Capítulo 10

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La Estrella Azul


POV ___

Estaba plácidamente dormida sobre el pecho de mi rubio cuando me despertaron los gritos de Lucy diciendo que nos despertemos ya que había visto la Estrella Azul. Nada más escuchar ese nombre nos levantamos rápidamente y fuimos hacia el barco en el bote que habían dejado para nosotros.

- ¿Qué crees que encontraremos? – le pregunté a Peter.

Él y yo estábamos en la cubierta del barco, me tenía agarrada por la cintura y yo tenía apoyada mi espalda en su pecho.

-. No tengo ni idea – me respondió.

- ¿Qué pasará cuando volvamos a casa? Yo volveré a Francia y tú estarás en América – le dije.

- No pienses en eso – me objetó.

- Es imposible que no piense en eso Peter – declaré alejándome de él – No quiero volver a pasar por lo mismo.

- ___, encontraremos la forma de estar juntos, siempre lo hacemos – me acercó a él y me abrazó lo más fuerte que pudo, dándome consuelo

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- ___, encontraremos la forma de estar juntos, siempre lo hacemos – me acercó a él y me abrazó lo más fuerte que pudo, dándome consuelo.

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- El viento nos ha abandonado – informó Drinian.

- ¿Y cómo vamos a llegar a la isla de Ramandu? – interrogó Edmund.

- Yo diría que algo no quiere que lleguemos – explicó el capitán – si no llegamos a tierra esta noche, se zampa...

Drinian no logró terminar la frase ya que algo había hecho que el barco se moviera de una manera muy brusca, haciendo que cayéramos todos al suelo.

- ¿Contra que hemos chocado? – preguntó Pter ayudándome a levantarme.

Todos fuimos hasta la barandilla del barco para ver con lo que habíamos chocado. Fue Edmund quien lo descubrió y llamó la atención de todos.

- ¡Eustace! ¡Buena idea!

Todos nos giramos hasta la proa del barco y vimos como Eustace lo impulsaba agarrándolo con la cola. Todos los marineros gritaron de alegría y felicitaron al dragón por su gran idea.

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Llegamos a la isla al anochecer. Desembarcamos y nos dirigimos a explorarla. La verdad es que era bastante tenebrosa, a lo mejor es porque está oscuro y por la mañana la isla ya no de tanto miedo.

Llegamos a una especie de claro donde había una mesa llena de comida de todo tipo: carne, pescado, frutas...

Tauros iba a coger algo de la mesa pero Drinian le advirtió que esperara, no vaya a ser que esté envenenada.

Edmund apuntó con la linterna a lo que parecían ser tres siluetas de hombres. Y en efecto eran tres hombres, ya de avanzada edad, que parecían muertos. Todos nos dimos un susto de muerte y desenvainamos nuestras espadas.

- Lord Revilian, Lord Mabramorn, Lord Argos – decía Caspian señalando a cada uno de los lores – respira.

- Todos respiran – dijo Susan después de analizarlos a todos.

- Están hechizados – expliqué.

- ¡Es la comida! – gritó Caspian después de pensarlo un rato.

Después de ese grito Tauros soltó la manzana que estaba a punto de morder.

- Mirad, el cuchillo de piedra – señaló Ed – Esta es la mesa de Aslan.

- Sus espadas – dijo Caspian quitando todas las raíces que rodeaban las espadas de los hombres, Ed y Peter hicieron lo mismo.

- En la mesa – les expliqué.

Los tres pusieron cada espada encima de la mesa de Aslan formando una especie de asterisco.

-. Hay seis – informó Peter desconcertado.

- Falta una – mencionó Caspian decepcionado.

Las espadas empezaron a brillar y la Estrella Azul empezó a bajar del cielo formando la figura de una hermosa joven.

-. Viajeros de Narnia, bienvenidos – nos dijo - ¿No tenéis hambre?

- ¿Quién eres? – preguntó Peter desconfiado.

- Soy Liliandil, hija de Ramandu, soy vuestra guía. – explicó la joven.

- Eres una estrella. Eres muy bella – dijo Caspian embelesado, esto no va a gustarle a Susan.

- Si es una distracción para ti cambiaré de apariencia – dijo Liliandil.

- ¡No! – exclamaron rápidamente Edmund y Caspian, Susan fulminó a Caspian con la mirada, pero el muy idiota no se dio cuenta.

- Por favor, la comida es para vosotros – les informó Liliandil a los marineros que se sentaron rápidamente a comer – hay suficiente para los que sois bienvenidos a la mesa de Aslan.

- ¿Qué les ha pasado? – preguntó Peter todavía desconfiado refiriéndose a los lores.

- Esos hombres estaban trastornados cuando llegaron a nuestra costa, se amenazaban entre ellos con violencia. La violencia está prohibida en la mesa de Aslan. Así que los durmieron – nos explicó la joven.

- ¿Despertarán algún día? – preguntó la inocente Lucy.

- Cuando todo esté bien – le respondió con una sonrisa Liliandil – Venid, no hay mucho tiempo.

Mientras los marineros seguían comiendo, nosotros seguimos a Liliandil por el bosque hasta una especie de balcón, desde donde se podía ver la Isla Oscura.

-. ¿El mago Coriakin os habló de la Isla Oscura? – preguntó ella.

- Sí – afirmé.

- En poco tiempo el mal será imparable.

- Según Coriakin el hechizo se rompería poniendo las siete espadas sobre la mesa de Aslan – informó Susan con recelo.

- Y dijo la verdad – aclaró la joven mirando hacia ella y asintiendo.

- Pero solo tenemos seis – explicó Edmund.

- ¿Sabes dónde está la séptima? – interrogó Peter a Liliandil.

- Allí – respondió señalando la Isla Oscura.

Yo me quedé en una especie de shock, no me podía creer que después de todo lo que pasamos tuviéramos que ir hacia el corazón del mal, aunque también era de esperarse.

Yo me quedé en una especie de shock, no me podía creer que después de todo lo que pasamos tuviéramos que ir hacia el corazón del mal, aunque también era de esperarse

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- Vais a necesitar un gran valor – explicó la estrella – No hay tiempo que perder. Adiós.

Liliandil volvió a convertirse en una estrella y ascendió a donde estaba su lugar, en el cielo.

El viajero del alba (Peter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora