Capítulo 4

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Venta de esclavos y la charla

Nos habían llevado al lugar donde se supone que venden a los esclavos. Ahora mismo estaban ofreciendo a la venta a Lucy, la cual tenía sus manos encadenadas como yo, como Susan y como Eustace.

- ¡Ofrezco 60! – exclamó un hombre.

- ¡Ofrezco 80! – exclamó otros.

- Doy 100 por la señorita – dijo otro.

- ¡Yo 120!

- ¡Yo 150!

- ¿Quién ofrece más? – preguntó el vendedor.

Al ver que nadie daba más le colocó un cartel de vendido a Lucy en el cuello.

- Ahora por este espécimen – dijo cogiendo a Eustace - ¿Quién abre la subasta? – al ver que nadie decía nada siguió – vamos señores, tal vez es pequeño pero es fuerte.

- Si claro, huele peor que el trasero de un minotauro – dijo un hombre haciendo reír al resto.

- Eso es una mentira denigrante. Gané un premio a la higiene 2 años seguidos – dijo Eustace indignado.

Pude ver como sacaban a los chicos encadenados, miré para Peter y él me dio una mirada diciendo que me sacaría de ahí.

- Yo me llevaré al muchacho – dijo un hombre encapuchado – de hecho, ¡Me los llevaré a todos! – se quitó la capucha y pude ver que eran Drinian y Reep.

Muchos otros encapuchados se bajaron sus capuchas y vi que eran todos los marineros.

- ¡POR NARNIA! – gritaron.

Los chicos se quitaron las cadenas y golpearon a los hombres que los llevaban. Nosotros también hicimos lo mismo y cogimos nuestras armas, que estaban en una mesa, y nos pusimos a luchar con los hombres.

Cuando ganamos Peter vino corriendo a abrazarme, me quedé en shock ya que no me lo esperaba, pero al ver que se iba a separar le correspondí el abrazo y estuvimos así unos minutos que me parecieron horas.

- Vamos par de enamorados – nos dijo Edmund pasando por nuestro lado.

- Tenemos que hablar – me dijo Peter.

- Hablaremos en el barco – le dije y a él le pareció bien.

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Ahora las islas solitarias ya eran libres de los vendedores de esclavos, y nos estaban saludando y sonriendo a medida que caminábamos hacia los botes. Peter, Caspian, Susan y yo íbamos a la cabeza, mientras que los demás iban un poco más atrás.

- ¡Majestad! – dijo un hombre que se nos acercaba junto con su hija.

Drinian los detuvo pero yo le dije que le dejara pasar, y así lo hice.

- Esta mañana secuestraron a mi esposa – explicó el hombre – por favor, dejadme ir con ustedes.

- Claro – le dijo Caspian.

- Yo quiero ir contigo – le dijo la niña a su padre.

- No Gael, quédate con tu tía – le dijo su padre.

- Pero papá – se quejó la niña.

Su padre la tomó de los hombros y le dijo:

- ¿Alguna vez te he fallado? – la niña negó con la cabeza y el hombre la abrazó – pórtate bien.

Seguimos caminando hasta que vino un señor mayor con barba. Llevaba una espada entre sus manos que se la entregó a Caspian.

- Me fue confiada por su padre, la oculté en una cueva todos estos años – dijo el señor, que creo que es uno de los 7 lores.

- Es una antigua espada narniana – dijo Susan.

- Es de su era dorada, las espadas son 7, obsequios de Aslan para proteger Narnia, tu padre las dejó a nuestro cuidado, ahora es tuya. Espero que la protejas – le dijo el Lord.

- Gracias Lord Bern – le dijo Caspian.

Empezamos a caminar otra vez y cuando ya estábamos cerca de los botes Caspian le entregó la espada a Edmund que la miró entusiasmado.

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Estaba en la proa del barco mirando el mar y esperando a que venga Peter para poder hablar. Todos estaban durmiendo y por eso elegimos esta hora.

- Siento hacerte esperar – me dijo cuando llegó a mi lado.

- No te preocupes, tampoco llevo mucho aquí – le dije aun mirando al mar.

- Quería decirte... – dijimos los dos a la vez.

- Tú primero – me dijo.

- Está bien – dije suspirando – Quería decirte que siento mucho haber roto contigo, no sé porque lo hice, tenía miedo de que te enamoraras de otra y me olvidaras. Pero fue egoísta por mi parte y quiero que sepas que te amo y lo seguiré haciendo siempre. Porque eres la persona más maravillosa que conozco y me encanta todo de ti, tus ojos azules, tu sonrisa, tu...

No pude terminar de hablar porque me besó. ¡Me beso! ¡Me estaba besando! Rápidamente le correspondí. Hacía tanto que no probaba sus labios, siguen siendo tan suaves como siempre. En este beso nos demostramos cuanto nos echamos de menos y todo lo que nos amábamos.

- A mí también me encanta todo de ti – me dijo cuándo nos separamos – y que sepas que jamás podría enamorarme de otra porque de la persona que estoy enamorado eres tú, y eso no va a cambiar nunca. Te amo ___.

- Yo también te amo Peter.

Nos volvimos a besar, y otra vez, y otra vez, y otra vez...

Así pasamos la noche, entre besos y caricias. Dormimos en un camarote a parte que Caspian le había dado a Peter por si nos reconciliábamos.

Esta noche había recuperado a Peter, había recuperado al chico de ojos azules y sonrisa perfecta, había recuperado a la persona que amo, y no podría estar más feliz.

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En multimedia beso de ___ y Peter


El viajero del alba (Peter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora