Capitulo 17

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POV Marinette.

Abrí los ojos y vi que el techo era diferente al de casa. No estaba el usual traga luz sobre mi cabeza pero unas telas asombrosa colgando.

Me levanté de golpe lo que despertó a Tikki.

–¿Mari?–Dijo rascándose los ojos y bostezando–¿Todo bien?

–Perdón,Tikki. Vuelve a dormir.

Ella negó con la cabeza.

–¿Tuviste las pesadillas que solías tener en Francia?–preguntó acomodándose en la almohada.

Bajé la mirada. No las tenía desde que llegué a Egipto, aquí tenía otro tipo de sueños.

–No.–respondí mientras volvía a taparla y ella reconciliaba el sueño.

Me vestí y salí de la habitación.
Toda la casa parecía estar durmiendo, ya que no había ruido alguno.

Bajé las gradas y llegué a la cocina. Me sorprendí de encontrar a Nihla tomando un té y leyendo un periódico.

Era muy temprano, recién amanecía.

–Buenos días–la saludé acercándome.

–Buenos días, Mari–respondió –Hay agua en la caldera, puedes servirte lo que desees.

–Gracias.

Abrí uno de los cajones de la alacena saqué una cucharilla, luego busqué una taza y me serví el agua caliente.
Tomé una puñado de té de una lata, para luego acercarme al garrón de azúcar y servirme a gusto.

Ya sabía dónde quedaban todas las cosas en esta casa. Eran muchos los días que estábamos aquí.

Con mi té listo me senté en una silla al frente de ella y comencé a dar pequeños sorbos.

La primera vez que ella me sirvió de su té negro no sabía que estaba hirviendo, por lo que me quemé la boca y se me cayó al piso la taza.

Desde que llegué rompí por lo menos cinco tazas, dos azucareros y tres platos; al punto en el que ahora solo me servía en los que fueran de plástico.
Era vergonzoso.

–¿A qué se debe tu repentino despertar a estas horas de la mañana?–preguntó sin soltar el periódico.

–Sólo desperté y no pude volver a conciliar el sueño.

La mujer se puso sus lentes y me observó.

–Siempre despiertas a esta hora, entonces.

Abrí los ojos. Nihla, al igual que Fu, sabían leer entre líneas y, yo sospechaba que también el pensamiento.
No había otra explicación.

–Si.–respondí esperando que deje el tema ahí.

–¿Con qué sueñas que te tiene tan preocupada?–dejó el periódico de lado.

–No-no tiene importancia...–dije suavemente intentando convencerla.

–Hice mal mi pregunta: ¿Con quién sueñas que te tiene tan preocupada?

Hice una mueca. No le había contado a nadie de mis nuevos sueños, ni siquiera al maestro Fu.

–No le diré nada a Fu–dijo.

«¿Cómo logran leer mi cabeza?»

Inspiré y tomé valor.

Eterno [MLB] // Gabrinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora