Sin amigos por Gay.

Capítulo 15 - "Camerinos".

Capítulo 15 – "Camerinos"

Faltan solo ciento veinte minutos para que se estrene la obra más esperada por mis compañeros de clases, por Ángel, mis padres, amigos, y todo aquel público que estará presente en el enorme auditorio principal de Pi-reth Center.

Dos horas parecen mucho tiempo para terminar los últimos detalles para la obra teatral, pero no, aquí todos están corriendo de un lado tras otro, desde los pasillos del edificio, hasta donde se realizará la presentación, todo para los importantes detalles del montaje, que deben salir perfectos, según palabras del mismo Ángel.

Todos los actores tuvimos que llegar a la academia cuatro horas antes del gran estreno, para realizar un último ensayo, luego para colocarnos nuestro vestuario, y finalmente, que nos maquillen para salir a escena. En la mitad de aquellas horas solo tuvimos oportunidad para repasar la obra, mas no practicarla, ya que tratábamos de responder las últimas dudas que teníamos presente. Ahora, en la hora restante nos tenemos que preparar física y mentalmente para nuestra primera presentación en el mundo del teatro.

Al terminar el ensayo en nuestro habitual auditorio, nos dirigimos al principal, donde se presentan los actos más importantes de la academia. No tiene nada de diferente a los demás, solo su gran tamaño con una capacidad de por lo mínimo ochocientas personas, y al parecer con una mejor acústica, lo cual permite que todos los presentes puedan escuchar claramente la obra. Al llegar, nos encontramos con varias personas en el escenario, que estaban arreglando las luces localizadas a los costados del mismo. También habían otras personas, decorando el centro de la tarima para convertirlo en una plaza urbana, perfecto para primera escena. Supongo que se arreglará todo el escenario dependiendo de la escena.

—¡No puedo creer que ya sea el gran día del estreno! ¡Estoy muy nerviosa! —Exclamó mi amiga de rasgos asiáticos, chillando de alegría, jalando la manga de mi camiseta para que le prestara atención— ¿Tu no, Xavi? —Sus ojos se les iluminaron junto a esa reluciente sonrisa, que me transmitió, porque gracias a eso sonreí de oreja a oreja, asintiendo— ¡Y yo pensando que era la única! ¿Qué tal tu, Alex?

Alex...

Junto a mi amiga asiática, volteamos nuestras vistas hacia atrás, encontrándonos con un chico de lentes caminando en silencio y pensativo, estando es su mundo, quizá imaginando todo lo que ocurrirá con su personaje, o bien, pensando todavía en aquella escena del metro en el que ambos protagonizamos, hace cinco días atrás.

"No todo gira a tu alrededor, Xavier Martínez —¡Esa voz de nuevo! — Ese pobre chico está más nervioso que tú, entiende que es el protagonista".

Si bien es cierto, no todo gira a mi alrededor, quizá en realidad sí está nervioso por lo que está por ocurrir dentro de poco, ser el personaje principal no es una tarea sencilla por el mito de tener que llegar al corazón del público, más lejos que un personaje segundario, ¿pero, en realidad eso será la causa de sus pensamientos?

Luego de nuestra conversación aquel domingo, nos despedimos con un gran abrazo en forma de apoyo, uno que duró por lo mínimo unos cuarenta segundos, los más cálidos que he recibido hasta el momento. Ese abrazo lo agradecí mucho, tanto por el gesto, como por aceptarme y no juzgarme, lo cual era mí miedo más grande. En el transcurso de la semana no llegamos a hablar por llamada como una vez lo hicimos, ya que en realidad me daba como un poco de vergüenza llamarlo u obtener su atención luego de enviarle un mensaje diciendo; "Gracias por el apoyo", y el cual recibí como respuesta un "Normal, tranquilo". Respuesta que fue la causante de mi decisión de no hablarle hasta este día.

Alex, quien observaba el suelo mientras daba paso detrás de nosotros, levantó con delicadeza su cabeza, fijando de una forma penetrante su mirada tan llena de preocupación en mi, sus neutralizantes ojos no dejaban de observar los míos, y no los de quien le formuló la pregunta. Era extraño, no quería desviar mi mirada, me sentía como hipnotizado, como si él fuera una serpiente con inexpresivos pero oscuros ojos, neutralizándome, para luego, ser su presa.