Mi Vida, Mi Eternidad

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Llegue más rápido de lo que imagine a la casa de mi abuela, me adentre a la casa y ahí estaba sentada enfrente de la chimenea y dando sorbos a su café. Me senté a su lado, y ella solo comenzó a hablar.

-Algunas personas no pueden con tanto poder, se les vuela la cabeza pesando que pueden tenerlo todo- dijo mientras observaba el fuego.

-¿Cómo lo supiste?- mencione mientras trataba de observarla, pero su expresión era tan calmada.

-Tu abuela ha vivido por tanto tiempo que a veces no hace falta preguntar, solo observar. El día que trajeron a Cared se miraban en tanta complicidad, los escuchaba susurrar, tu abuela niega poder oír, pero solo escucha lo que realmente vale la pena. Me di cuenta que lo que te dieron ese día en la cabaña habían sido solo drogas, para así tener tiempo de sembrar la confusión en la mente de Cared, no lo ayudaban, solo lo exhortaban con lo que tenía que decir, fue ahí cuando todo se unió. Ellos mordieron a Cared y a ti te drogaron para que no pudieras ayudarlo, dijeron que te ayudarían pero habían planeado todo desde hace tiempo- me miro, con esa cálida mirada que puede calmar cualquier tormenta. -Te engañaron mi niña, pero, tienes una abuela bastante astuta y poderosa- dijo y se dirigió a un pequeño armario de madera. -Lo que di de comer a Cared no era solo sopa y pan, era medicina, aliviaba su dolor y curaba poco a poco sus heridas, pero igual tenia que hacer que su corazón se parara por unos instantes, es por eso que tuve que matarlo por unas horas- No comprendía lo que trataba de decirme pero me entrego un pedazo de papel con una dirección.

-Jared...-mencione con poco aliento.

-Él esta un poco ocupado tratando de escapar de los demás, probablemente no lo veras por unas horas pero necesitas apresurarte- menciono y me saco a empujones de su casa.

Maneje lo mas rápido posible pero con todo dándome vueltas en la cabeza era imposible mantenerme en dos cosas a la vez. En cuanto llegue a la casa observe que una sombra se asomaba por el cuarto principal, me dirigí corriendo hacía ella y ahí lo vi, tan limpio, puro y paciente.

-Pensé que nunca llegarías- menciono Cared. Corrí para abrazarlo pero me aparto de inmediato. - Sabes, te podría perdonar casi cualquier cosa, menos estar con esa basura- dijo con tanto odio en su voz.

-Yo no...- susurre, no sabía que pensar, estaba tan feliz porque aún viviera, pero me odiaba, ahora se sentía como si volviera a perderlo.

-Estoy metido en todo esto por tu culpa, tuve que convertirme en lugar de morir, mi familia piensa que estoy muerto, no puedo verlos, abrazarlos o calmar un poco su dolor- menciono mientras clavaba su mirada en la pequeña foto familiar de la pared.
-Tu abuela se dio cuenta de inmediato de todo, incluso Daysi observo que todo era una mentira y tu solamente pensabas en ti y en lo que los besos de Jared te provocaban. Ahora no tienes que preocupar por Jared, por lo que pueda hacerte o no, Daysi hablo con los demás e hicieron un plan para atraparlo, prácticamente te solucionamos la vida quitándote a tu acosador número uno- me odiaba tanto, se notaba en su voz, y no lo culpaba, yo también me odiaba por no haberme dado cuenta desde el principio, por no haberlo ayudado e incluso por llevarlo al matadero.

-Cared yo, lo siento, si hubiera sabido todo sería distinto, hubiera luchado porque estuvieras vivo, sin tener que soportar todo esto- comencé a lloriquear como niña tonta, me sentía la peor persona del mundo y lo era.

-Cállate- susurro y me estrecho entre sus brazos. -No sé cómo diablos haces para que pueda perdonarte con solo una lagrima en tus ojos pero te amo y vi como en verdad sufrías por mí, sé que no eres la mujer perfecta pero mientras siga sintiendo esto, seguiré luchando por ti- menciono mientras miraba mis ojos -Solo que tendrás que hacer unos trabajos muy elaborados- menciono mientras sus labios dibujaban una sonrisa.

Comenzó a besarme dulcemente, sus labios eran tan familiares, me estaba perdonando por cada una de las cosas tan horribles que le había hecho.

-¡Vaya, vaya!- menciono una ronca y forzada voz. Era Jared, que apenas podía sostenerse en pie, su cuerpo estaba casi mutilado, tenía pocos dedos en las manos, su cabeza destrozada por los golpes. Ya no contuvo su cuerpo y se desplomo al instante.

-Tienes una grandiosa chica, la mejor de todas. Digo, nos enamoró y ni si quiera hizo algo grandioso para hacerlo, es perfecta con todas sus inmorales bestialidades. Tenía todo tan planeado, morirías, ella iría a donde yo dijera, bueno casi se me va con su pretenciosa hermana pero ¡Vamos! Tienes que admitir que ese cuento de que te había convertido fue espectacular. Deberías haberla visto, bebiendo sangre como estúpida para "poder vivir" me creyó todo, hasta la cosa más estúpida con tal de estar conmigo- soltó una risotada con tanto esfuerzo.

-No sé cómo te atreves a venir en ese estado, no me lo pudiste poner más fácil- menciono Cared poniendo su cuerpo en frente del mío para protegerme.

-Sé que me mataras, y con justa razón, yo lo hice contigo. Pero es mejor morir deseando que la odies, metiendo tantas ideas en tu cabeza hasta que te confundas, moriría tan feliz si lo logro- dijo mientras se le enmarcaba una sonrisa en su rostro. -Quiero ver su rostro por última vez, que me diga que todos esos besos no le hicieron sentir nada, que no deseaba que le hiciera el amor tan fuerte y descontrolado como lo quería, quiero que me lo diga a los ojos, a ver si se atreve- su cuerpo se comenzaba a incorporar, sus ojos se comenzaban a transformar en lo que más temía -la muy zor...- no pudo completar la última palabra, Cared le había atravesado el pecho.

-Nadie la puede insultar en mi presencia- susurro Cared a su oído. Observe como su cuerpo se desbarataba, sus ojos miraban a Cared con tanto dolor y pronto dejaron de tener vida en ellos.

Me quede sin palabras, Cared me miro a los ojos, aún tenía tanto odio en su mirada, sentí terror al verlo, parecía que me mostraba lo que pensaba a través de sus ojos.

-Ahora vas tú- menciono y me atravesó el corazón, el dolor era agonizante, pero era peor ver su rostro lleno de satisfacción, disfrutaba ver cómo me consumía la vida, observe que las comisuras de sus labios dibujaban a pequeña sonrisa y después me mordió el cuello. El dolor se expandió por todo mi cuerpo, todo comenzaba a arderme como si estuviera calcinándome, gritaba y me retorcía pero él solo me observaba, el veneno me estaba matando, -Si te quiero, pero te quiero hasta la eternidad- susurro y me desmaye del dolor.

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