Epílogo

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Tiré el bolso al sofá, suspiré y me dirigí al cuarto, no había sido un día tan bueno, así que como usualmente, yo me encontraba de un humor no tan bueno. Cuando llegué a la puerta de mi cuarto la abrí y justo cuando creí que podría tomar una siesta y tranquilizar mi ser unos minutos, ví a Simio Franklin.

-¿Qué haces aquí, en mi habitación? - Pregunté molesta, Charlie me miró indignado mientras se levantaba de la cama.

-Creí que nos teníamos confianza - Dijo él de una manera triste, tomó el control del televisor y lo prendió, inmediatamente me dirigí al televisor y lo apague. -Me pregunto qué diablos tienes el día de hoy - Dijo Charlie mirándome con curiosidad, yo rodé los ojos como de costumbre.

-Tenga lo que tenga, no es de tu incumbencia - Respondí cortante, Charlie me miró de una manera aún más curiosa y... Molesta.

-¡Wow! No sé porque pensé que hoy podrías llegar de un buen humor, en serio, aún no entiendo cómo lo pensé ¡Soy tan ingenuo y estúpido! - Dijo él subiendo su tono de voz.

-¿Qué diablos estás insinuando? No tuve un buen día, eso es todo - Respondí mientras me cruzaba de brazos.

-¡Nunca tienes un buen día! - Gritó el castaño y justo en ese momento un leve golpe se escuchó en la puerta. En vez de responderle gritándole un poco más fuerte, me acerque a la puerta tal como lo hizo Charlie.

Un quejido y otro golpe, pero esta vez no era hacia la puerta, sino a una persona.

—¡Fue sin querer! — Dijo alguien del otro lado de la puerta. —No fue mi intención golpearte contra la puerta.

Charlie y yo, realmente confundidos nos miramos entre sí, lo único que pudo hacer Franklin fue encogerse de hombros.

—Ya están en silencio — Está vez era otra persona. —¡Nos descubrieron!

—No lo creo, de seguro ya se reconciliaron, ya vez que  ella siempre está molesta.

—Cierto, ya deben estar felices de nuevo.

—¡Se están besando!

—¡Agh! No seas asqueroso

—Solo estoy siendo realista.

Charlie abrió la puerta de golpe, haciendo que dos pequeños cuerpecitos cayeran al suelo, quejándose del tremendo golpe que se llevaron. La pequeña Cass, acomodo sus coletas y nos miró con una sonrisa. Mientras Ian sobaba su nariz, Cass tomó los lentes del suelo y se los entregó a su hermano.

—Ya habíamos hablado demasiadas veces para mí criterio, el hecho de espiarnos — Dijo Charlie mirando a sus dos hijos de manera desaprobada.

—Fue idea de Ian, yo me encontraba muy tranquila coloreando flores en mi habitación y...

—Ya no importa ¿Hicieron su tarea? — Preguntó Charlie. Ambos niños se miraron asustados y corrieron a la planta baja de la casa. —¡Ya veía venir esa acción! — Gritó el castaño para después sonreírme y bajar.

¿Quién lo diría? El mismo estúpido chico de la preparatoria, al cual no soportaba y probablemente era un acosador, terminó siendo mi esposo.

A muchos les sorprendió, a otros muchos... No tanto. Yo era parte de los que estaban realmente sorprendidos, en serio.

Pero bueno, ahora nos encontrabamos aquí, con una familia, una casa, y un buen matrimonio. Desgraciadamente no todos mis amigos habían terminado de la misma manera en la que yo lo hice. Alice y Cameron, terminaron tiempo después de que Cameron se haya graduado. Alice tenía un lindo matrimonio al igual que yo y Cameron se encontraba siendo felizmente soltero, haciéndose llamar el tío de mis hijos. Coraline, no sabía realmente que pasaba con ella en estos momentos, probablemente dando funciones de ballet  alrededor del mundo. Y West, mi querido hermano West, tiene una esposa, y tienen una hija adolescente con el nombre de Alison.

ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora