Capítulo 7 - "Juegos de niños"
—¡Xavier, hijo, apresúrate que es tarde! —Vociferó mi madre en el instante que yo salía de mi habitación y bajaba las escaleras tipo caracol de mi hogar, que se dirigían a la sala principal, lugar donde ella se encontraba.
—¡Ya estoy listo! —Respondí con una sonrisa, mientras me dirigía hacia donde una hermosa mujer de 49 años de sedosa cabellera castaña, grandes ojos color avellana y con lentes de cristal, Elizabeth Mora, la mujer que me dio la vida.
—¡Ya era hora! —Me reclamó con el ceño fruncido— Necesito comprar los ingredientes para el almuerzo de esta tarde.
Me encogí de hombros con ingenuidad, mi madre volteó sus ojos. Digamos que no le gusta salir tarde de casa, y menos por mi culpa. Ella es una mujer muy trabajadora como responsable, un don que en cierta manera admiro.
No saben mucho de mi familia, así que se las describiré un poco. Soy el menor de tres hermanos los cuales ya tienen familia como hogares propios, vivo con mis padres, y en resumidas palabras no son nada tolerantes con el tema de la homosexualidad...Ahí les describo mi tortura diaria.
El supermercado no queda tan lejos de mi hogar, quizás solo tres cuadras, pero aun así tengo que acompañar a mi mamá para cargar las bolsas del mercado cuando regresemos. El comercio es enorme, con más de nueve pasillos con los anaqueles llenos de alimentos, artículos para el hogar, desinfectantes, dulces, y hasta con una carnicería. Todo lo que mi mamá necesita para el almuerzo y la semana, está en este asombroso lugar.
—¿Y qué prepararás? —Pregunté mientras rodaba el carrito de mercado y mi mamá leía las indicaciones de una harina de preparar galletas, para luego colocarlo en el carrito de hierro.
—Estoy indecisa —Murmuró mientras observaba detenidamente el pasillo de jardinería y se acercaba a gran velocidad. ¡¿Por qué carajos tenemos que irnos para allá?!— Pero primero quiero comprar un poco de abono para el jardín.
—Quiero algo vegetariano —Sugerí detrás de ella— Una ensalada de brócolis, o algo así.
—¿Seguro? —Me observó de reojo y asentí.
—Creo que debemos alimentarnos de una manera más saludable.
Mi mamá volteó de talones, me observó con ingenuidad, y se acercó hacia mí de una forma lenta, pero poco escalofriante.
—Entonces...—Escaneó con detenimiento el carrito, hasta que alzó sus cejas un poco sorprendida, agarrando una deliciosa bolsa de Doritos tamaño jumbo— ¿Me puedes decir quién colocó ésta bolsa de grasa junto a nuestros vegetales?
Me encogí de hombros con una sonrisa ¡Pero también es rica esa bolsa de grasa que me causan granos!
—¿Qué prefieres digerir?
—¡Quiero acné en mi cara! —Exclamé en voz alta alzando mis brazos con puños en mis manos. Mi mama rió por lo bajo devolviendo la bolsa a su lugar, en el carrito.
—Creo que prepararé un estofado de pollo —Se encogió de hombros y siguió su camino— Por cierto hijo, ¿te enteraste lo de tu primo Carlos?
Me tensé, todo por el tono frío y desesperanzado con el que habló mi mamá, ¿Qué le habrá sucedido? ¿Será que se enfermó? ¿Será que va a morir? ¿Se va del país? Debe ser algo grave por la apagada voz de mi madre. Yo aprecio mucho a mi primo, aunque viva en los Ángeles y no conviva actualmente con él, pero, cuando éramos niños todo era distinto, siempre juntos a pesar de que él fuera cuatro años mayor que yo.
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Sin amigos por Gay.
Ficção Adolescente¿Los amigos son importantes para la vida o solo son un capricho para evitar la soledad? Esa es la pregunta que a diario inunda en la mente de Xavier Martínez, un adolescente que lidia con la culpa de vivir en un mundo en donde su homosexualidad y se...