a su manzana.

Asentí sin decir nada.

—Si quieres me voy—  Mencionó mientras apuntaba atrás.

—Como sea— Dije encogiéndome de hombros, ella sonrió y siguió con su comida.

La mesa se convirtió en silencio, nadie decía nada y solo seguíamos comiendo.

—No haces mucho ruido, me agradas— Dijo Alice mientras estiraba su brazo para estrechar mi mano, yo correspondí. —No te creas, habla, di algo.

—¿Me llamo Cassidy?— Hablé sin saber que decir.

—¿Me lo estás afirmando o me lo estas preguntando? Por que según yo, sí, sí te llamas Cassidy— Dijo divertida.

Reí levemente.

El timbre que indicaba que el desayuno había terminado sonó, nuestro salón tenía hora libre, así que Alice propuso ir a la cancha de fútbol americano, yo accedí, no tenía nada que hacer, así que estaba bien.

Llegamos a las gradas y nos sentamos, los chicos del equipo de fútbol americano estaban entrenando, una sonrisa se posó en los labios de Alice.

—¿Ves a ese chico?— Dijo apuntando a un pelinegro, probablemente mayor que nosotras, yo asentí mientras lo veía. —Es mi novio— Dijo alegremente, Alice me volteó a ver. —¿Tú tienes novio?— Preguntó extrañada.

—No— Respondí mientras veía a los chicos entrenar. —No creo que tener un noviazgo sea lo mío— Dije mientras me encogía de hombros.

—¡Callate!— Exclamó riendo mientras golpeaba mi hombro, yo reí junto a ella.

—Te lo juro— Le dije mientras dejaba de reír.

—¡Alice!— Se escuchó que alguien gritaba a lo lejos, se trataba del novio de Alice, ella bajó a la velocidad de la luz y me dejó sola, genial.

Vi a como la pareja se abrazaba y se daba demasiado amor al grado de que me diera diabetes, así que voltee a otro lugar.

Solté un grito del susto al ver que Charlie Franklin estaba al lado de mí.

ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora