Capítulo 21 — "Inocencia perdida"
Un pobre chico puede ser tentado, perder el pudor que siempre ha cuidado, deprimirse, sentirse débil por la carne y la excitación que un beso puede llegar a causar, debemos ser fuertes y cuidar esa pensada primera vez que es valiosa, no cualquier cosa.
Yo soy débil, no sentí chispa alguna de amor o cariño en ese intimo momento, o no como siempre lo imaginaba, solo una gran onda caliente de necesidad de solo sentir mi cuerpo con otra piel sudorosa, en donde unos simples gemidos te descontrolan, causando que seas un buen pervertido sexual que se atreve a aventurar en ese otro cuerpo.
No dejo de pensar en lo irónico del caso; de que por un acoso y un beso, ¡mi primer beso a un chico, como también mi primera vez! se perdieron sin obtener la satisfacción de sentirme querido.
—No lo hiciste tan mal para ser un inexperto en la materia, querido —Comentó aquel chico de las orejas perforadas, teniendo como prenda un bóxer, acomodando un poco su cama en el instante en que me estaba colocando mis prendas, con mis mejillas sonrojadas y a punto de explotar— Y no me puedes negar que viste las estrellas con mis ágiles movimientos, porque bien que te delataron tus gemidos.
Bufé cabizbajo, con aquel sonrojo que delataba mi vergüenza, pero entonces al observar que me había puesto la camiseta al revés; gruñí por lo bajo, quitándome de nuevo mi prenda para acomodarla mejor. Enrique al percatarse de lo sucedido se rió un poco.
—Aunque aun no te creo ese cuentecito de que te gustaría ser más el activo que el pasivo en una relación, porque aún no deja de sonar en mi cabeza esa frase de "Vamos, sin miedo" —El chico mordió un poco su labio inferior con una sonrisa llena de superioridad.
Termino de forma definitiva de arreglarme, pero sus palabras entran de nuevo en mis pensamientos como si fueran unas de muy mal gusto, causando una incomodidad muy grande en mí; suspirando.
—Ahora si me tengo que ir —Musité apagado— Tengo que terminar la última pregunta.
Y Enrique me analizó con su mirada de una forma interrogante, teniendo más seguridad en su rostro, formando luego una nueva gesticulación sin algún eje de burla presente. Cuando me acerqué a la puerta para poder salir de ese lugar siento una mano que aprieta con fuerzas mi muñeca.
—Oye, te quiero advertir algo, y es que no te ilusiones con lo de hoy, esto ya se debe quedar en el olvido para ti —Dijo firme, marcando una sonrisa de satisfacción que me confundía por alguna razón— Lastima que no llegamos mucho más lejos—Se encogió de hombros, poniendo sus ojos en blanco.
—¡Suéltame! —Me atreví a gruñir por lo bajo, dándome cuenta de que besé y tuve un momento muy intimo con un idiota— Igual sabes que no me gustas ni me llamas la atención, ¡lo que sucedió entre nosotros fue porque tú me estabas provocando!
—Sí, no lo niego, te provoque para lograr mi cometido —Sonrió divertido, moviendo un poco sus hombros y ladeando su cabeza, como un acto de superioridad— Fuiste un chico muy fácil de enredar, no lo niego, no tienes fuerza de voluntad, firmeza, o malicia —Y esas palabras tan reales agarraron mi corazón como si fuera un globo lleno de agua; apretándolo con unas largas garras hasta que explotara— Pero también eres muy hermoso, por eso no me resistí ante ti.
—¡Y-ya te dije que no me interesas! —Grité con un leve tartamudeo, entrando en razón, con mis ojos cristalizados, mi brazo temblando gracias a mis nervios y el agarre del rubio— ¡N-no te lo vuelvo a decir, s-suéltame!
—Okey —Liberó su agarre de mi brazo, dejando una marca roja un poco notable en el— Lo importante es que no te intereso, menos mal, a mi novio no le gustaría oír que le gusto a un niño ingenuo —Agregó con calma y descaro, peinando con su mano su rubia cabellera, sin quitar de su rostro esa maldita sonrisa.
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Sin amigos por Gay.
Novela Juvenil¿Los amigos son importantes para la vida o solo son un capricho para evitar la soledad? Esa es la pregunta que a diario inunda en la mente de Xavier Martínez, un adolescente que lidia con la culpa de vivir en un mundo en donde su homosexualidad y se...